Titanic es una de las películas más importantes de la historia, no solo por los números que alcanzó en taquilla, sino también por ser una de las tres cintas más nominadas a los Oscar de todos los tiempos. Sin embargo, el director James Cameron admitió haberse tomado una licencia que no le correspondía.
Protagonizado por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, el largometraje incorpora aspectos históricos y ficticios y se basa en relatos del hundimiento del RMS Titanic en 1912. El cineasta canadiense decidió que el oficial William McMaster Murdoch, interpretado por Ewan Stewart, se suicidara, aún sin tener certeza de que lo propio haya ocurrido.
“Me tomé la libertad de mostrarlo disparándole a alguien y luego pegándose un tiro a sí mismo“, explicó (vía Far Out Magazine). “Es un personaje con nombre. No era un oficial genérico. No sabemos si hizo eso, pero, ya sabes, el narrador que hay en mí dice: ‘Oh’. Empiezo a conectar los puntos. Estaba de servicio. Lleva toda esta carga consigo. Esto lo convirtió en un personaje interesante”.
Murdoch fue un héroe que murió de manera accidental
Murdoch se convirtió en un héroe durante el hundimiento del Titanic. De hecho, el oficial falleció de una manera totalmente distinta a la de la película. “Murdoch falleció al saltar sobre el pescante de uno de los botes salvavidas cuyas cuerdas se habían quedado atascadas”, comentó Jesús Ferreiro, creador de la exposición Titanic, The Exhibition.
Las consecuencias legales de su decisión
El cambio de Cameron le valió un juicio, pues en el 2006 la sobrina de Murdoch lo demandó por dañar la imagen de su tío, a quien se lo considera un héroe que salvó la vida de diversos pasajeros. “Creo que no era tan sensible al hecho de que su familia y sus sobrevivientes pudieran sentirse ofendidos por eso, y lo estaban”, recordó Cameron.
Cameron sostiene que no cambiaría nada
Sin embargo, aún después de las consecuencias de sus acciones, de pagar su correspondiente multa y de pedir perdón a la familia a través de una carta escrita de puño y letra, el ganador del Oscar admitió que, si volviera el tiempo atrás, no modificaría nada de su aclamada obra, tal y como lo comentó en una entrevista con la agencia Press Association.
“A lo largo de los años aprendí a artísticamente no dudar de mí mismo. Esa es una imagen instantánea de quién era, de lo que pensaba y creía en ese momento. […] Sigo creyendo las mismas cosas que creía entonces. Si alguien dejara caer el libro sobre Titanic en mi escritorio y dijera ‘conviértelo en un film, probablemente haría ahora la misma maldita película que hice en aquel entonces”, cerró.