Por estos días han sido publicadas las primeras reseñas de lo nuevo del aclamado rey de la simetría y las paletas de colores armónicos, Wes Anderson. Algunas de ellas son bastantes favorables y califican al filme como encantador y entretenido, mientras que otras se mueven un poco hacia un espectro mucho más crítico, señalando sus falencias o desaciertos.
Una de esas críticas, la publicada por Justin Chang en Los Angeles Times, es particularmente dura con la nueva creación de Anderson al acusarla a través de diversos párrafos de apropiación cultural. Según el periodista, a pesar de que no piensa que el cineasta nativo de Texas haya sido malintencionado al momento de realizar esta cinta, queda en evidencia que él no alcanza a comprender ciertas cuestiones bastante propias de los nipones, que son en últimas los protagonistas de esta obra. Su principal observación puede ser resumida en que le parece que en Isle Of Dogs la sensibilidad cultural se pierde durante el proceso.
Concretamente, enfatizó en su texto su posición a través de preguntas retóricas como esta:
“¿Esta interpretación altamente selectiva e idiosincrásica de un cineasta norteamericano blanco de una sociedad del este de Asia constituye un acto sincero de homenaje, o una falta de sensibilidad despistada?”.
Además, comentó:
“Anderson, un fanático de la verosimilitud incluso en las situaciones más raras, tiene a los residentes humanos de la ciudad de Megasaki hablando su japonés nativo, una elección que parecería lo suficientemente respetuosa si no fuese por la ausencia conspicua de subtítulos en inglés.
Los perros, por su parte, hablan un inglés americano claro, que es ridículo, encantador y un tanto revelador. Podés entender por qué un escritor tan característico como Anderson no quiere que su forma divertida de hablar en inglés se pierda en la traducción. Pero todas estas capas idiotas colaterales equivalen a su propia forma de marginación, reduciendo efectivamente a las desventuradas y desprevenidas personas de Megasaki a ser extranjeros en su propia ciudad”.
Más adelante, el crítico de ascendencia asiática siguió polemizando acerca de este filme desde su cuenta de Twitter, en donde recibió el apoyo de algunos que consideran apropiadas sus observaciones, mientras que otros saltaron a defender la producción Andersoniana.
Finalmente, agregó entonces una reflexión más en la que comprara el caso de Wes con el de otros directores extranjeros que también han tomado a Japón como centro de sus metrajes:
“Algunas películas que me encantan realizadas por directores que exploran diferentes culturas: Cartas de Iwo Jima de Clint Eastwood, VUELO DEL GLOBO ROJO de Hou Hsiao-hsien, SILENCE de Martin Scorsese. Como observo en la reseña, mi problema no es que Anderson haya montado una película en Japón, sino cómo lo hizo.”
De cualquier forma, pronto tendremos la oportunidad de emitir nuestro propio juicio respecto de este citado largometraje animado puesto que será estrenado en unas semanas durante la jornada de cierre de esta edición del BAFICI, en la cual estarán de invitados los laureados Philippe Garrel y John Waters.