Liberen a Willy es una de las películas clásicas del cine familiar de los 90. Estrenada en 1993, presentó una tierna historia de amistad entre un niño y una orca capturada del mar que vive en un acuario. El niño es capaz de ver el flagelo de haber sacado al animal de su hábitat, por lo que la película logra, a través de un relato emotivo, construir en el público una conciencia ecológica.
Recientemente, el director Simon Wincer habló con The Guardian sobre el impacto del film y sobre cómo se logró el final, en el que la orca logra escapar del cautiverio. En el 93, los efectos especiales no eran moneda corriente como en la actualidad, ya que eran más limitados y poco verosímiles. Por eso, para lograr el fabuloso efecto de la orca liberándose, Wincer propuso un original recurso:
“Recuerdo haberle dicho a mi agente: ‘Si podemos lograr el final -cuando la ballena es liberada- tenemos una película. Tuvimos muchas reuniones para saber cómo carajo lograr lo que íbamos a hacer. Eran las primeras épocas del CGI así que grabamos con marea alta en un pequeño puerto y literalmente construimos un lanzador de cohetes con una ballena animatrónica. Volaría desde el agua y luego frenaría, para que el CGI se haga cargo del resto”.
Sobre el mensaje que logró transmitir la película, Lori Petty -actriz en el film-, recordó: “Liberen a Willy hizo que la gente se diera cuenta que las ballenas no deben estar en piletas pequeñas. Pertenecen al océano y el film incentivó a los niños, quienes enviaron sus ahorros para liberar a la orca. El momento más importante de la película es cuando se escapa, es hermoso”.