Sergio Costantino no es la primera vez que trae el mundo rock nacional al cine: con sus anteriores Buen día, día (2010) e Imágenes paganas (2013) demostró que sabe cómo cruzar estos dos lenguajes, el de la música y el cine, sin caer en la solemnidad y el aburrimiento.
El club de los 50 es un muestreo de la actualidad de varios músicos que los une dos características: no son considerados por los medios mainstream y llevan muchos años en carrera. Claudia Puyó, Willy Crook, Tito Losavio, Gustavo Bazterrica, Cuino Scornik, Ica Novo, más algunas sorpresas, como Norman Ramírez Cuffa Roll, Claudio Kleinman, Santiago Ruiz y Ricardo Maril. Es un viaje a la intimidad, hay tomas de ensayos de zapadas y de shows. Una muestra de sus luchas por seguir viviendo de la música negándose a ser los viejos pasados de modas, seguir sin un respaldo de atrás, autogestiónándose sin depender de una discográfica.
A la película le sienta muy bien el blanco y negro, recurso que suele utilizar Wim Wenders, con el agregado de animación. Manuel García Tornado, desde la edición, opta por un montaje creativo sin caer en el ritmo de video clip. 78 minutos más que disfrutables sobre todo los pasajes de Cuino y sus amigos: Bazterrícolas, Los Anestesistas, Funky Torinos.
Un documental para ver no solamente quienes disfruten de estos músicos, sino el público en general; también quienes empiezan en la música pueden tomar varios consejos.
Sin caer en golpes de nostalgias, lejos de ser mitos, o leyendas, aquí están luchando contra las modas, diciendo “todavía podemos y estamos vivos, grabando y haciendo giras”. Viejos, son los trapos.