Matilda, de Roald Dahl: El musical llegó el 25 de diciembre a Netflix y no ha pasado desapercibida ni para los suscriptores ni para la prensa. La esperada producción musical que se presenta como una adaptación de la novela de Roald Dahl y no como una remake del film de 1996 ha logrado conquistar a los más fundamentalistas del género y también a los amantes del largometraje ya conocido.
Desde OtrosCines señalaron que no se trata de un film puramente infantil y destacaron que “la sucesión de pegadizas canciones y creativas coreografías, así como el prodigioso despliegue visual (inspirado, claro, en las famosas ilustraciones de Quentin Blake para el libro de Dahl) harán que los fans del género musical disfruten a pleno durante buena parte de las casi dos horas de metraje”.
En este sentido NME hizo hincapié en que “superar la película original siempre iba a ser un gran desafío, pero al capturar toda la anarquía y la alegría de su producción teatral, Matilda, de Roald Dahl: El musical ofrece algo igual de entretenido y un poco diferente“.
Lo cierto es que la comparación con Matilda se vuelve inevitable aunque no se trate de un remake. De todos modos, la crítica también se ha enfocado en las características singulares de este nuevo film. Variety escribió que es “una nueva adaptación humana y llena de buen humor, cuya historia complacerá a unas cuantas generaciones de lectores y espectadores“.
Desde Micropsia resaltaron el despliegue visual que ofrece el film: “Menos densa en su tono aunque no en su historia, y más colorida que la versión anterior, es un artefacto pop hiperactivo y generoso, amable y luminoso pese a estar contando una trama que, en el fondo, es bastante oscura y bordea lo terrible”.
Finalmente, desde Deadline también resaltaron la potencia de los aspectos más relacionados al género musical: “Con las letras de Minchin, las constantes sorpresas en su rima y las explosiones de orquestación que dan a los grandes números un fuerte impacto, esta nueva adaptación está a otro nivel“.