2020 fue un año muy especial para el In-Edit. Hemos echado de menos el cine. Nos ha faltado el peregrinaje por las salas, programa en mano, el contacto humano y esa sensación de compartir el festival de documental musical con los compañeros de butaca. Del 29 de octubre al 8 de noviembre hemos asistido a una atípica edición 100% online por las tristes circunstancias que todos conocemos. Pero In-Edit ha adquirido otro cariz. Nos ha permitido evadirnos con historias maravillosas. Hemos vivido, quizá este año más a flor de piel, los vaivenes de la industria de la música, las mieles del éxito y la tragedia. Y en cuanto a contenidos, nuevamente lo han conseguido. El festival ha vuelto a proyectar una programación impecable, de la que desgranamos los documentales más sobresalientes.
Historias de éxito y tragedia
Comenzamos nuestra lista de documentales más destacados de este año con Hitsville: The Making of Motown, de Benjamin Turner y Gabe Turner. Detroit y Motown son casi sinónimos, una no tiene sentido sin el otro. La cinta explica magistralmente el paso a paso de cómo se gesta un sello discográfico exitoso. Y si un nombre destaca por encima de todo es Berry Gordy, el hombre al mando de Motown, su fundador y máximo embajador. Pasó de trabajar en la cadena de montaje de la Ford a dedicar su vida a la música. La casa que hoy es el museo, comenzó siendo un pequeño sello y de allí salieron nombres como The Supremes, Marvin Gaye, The Miracles, Stevie Wonder, y The Jackson 5. Mano a mano con Smokey Robinson, Gordy va recordando la evolución del sello con anécdotas y muy buen humor. Quizá la clave de su éxito es su magistral visión de empresa. En Motown todos tenían voz, en sus sesiones de control todo se sometía a votación. El sello dio cabida a negros y blancos, sin diferencias, y hubo mujeres en puestos directivos. Trabajadores y artistas estaban encantados y eso se nota. Gran documental para celebrar Motown.
Rockfield: The Studio on the Farm, el documental de Hannah Berryman, es uno de los más curiosos que se pudo ver en esta edición. Cuando se piensa en un estudio de grabación, el imaginario colectivo lo asocia a grandes urbes, con referencias como Abbey Road en Londres, por citar algún ejemplo. Sin embargo, Kingsley y Charles Ward, unos granjeros de Gales con inquietudes musicales, decidieron aprovechar el espacio que tenían en su granja familiar para abrir un estudio/residencia de grabación. Así nació Rockfield, un oasis en medio de la nada en el que los músicos podían concentrarse en el proceso creativo, rodeados eso sí, de vacas y cerdos. Y el proyecto resultó ser un éxito. Por allí pasaron Black Sabbath, Hawkwind, Queen, The Charlatans, Simple Minds, Manic Street Preachers, Coldplay y un largo etcétera. The Stone Roses se quedaron a vivir durante más de un año. De allí salió “Wonderwall” de Oasis, quienes también destrozaron un estudio por una de sus conocidas peleas. Los artistas solían desayunar y comer con la familia Ward, por supuesto muy hospitalaria. Y mientras alguna banda grababa, podían aparecer por allí Iggy Pop y David Bowie. Porque una granja también puede ser un retiro para grandes artistas. Así lo cuentan Ozzy Osbourne, Tim Burgess y Liam Gallagher (aunque este último prefería ir al pub del pueblo). Rockfield tuvo sus altibajos pero de alguna manera continuó produciendo. En la actualidad, combinan granja, alojamiento turístico y estudio de grabación.
La industria de la música tiene luces y sombras. Son muchos los artistas que coquetean con la muerte. Otros la encuentran de forma trágica, y la programación del In-Edit se hizo eco de historias que no terminaron bien. La cinta que se ha llevado el premio a Mejor Documental Musical Internacional es All I Can Say (Danny Clinch, Taryn Gould, Colleen Hennessy, Shannon Hoon) sobre el cantante de Blind Melon, fallecido por sobredosis. Shannon Hoon figura en la lista de realizadores porque este documental está montado a partir de sus propias grabaciones. Entre 1990 y 1995, Hoon va a todas partes con una cámara y documenta sus propios inicios y la llegada al estrellato con Blind Melon. Incluso vemos imágenes del mismo día de su muerte. Merecido premio para un excelente trabajo de montaje y edición a partir de esas grabaciones. Todos los momentos están perfectamente hilados para contar una historia sin necesidad de narrador, porque lo cuenta el mismo Shannon.
Phil Lynott: Songs for While I’m Away, de Emer Reynolds, aborda la trayectoria de Thin Lizzy en torno a la vida de su malogrado líder. Lynott desbordaba carisma. Sus canciones hablan por sí mismas. Él cantaba lo que vivía. Su voz personalísima y su estilo transmitían mucha energía. Llenaba el escenario con su sola presencia y tal vez ese fue el secreto de su éxito. Reynolds desgrana el recorrido apasionante de la banda irlandesa, con testimonios de sus integrantes, familia y amigos.
En esta edición de In-Edit hemos tenido Rolling Stones por partida triple. Una colección de biografías que nos ha metido de lleno en el universo de los Stones. La polémica y las adicciones marcaron la corta pero intensa trayectoria de Brian Jones. Rolling Stone: Life and Death of Brian Jones, de Danny Garcia, se adentra en el gran talento de Jones y arroja luz sobre su triste final. Sin duda estamos ante uno de los pilares más sólidos de la mítica banda y quizá también ante una persona débil que sucumbió a las drogas. Detallado análisis del ascenso al olimpo y descenso a los infiernos de un músico cuya muerte aún hoy está sin resolver.
Bill Wyman: The Quiet One, de Oliver Murray, cuenta justamente lo contrario. El bajista, apodado “stone face” por su semblante tímido y su perfil discreto, abre su archivo a los medios. Y ¡qué alegría que lo haya hecho! Wyman cuenta con todo un museo de recortes, merchandising, cintas de video y audio, fotos y un sin fin de objetos de su paso por los Stones. Keith Richards llegó a decir que no recordaba giras enteras y que en caso de duda, se podía preguntar a Bill. No es para menos. No solo lo archivaba todo, sino que siempre se mantuvo firme frente al alcohol y las drogas. Las adicciones no iban con él. Pero Wyman además logró compaginar una vida paralela, relacionándose con pintores como Marc Chagall. Dejó los Stones en su punto álgido y pudo disfrutar de una tranquila vida personal.
El tercer documental sobre los Stones que se ha podido ver en In-Edit es Ronnie Wood: Somebody Up There Likes Me. Con este sugerente título se acerca Mike Figgis a este superviviente. Wood se muestra en sus dos ámbitos artísticos: como guitarrista clave de la banda de rock más famosa de todos los tiempos y como pintor. En animadas conversaciones explica su trayectoria hasta llegar a los Stones y se detiene en el escollo que supusieron para él las drogas y el alcohol. Afortunadamente puede contarlo.
En ocasiones la tragedia no se ceba con bandas o artistas, sino con las personas de a pie. Todos recordamos amargamente el final del legendario Love Parade en 2010. El caso Love Parade (Dominik Wesseley) narra el multitudinario juicio sobre la tragedia que terminó con este festival. Tras disputarse la celebración entre varias ciudades, el festival se celebró en Duisburgo. Un cúmulo de fatalidades acabó desencadenando una avalancha en la que murieron 21 personas, entre ellas la española Clara Zapater. Asistimos a la terrible experiencia de los padres en un proceso judicial que no contenta a las víctimas y deja al descubierto la irresponsabilidad de autoridades y organizadores. Un drama que nunca debió producirse.
The Chills: The Triumph & Tragedy of Martin Phillips, de Julia Parnell, se desplaza a Dunedin, en la lejana Nueva Zelanda, para hablar con Martin Phillips, líder de The Chills. Su historia es un fascinante ir y venir de músicos (más de 30). Como no podía ser de otra manera, las adicciones vuelven a estar presentes y Martin se debate entre la vida y la muerte por culpa de la hepatitis C. El tratamiento, las experiencias de Phillips y de cada uno de los integrantes nos acercan un poco más a la que fue una de las bandas más célebres de Nueva Zelanda.
My Darling Vivian (Matt Riddlehoover) cuenta el drama que vivió Vivian Liberto, la primera mujer de Johnny Cash. Ella vivió la sombra del mito, criando sola a sus cuatro hijas y siendo relegada al olvido. Un drama, muy bien narrado por sus hijas, que hace justicia a la figura de esta mujer. Sarajevo: State in Time se aproxima a otro drama, el de la guerra de los Balcanes, en concreto a la experiencia de Laibach y otros artistas del colectivo NSK. La banda eslovena ofreció dos conciertos en la capital en la capital Bosnia cuando la guerra aún no había terminado. La cinta nos hace revivir aquellos días en los que a pesar de las dificultades, la música se abrió camino.
El punk siempre tiene cabida en In-Edit. En 2020 no iba a ser menos. Hablaremos más adelante del Londres de los 70, donde empezó a fraguarse el punk. Washington D.C. como cuna del hardcore punk, también ha estado presente gracias a Punk The Capital: Building a Sound Movement (Paul Bishow, James Schneider). Bandas como Bad Brains, Minor Threat y Black Flag, entre muchos otros, son el centro del movimiento. Los protagonistas nos hacen partícipes de la evolución del punk en la capital norteamericana a finales de los 70. Allí cuajó una escena local donde antes la alternativa era emigrar a Nueva York si querías formar una banda. Los punks fueron surgiendo y se mezclaron con otras corrientes, como los hippies, en locales míticos como Keg o Madam’s Organ. Durante una hora y media, el espectador también los visita.
Una continua apuesta por el tono reivindicativo
Tratándose de un festival de música, es inevitable hacer referencia a la lucha por derechos de diversos colectivos. En esta edición lo hemos visto en un buen número de documentales. El racismo ha sido y sigue siendo una lacra para la sociedad. El documental inaugural White Riot, de Rubika Shah, resulta muy oportuno este 2020 en el que seguimos asistiendo a oleadas de racismo a nivel planetario. White Riot es la historia de Rock Against Racism, de cómo el fotógrafo y activista Red Saunders y un conjunto de jóvenes artistas alzaron la voz frente al auge del Frente Nacional en el agitado y efervescente Londres de los 70. El documental dio el pistoletazo de salida al festival y Saunders fue uno de los entrevistados. Asistimos a la narración de cómo surgió y se consolidó un movimiento con estimulantes medios de expresión como el fanzine Temporary Hoardings y demás conciertos y actividades. Una fuerza imparable que tuvo su punto álgido en el célebre masivo concierto en Victoria Park con The Clash como buque insignia.
La magia de In-Edit nos ha hecho revivir ciertos hechos históricos desde distintos puntos de vista. Hemos viajado al Londres de los años 70 mediante varios documentales. Rebel Dread, de William E. Badgley, nos traslada a ese punto gracias a la experiencia del documentalista Don Letts. Él vivió en primera persona el auge del punk y su convivencia con otros movimientos como el reggae, y además lo registró todo con su cámara. Eran tiempos convulsos y de lucha, y Don estaba también ahí para contarlo. De nuevo contamos con los testimonios de John Lydon y los miembros de The Clash, que compartieron experiencias con Don, o Daddy G de Massive Attack, para el que Letts fue una inspiración total. ¿Una tienda de ropa de segunda mano como Acme Attractions en la que se reunían la flor y nata del movimiento punk? Allí trabajaba Don. ¿Un club mítico como The Roxy? Allí estaba Don pinchando. Si continuaba la fiesta una vez cierra el local, por supuesto era en casa de Don. Su ubicuidad e intereses creativos llevaron a Don a grabarlo todo, hasta convertirse en un referente de los videoclips e incluso fundar la banda Big Audio Dynamite junto a Mick Jones.
Baltimore es conocida por la violencia y las desigualdades. Dark City Beneath the Beat, de TT The Artist, muestra la otra cara de la ciudad. La cinta, que ha recibido una merecida mención especial del jurado del festival, celebra el talento desbordante de la comunidad negra, que lleva el ritmo en el cuerpo. Coloridas puestas en escena en soleadas plazas rodeadas de graffiti y en barrios deprimidos pero llenos de alegría, nos transmiten la verdadera esencia de Baltimore, donde niños y no tan niños compiten para convertirse en el rey y la reina de la escena local. Los clubs encumbran a MCs cuya influencia da la vuelta al mundo. Un ejemplo es la trayectoria de TT The Artist, embajadora del talento de Baltimore, que fundó en Los Angeles Club Queens, un sello discográfico orientado como plataforma para mujeres de color en el ámbito del hip hop, dance y R&B. Otra vida es posible aparte de la violencia y este documental es la prueba viva de ello.
El documental que clausuró el festival, Sisters With Transistors, de Lisa Rovner, hace un repaso por las heroínas de la música electrónica. Desde los albores del género, mujeres como Delia Derbyshire o Daphne Oram dejaron la vara bien alta, a pesar del machismo predominante. Sus experimentos sonoros llegaron al público a través de la BBC y cautivaron por su vanguardismo. Pero ya en los años 20, Clara Rockmore sorprendía tocando magistralmente el theremín, ese maravilloso instrumento electrónico que se toca sin contacto físico. Otras artistas destacadas son Pauline Oliveros, Eliane Radigue, Maryanne Amacher o Suzanne Ciani y su historia de amor con el sintetizador Buchla. Voces ilustres como Kim Gordon y Holly Herndon cuentan cómo el legado de estas artistas ha sido y sigue siendo una referencia para ellas. Las composiciones de estas pioneras son el hilo conductor que entrelaza imágenes de archivo y voces en off en Sisters With Transistors, un documental evocador y necesario.
El homenaje de esta edición ha sido, muy acertadamente, para una mujer: Marie Losier, que además fue entrevistada. La cineasta francesa compartió su especial forma de rodar, con cámaras analógicas como la Bolex, cuyas cintas solo duran tres minutos. Losier comentó que solía rodar con artistas que son sus amigos, y eso se nota en sus obras. Entre los cortos que se proyectaron destacan los protagonizados por su mentor, el cineasta vanguardista Tony Conrad, el acercamiento a Alan Vega de Suicide, y algunos con Genesis P-Orridge, quien además protagoniza The Ballad of Genesis and Lady Jaye, la exquisita historia de amor que termina traspasando los límites de la cirugía estética. Irreverente y transgresora, la obra de Losier es una oda a la excentricidad que merecía la pena destacar.
The Go-Go’s, dirigido por Alison Ellwood, es la historia de la primera girl band en llegar al número 1 del Billboard. Un entretenido documental en el que todas las integrantes aportan mil y un detalles a una trayectoria marcada por los hits, las puñaladas por la espalda y la diversión de unas artistas que llegaron a lo más alto. Otra mujer, Júlia Colom, es la protagonista de la cinta que ha ganado el premio al Mejor Documental Musical Nacional: Siempre dijous, de Marc Porcel.
Además de los premios y menciones ya detallados, el palmarés de In-Edit 2020 se completa con Tardes con Satán. Guernika no existe, premiado como Mejor Documental Musical de Talento Joven. En esta pieza conocemos a Carne de Satán, músicos callejeros a quienes es posible ver actuando en el metro de Barcelona. La historia de amor entre una acordeonista inglesa y un violinista serbio contada en Faith & Branko (Catherine Harte) se ha llevado una mención especial del jurado. Los Premios del Público han recaído sobre Nou Set Dos (Albert Domènech, Òscar Sánchez), sobre la escena electrónica de las comarcas de Girona entre los 80 y 90, que tuvo como centros neurálgicos locales como Blau, La Sala del Cel o Le Rachdingue; y Canto porque tengo que vivir, corto de Santiago Mega Perpén y Carlos Reverte Gómez, sobre el cantaor Israel Fernández.
El festival ha concluido pero a lo largo del año se irán añadiendo documentales a la plataforma In-Edit TV, donde ya han incorporado novedades, disponible en algunos territorios.