Seguí la cobertura día por día de BAFICI 2019 acá.
Breeze
Kun Yang – Sección: Óperas Primas
La ópera prima del realizador chino Kun Yang es un paciente y pausado ejercicio sobre el paso del tiempo y el idílico deseo de un hombre sobre el pueblo que alguna vez dejó atrás. Nada puede mantenerse invariable y eterno, de la misma forma en la que se lo dejó, eso es algo que Yu experimentará cuando regrese a su lugar natal luego de haber vivido en Pekín el último tiempo. Él es un hombre cansado, de edad avanzada, con nada en particular más que una rutina agotadora, que planea encontrar un refugio o una nueva forma de transitar su inminente vejez. Lamentablemente esos planes se verán truncados cuando se entere a medida que avance el film que quienes supo conocer están muertos y todo lo que fue ahora se encuentra disuelto. La primera película de Yang gira en torno del alimento y la hospitalidad, ya que parece nunca ser suficiente comida y generosidad y muchas de las escenas son alrededor de una mesa. Yang además no se vale de ningún recurso musical para dar una obvia sensación de nostalgia, sino que cada sonido de la calle, de una cocina o de una casa resuenan en su protagonista. Puede leerse entre líneas ese avance de las mega ciudades sobre los pueblos y así como también ese modo vertiginoso de vivir, rutinario hasta el cansancio. Esa sensación de inconformismo que todo lo ocupa y de la que al parecer solo puede escaparse recordando. – Luis Mendoza
Breve historia del planeta verde
Santiago Loza – Competencia Argentina
El destacado escritor, director, guionista y dramaturgo Santiago Loza retorna a BAFICI con una película que disuelve los límites de un género no muy explorado por la cinematográfica argentina: la ciencia ficción. Aunque parezca extraño relacionar al cordobés con esta temática, Breve historia del planeta verde es una película que funciona en varios niveles, a pesar de descolocar continuamente a su espectador. Los diálogos teatrales, las locaciones sumamente exóticas y surrealistas y el acertado tridente que conforman sus tres actores principales son algunos de los hitos que esta singular pieza deja en su paso por el festival. La trama gira en torno a Tania (Romina Escobar), una joven trans, y dos íntimos y leales amigos (Paula Grinszpan y Luis Soda) que se embarcan en una aventura tras la muerte de la abuela de la primera. Más allá de la hermosa relación que une a estos tres personajes extravagantes, el punto álgido de la historia es el siguiente: la abuela convivió con un pequeño extraterrestre azul durante años y, antes de fallecer, desea que éste sea devuelto al lugar a donde fue encontrado. Es así como este joven trío inicia una travesía cargado de mochilas, abrigos y mucho hielo (para mantener al alienígena vivo dentro de una valija durante el viaje) para cumplir con la última voluntad de la abuela. En el camino habrá compañeros de primaria, embarazos, flashbacks inexplicables y prostitutas que amamantan al alien. La sutileza con la que Loza introduce este universo no convencional en su filmografía a través de la exquisita y penumbrosa puesta de cámara y la peculiar banda sonora -además de la acertadísima dirección- permite que hasta el espectador menos fanático del cine de ciencia ficción preste atención y se vea envuelto en la historia. Lejos de Los Labios, Si estoy perdido no es grave y La Paz, el autor se redescubre en un género que, sorpresivamente, le queda muy cómodo para tratar otras temáticas que importan e incomodan en la actualidad. En un mundo donde los homófobos se disculpan y el trans-odio no cobra venganza, Loza redescubre el sentido de la amistad, la imaginación, la tolerancia y la disidencia. – Melina Storani
Cartero
Emiliano Serra – Competencia Latinoamericana
Cartero no podría haber sido más acertada en esta época. El film de Emiliano Serra es sutil y a la vez comprometido. Políticamente bien plantado, Serra elige mostrarnos la crisis que recubre a una Argentina a punto de conocer el 2001. Los locales que liquidan por cierre, los locales que no se alquilan y un cartero que no deja de repartir telegramas de despido. Nuestro protagonista vino desde el interior para hacer el CBC en Capital y no solo que deberá surfear la avasallante ciudad sino también su nuevo trabajo: ser cartero. Dentro del Correo conocerá los personajes más singulares, que le enseñan mientras por momentos lo amedrentan. Este espacio se vuelve perfecto para dejar ver la crisis de la Argentina a finales de los 90, con los despidos, recortes y un ambiente cargado de violencia y desesperanza, anunciando lo peor. Cartero es más que adecuada históricamente para repensar la época contemporánea, el ahora de una Argentina que parece haber retrocedido hasta esos años. Con actuaciones delicadas y acertadas, una cámara íntima que llena la pantalla de primeros planos de Hernán, el protagonista, de manera que podemos seguir su proceso de transformación, de ese chico miedoso e inseguro, al que inventa artimañas para invitar a salir a la chica que le gusta desde que es niño, enfrentar a los compañeros de trabajo y no dejarse vencer por un Buenos Aires hostil. – Julieta Aiello
La vida en común
Ezequiel Yanco – Competencia argentina
Una comunidad acechada por un puma mantiene en vilo a los niños del pueblo que crecen entre animales de granja y un monte enorme, como si fueran parte arraigada al paisaje, un árbol, un poco de tierra o un río. Ciertos ritos de caza mantienen en expectativa a todos esos preadolescentes, como si se tratara de un misterio o una leyenda ancestral por descubrir. Si bien el film de Ezequiel Yanco se destaca en lo visual apuntalado por la belleza del paisaje, lo cual le da un carácter bastante interesante, hace agua respecto a lo narrativo y su trama endeble que incluso se torna confusa por momentos. Este coming of age parece en ocasiones no conducir a ningún camino claro, más bien sus paisajes y sus bestias se suceden en escenas sin demasiado propósito. Plagado de silencios y sonido ambiente, lo que destaca es una voz en off que esclarece apenas la cuestión e intenta ordenar el largometraje, incluso le da cierta poética que decora ese ambiente parco y hostil que el campo devuelve. Esa vida en común, entre una adolescencia que asoma, el campo y un puma no resultan suficientes para solventar las falencias de este largometraje en el que los niños son enteros protagonistas, casi sin adultos a su alrededor pero que no le basta para cazar a su tan preciada criatura. – Luis Mendoza