Después de su paso por la Competencia argentina de la última edición de BAFICI, el jueves 5 de marzo llega a la Sala Leopoldo Lugones (Av. Corrientes 1529, CABA) Familia. La nueva película de Edgardo Castro es la segunda entrega de una trilogía sobre la soledad que inició con La noche (2016, ganadora del Gran Premio del Jurado del 18 BAFICI y Mejor Largometraje Argentino en el Festival Internacional de Cine Independiente de La Plata) y que se completará con Las ranas, actualmente en postproducción.
Para este nuevo film, Castro -quien vuelve a dirigir y protagonizar- se vale de crónicas y recuerdos que guarda de los últimos cumpleaños y navidades en su casa paterna y compartidos con su círculo familiar. Todo pasa en la misma casa y genera un ambiente claustrofóbico.
Sobre la construcción del relato, Castro detalla: “Para filmar La noche, mi primer largometraje como director, me basé en varias crónicas de salidas mías por la noche de Buenos Aires. Decidí hacer la película por lo que viví y también por lo que imaginé, y en ese momento me pregunté ¿es un documental la recreación de una experiencia? ¿Cuánto de ficción tiene introducir un personaje en la realidad de un micro-mundo? Estas preguntas me llevaron a hacer la película.”
Y agrega:
“En Familia persigo los mismos interrogantes, pero ahora los autómatas de la noche habitan en mi propia casa paterna, ubicada en Comodoro Rivadavia, una ciudad bien al sur de la Argentina. Descubro que en esta película me persigue el mismo fantasma ¿cómo lograr el encuentro entre personas que conviven día tras día, noche tras noche, sin poder romper las barreras de su soledad? Esta es una película de una familia en la noche y de cómo cada uno vive su soledad rodeado de sus seres más cercanos.”
En marco de la cobertura de BAFICI, Indie Hoy publicó el siguiente texto sobre Familia: “En Familia, Castro juega con los límites de la intimidad y el retrato hasta torcer el género y desfasado de su propia naturaleza. Los diálogos son simples y acotados, todo lo que el realizador quiere comunicar, lo comunica con acciones. La atención y la camaradería que le brinda a su madre, la naturalidad con la que se ríe de la sordera del padre y el cariño con el que trata a Magda (que hasta último momento no se sabe si es una hermana, una amiga o una empleada) demuestran que, parafraseando a Tolstoi, las familias infelices lo son cada una a su manera.”