Se llama ópera prima a aquel primer paso en la trayectoria de un director, el primer ladrillo que empezará a construir una filmografía. Pocas veces son recordadas o reconocidas, pero es interesante darles una mirada fina y encontrar los pequeños destellos de autoría que más tarde van a tomar sentido. Esta lista reúne largometrajes de directores y directoras de cine contemporáneo de todo el mundo, con posiciones completamente dispares frente a la cámara y hoy consagrados en el circuito. Pero lo que las une es esa primera experimentación en el mundo cinematrográfico, el comienzo de una forma narrativa.
El séptimo continente
1989 – Michael Haneke
Basada en una cruda historial real, El séptimo continente es un relato de encuadres perfectamente delimitados que te encierran en una casa de familia e invita a soportar lo insoportable. O intentar entender el absurdo. O a apreciar la poética del dolor y no hundirse en la reflexión después de ver las consecuencias. El primer film de Haneke es una obra desgarradora, asfixiante y una sólida denuncia al existencialismo contemporáneo.
Gummo
1997 – Harmony Korine
Gummo deja un sabor amargo al terminar de verla, si es que uno se anima a terminarla. Es de esas películas que va en contra de la lógica moral: si no gusta es porque hizo bien su efecto. Gummo es una película cruda que presenta una galería de personajes extravagantes, insensibles y misteriosos que viven en un pueblo azotado por un huracán. Harmony Korine compone un montón de historias entrelazadas entre gatos muertos, el enigma de un joven con orejas de conejo y la frialdad del realismo que hacen a un costado los grandes estudios cinematográficos.
La ciénaga
2001 – Lucrecia Martel
En La ciénaga hay secretos que se esconden en seducciones. El sonido de los roces de los cuerpos está cubierto de una sensualidad sustantiva, ya que pocas películas nos dejan oír lo que dicen las pieles. Como un incesto implícito desde el principio, con esa copa que se rompe en pedacitos cuando Mecha se cae al piso. La ciénaga está repleta de elementos que enrarecen lo cotidiano y hacen de la comodidad un lugar difícil de soportar, ya sea por el calor o la falta de entusiasmo. Lucrecia Martel imprime en esta ópera prima lo que luego se convertirá en su tinta eficaz, un universo sonoro detallado y sigiloso.
Eraserhead
1977 – David Lynch
Si Twin Peaks te parece extraña, tenés que mirar Eraserhead, una oda a la abstracción donde Lynch empieza a sucumbir donde más cómodo se siente, ese terreno donde los sueños terminan y comienzan las pesadillas. Eraserhead es una manifestación surrealista pero con hilos narrativos muy definidos y un personaje extravagante, deprimido y atormentado que te lleva por los pasillos oscuros de lo indiscernible. Y como un dato no menor, una de las películas favoritas de Stanley Kubrick.
El elemento del crimen
1984 – Lars Von Trier
Un detective debe resolver algunos crímenes que se asemejan y para eso indaga en lo más profundo de su inconsciente. El elemento del crimen es una película que toma tanto del cine noir como del surrealismo, y esta combinación hace del intento de resolución del crimen una verdadera y espeluznante pesadilla. Lars Von Trier le dedicará a Andréi Tarkovski su posterior película Anticristo (2009), pero es en El elemento del crimen donde mejor se puede percibir su admiración por el director ruso.
La promesa
1996 – Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne
La promesa fue el gran salto del documental a la ficción de los hermanos Dardenne. Pero toda su filmografía se encargará de no alejarse para nada de lo documental: la denuncia de los Dardenne fue siempre hacia la realidad para hacer del cine un arma de compromiso social. En La promesa la problemática gira en torno a los inmigrantes y su invisibilidad frente a un mundo que no los quiere en ese lugar. Un joven anda por las calles desoladas con su moto, mientras una promesa atormenta su conciencia. Un cine puro, con un montaje interno que nos aleja del artificio y nos adentra a lo real.
Amores perros
2000 – Alejandro González Iñárritu
Amores perros fue la primera de la llamada “La trilogía de la muerte” de Iñárritu, seguida por 21 gramos y Babel, donde el director mexicano trabaja la unión de destinos de distintos personajes como consecuencia de un accidente. En 21 gramos se trató de un trasplante de corazón; en Babel fue un disparo; en Amores perros un brutal choque automovilístico se vuelve el motor expansivo de las cruzadas narrativas entre tres personas que no se conocían y le dieron el gusto a la contingencia.
Red Road
2006 – Andrea Arnold
La directora de películas como Fish Tank (2009) y American Honey (2016), tiene como ópera prima esta historia de observación e incógnita hasta último momento. Una mujer que trabaja en mirar las cámaras de seguridad de la ciudad encuentra a un personaje que no deseaba ver. A partir de esto, se desarrolla un relato sobre el dolor y la soledad. Contiene pinceladas de lo detectivesco que explora las pulsiones humanas.
Extraños en el paraíso
1984 – Jim Jarmusch
Jim Jarmusch inauguró su filmografía con esta pequeña reliquia del cine independiente norteamericano. Extraños en el paraíso es una película dividida en tres partes pero con los mismos actores interpretando a personajes desganados que buscan oportunidades donde las puertas permanecen cerradas. Un relato sobre el fracaso del llamado sueño americano, donde tres jóvenes vagabundean en una tierra que no les pertenece y tampoco se les da una grata bienvenida. Al contrario: los empuja a volver al vacío de sus caminos.
Solo contra todos
1998 – Gaspar Noé
Esta película de Gaspar Noé es la secuela de Carne (1991), su primer mediometraje. Cuenta la historia de un carnicero y su hija, una historia violenta y sombría que te da la oportunidad de levantarte del asiento y abandonar la sala. Noé siempre fue muy polémico, desde sus inicios hasta hoy. En Solo contra todos aún no ahondaba tanto en lo experimental como en las películas que le siguieron, pero su mirada ya estaba fijada en encontrar maneras de incomodar, como una espina hasta sacar sangre.
Der Wald vor lauter Bäumen
2003 – Maren Ade
Maren Ade es la directora de Toni Erdmann (2016), una de las miradas más particulares del cine alemán contemporáneo. Su característica forma de abordar la comedia lleva a situaciones que terminan desbordando lo dramático. En Der Wald vor lauter Bäumen tiene como protagonista a una profesora de colegio tan agradable como irritante. Insegura en su trabajo y sin poder poner orden en clase, la profesora pronto revela cuáles son las conductas obsesivas en su nuevo y solitario hogar.
Yo maté a mi madre
2009 – Xavier Dolan
En el primer film de Dolan, madre e hijo mantienen una relación difícil de sostener. La cuestión se vuelve insoslayable hasta quebrar a los gritos en una película que no tiene templanza pero sí un riguroso temperamento. A pesar de la continua irritación que expresa el film, Dolan consigue una poética tanto visual con su paleta de colores, como literaria con su profundidad. Yo maté a mi madre logra transmitir todo el odio hacia una persona con mucho amor y sutileza.
Las vírgenes suicidas
1999 – Sofia Coppola
Las cinco hermanas Lisbon son el susurro de todos los chicos del barrio. Un ejemplo de belleza celestial que se enaltece por misiones perspicaces adolescentes al tratar de conquistar a quienes se encuentran en un pedestal. Pero toda la belleza se arruina cuando la familia atraviesa una tragedia. Esa marca no solo quedará en el círculo familiar, sino también en la memoria de todo un vecindario que se va a preguntar, a lo largo de los años, ¿por qué estaban tan equivocados?
Following
1998 – Christopher Nolan
Christopher Nolan no solo merece ser reconocido por todo lo que hizo post Ciudad Gótica, sino que también fue el director de obras más minimalistas como Memento y Following. Su ópera prima tiene como protagonista a un hombre que intenta ser escritor y pronto se vuelve ladrón. En un momento, entran a saquear un departamento y en una puerta de las habitaciones se ve la insignia de Batman. ¿Habrá Nolan imaginado que haciendo una película de bajo presupuesto iba a arrancarla de la puerta y llevarla a la gran pantalla en tres ocasiones?
No quiero volver a casa
2000 – Albertina Carri
Una ciudad desoladora y gris, que enajena a sus habitantes, es el espacio suficientemente atractivo para que ocurra un crimen. El hecho trágico une a dos familias en constantes cruzadas, que pocas veces tendrán puerto seguro. No quiero volver a casa es una película clave del llamado “nuevo cine argentino”, porque el ojo de Albertina Carri detrás de la cámara deja sentado su cuestionamiento a lo que se venía dando. Y con llegar a su último film, Las hijas del fuego (2018), deja todo incendiado.
Perros de la calle
1992 – Quentin Tarantino
Perros de la calle es la reconstrucción de un golpe fallido, donde un grupo de hombres con traje y seudónimos de colores, intentan descubrir al traidor que está infiltrado entre ellos. Tarantino desde el principio sella su estilo de alivianar con el absurdo de sus diálogos, el encanto de la violencia y el sadismo. Una historia de personajes desconfiados que son cómplices de su propia locura.
Ratcatcher
1999 – Lynne Ramsay
Directora escocesa reconocida por dirigir las películas Tenemos que hablar de Kevin (2011) y You Were Never Really Here (2017), Lynne Ramsay narra en su debut el remordimiento de conciencia de un joven tras presenciar una muerte. Con una crítica social poderosa que no pierde la tonalidad y le da un paisaje más nostálgico su presencia, el film se centra en una ciudad repleta de basura por una huelga.
Bottle Rocket
1996 – Wes Anderson
Bottle Rocket presenta una atolondrada misión que sirve como sentido de vida de tres personajes. Estos desbordan sus cabales con carisma, furia y utopías delictivas, pero en el fondo son tres tipos con poca suerte. Con el fracaso como estandarte, Wes Anderson compone una aventura donde empezará a incursionar en sus encuadres perfectos y una paleta de colores que da a pensar que un universo tan distinto como el amarillo de Moonrise Kingdom, pueda recordarte a la estética del vestuario de una banda post-punk como Devo.
Mundo Grúa
1999 – Pablo Trapero
Mundo Grúa narra el cotidiano de Rulo, un hombre que fue músico en su pasado y en el presente maneja una grúa en Buenos Aires. La historia desarrolla sus distintas relaciones, con su hijo, con sus amigos, con una mujer que conoce; la vida social de Rulo no puede ser separada de su oficio. Pero menos de su pasado, ya que está sumergida en la nostalgia de los días que su protagonista recuerda, donde todo pudo haber sido diferente.
Tout est pardonné
2007 – Mia Hansen-Løve
El debut de Mia Hansen-Løve es un film sobre una mujer que sufre poco a poco mientras su familia se desintegra, sin importar la fe o la ceguera que ella fuerce. Su matrimonio se muda de una ciudad a otra, con la expectativa de no derrumbarse, pero el destino ya parecía fijado de antemano. Y tras el infortunio conyugal, lo único que florece es la duda y la reflexión de su hija tras el paso del tiempo.
Hard Eight
1996 – Paul Thomas Anderson
Sydney es un hombre que al parecer le gusta ayudar a las personas por fruto del azar. Conoce a un joven que quiere pagarle el funeral a su madre y lo guía en cómo ganar dinero en Las Vegas. Tras un par de eventos desafortunados, el azar ya no juega tanto para el lado de Sydney, y empiezan a develarse los enigmas de la contingencia.
Kinetta
2005 – Yorgos Lanthimos
El director de La langosta y La favorita inició su trayectoria con un film sobre una ciudad griega llamada Kinetta. Esta es su película más experimental, con un montaje ligero, una cámara en mano y un soporte analógico que le da otra estética. Kinetta refleja la frialdad de tres personajes y sus relaciones frente al abismo filosófico que los une.
River of Grass
1994 – Kelly Reichardt
River of Grass es una road-movie de aventuras y de fugas, que se combina con una forma cinematográfica atractiva al momento de montar los planos. Disparos y acción, se mezclan en el debut de la directora Kelly Reichardt con destellos poéticos en ciertos detenimientos. El film se centra en el fracaso del mito de Bonnie y Clyde por una búsqueda más existencial, donde el peor delito es perder las ganas de sentir los riesgos.
En kärlekshistoria
1970 – Roy Andersson
El director sueco es reconocido por su trilogía posterior a esta película, y todo lo que afirmó estéticamente en Canciones del segundo piso (2000), no tiene mucho que ver con este debut. Pero es justamente esto lo que vuelve a En Kärlekshistoria un film tan interesante, de un director con una pincelada contemporánea muy singular. Andersson empezó narrando una historia de amor clásica de su país, historia llena de miradas y emociones fugaces, repleta de sentimientos y de juventud.
Un hombre de más
2001 – Paolo Sorrentino
El director de La grande belleza y Youth empezó con una obra que empieza a salpicar la ironía y el humor que luego se volverá característico en su filmografía. Dos personajes, un cantante y un futbolista, son unidos por el destino en el mejor momento de sus vidas, pero también son llevados al más absoluto fracaso. Una película que disfruta del absurdo y atraviesa con humor, frialdad y la distancia de Paolo Sorrentino.