No es un éxito de taquilla, pero sí una bomba de belleza y maldad. Como lo hizo con Maléfica (2014), Disney se mete en la génesis de una villana, pero esta vez dirigido a un público más adulto y con una complejidad estética y narrativa de mayor envergadura: Cruella, protagonizada por Emma Stone, cuenta cómo la malvada amante de la moda llegó a ser quien conocimos en 101 dálmatas. Como espectadores asistimos a la transformación de Estella a Cruella. La creación completa del alter ego es un proceso clave en cualquier superhéroe o villano: su vestuario, maquillaje, el cambio de su voz, su actitud y, por último, su designación.
Cruella triunfa con todas sus referencias aunque a veces no sepamos si se trata de copias, homenajes o préstamos. Hay escenas que parecen casi calcadas de El diablo viste a la moda (2006), incluso el personaje que encarna la legendaria Emma Thompson se parece, en su construcción, al de Meryl Streep. También hay reminiscencias de Guasón (2019), película que indaga en el pasado de un villano desde una mirada oscura y construye su origen en relación a dramas familiares y secretos escondidos, una línea que comparte con la reciente entrega de Disney. Esta tendencia de hacer protagonista al villano y buscar la empatía a través de su pasado para comprender sus actos criminales, deja la puerta abierta al debate. Si se trata de una tendencia a cuestionar los héroes, no debemos olvidar que conocimos a esta mujer quitando la piel de perritos para hacerse tapados chic.
El maquillaje y el vestuario son el alma de la película. Jenny Beavan -ganadora del Oscar a Mejor vestuario por Un romance indiscreto (1985) y Mad Max: Fury Road (2015)- estuvo a cargo del vestuario. La diseñadora y su equipo eligieron tomar fuertes influencias como lo son John Galliano y Vivienne Westwood para hacerlas los puntos clave de su línea creativa. Pero, ¿por qué es tan importante la moda en la nueva película de Disney? Lo cierto es que la protagonista se enfrentará a su némesis en una guerra basada en el estilo y la provocación estética; por eso, cada fiesta, desfile o alfombra roja se convierte en campos de batalla en los que desenvolver la mejor performance.
El espíritu anárquico y vengativo de Cruella se hace cuerpo a través del arte, y la moda más específicamente. Aquella niña que no puede pertenecer al mundo del glamour, los brillos y las telas elegantes logra irrumpir en el panorama a través de la vandalización de una vidriera una noche que está sola y borracha en el lugar en el que trabaja como empleada de limpieza. Este es el correlato del movimiento punk que tomó fuerza en los 70 en Inglaterra, surgió desde las clases bajas, penetró en la alta sociedad y en Cruella funciona como telón de fondo.
Así, por las escenas y los vestuarios de Cruella transita la influencia de Vivienne Westwood, símbolo clave del movimiento punk a través de su boutique Sex. También vemos la referencia a Sex Pistols, específicamente en el maquillaje de la protagonista en una escena puntual, donde lleva una especie de antifaz a modo de stencil que dice “The Future” con la tipografía de la banda. En referencia a la vanguardia y la diversidad aparece el personaje de Artie, el dueño de un local de ropa de segunda mano que, claramente, se exhibe como un homenaje a David Bowie. Entre estos desarrollos artísticos y estéticos también entra el concepto de Happening, que comprende las irrupciones provocadoras de Cruella en la búsqueda del impacto desde lo efímero, como sucede con su inolvidable aparición dentro de un camión de basura.
Cruella es una película de gran impacto por varios elementos amalgamados de maravilla: la banda sonora que incluye desde The Rolling Stones hasta The Clash, una dirección de arte excelsa y una historia de gran potencia dramática. A su vez, se da el tiempo para los momentos de comedia, con referencias directas a la película de 1961 (incluso con diálogos calcados) y momentos de mucha acción.