La nueva película de Gaspar Noé ya estaba siendo controversial antes de su estreno, con teaser y posters provocativos, y una campaña de seducción casi parecida a la que llevó a cabo Lars Von Trier con su Nymphomaniac, que anunciaba a Love como el porno 3D que iba a estallar en Cannes. Al igual que con el trabajo más reciente de Von Trier, buena parte de la crítica ha quedado algo desilusionada… Love se presenta como el manifiesto artístico y autobiográfico de Noé, donde quedan explicitadas sus pretensiones cinematográficas de la juventud, sus fantasías, sus consideraciones acerca de las funciones del arte y del orden de la representatividad. Love se entiende, por momentos, como una deuda hacia ese estudiante de cine, joven, con ganas de cambiar los códigos de representación, espíritu de transgresión y unas fuertes ansias de realismo de parte del séptimo arte. Si bien por momentos se consigue, en muchos más falla: cae en los clichés más comunes de las películas de amor adolescente, postulando una mujer casi perfecta que eventualmente se vuelve etérea, inalcanzable, con fuertes visos de misoginia. Los actores no son convincentes en su interpretación, la relación perfecta de amor se convierte en el típico cumulo de celos, histeria, llantos, gritos, idas y vueltas, engaños y vacíos emocionales que cualquier película romanticona podría tener. El extra que tiene, básicamente, es el sello de Gaspar Noé, la excesiva inclusión de escenas porno: allí reside la novedad y la diferenciación con este género cinematográfico.
