Sobre Aki Kaurismäki se ha dicho que es noble heredero del cine de Robert Bresson, Rainer Werner Fassbinder, el período mudo y demás referencias. También, su amor por el cine de la edad de oro de Hollywood se puede identificar como una constante en sus películas (Juha, Sindicato de calamares, Contraté un asesino a sueldo, Luces al atardecer, Hojas de otoño), donde las historias remiten al cine silente, al film noir y al melodrama de los 50.

Un motivo temático atraviesa su filmografía: personajes entregados al alcohol como una forma de refugiarse de una aplastante cotidianeidad. "Solo soy un alcohólico. Todas mis películas fueron creadas en un bar”, confesó alguna vez el director. Los hombres y mujeres que circulan por el universo kaurismakiano hablan el idioma del vodka cantinero, el que se bebe para hacerle frente a los tiempos hostiles donde el “trabajo honesto” es una mera promesa. De hecho, el minimalismo rutinario y lírico de sus películas parece contradecir la idea generalizada de una sociedad finlandesa en eterno bienestar económico y social.

Ariel, película de 1988 de Aki Kaurismäki
Ariel, película de 1988 de Aki Kaurismäki

Sus relatos reducen al mínimo el uso de diálogos exaltados, homenajean al silencio en cada secuencia y ponen en el centro de su atención al cuerpo, que generalmente es maltratado o identificado como una suerte de máquina automatizada. Hay poco tiempo para las conversaciones en su cine y mucho para el desenvolvimiento físico: se busca trabajo, un lugar donde dormir, se roba un banco de manera torpe, se viven desventuras hostiles, siempre haciendo avanzar la narración de modo constante. Como si la especificidad tragicómica de su obra hubiera sido fraguada en un sistema que remite al período mudo, pero habiendo aprendido las lecciones de no recurrir a sus exageraciones gestuales o dramáticas.

Los protagonistas del director finlandés reciben con una inquietante impasibilidad la violencia del poder policial, político o judicial. Experimentan como una fatalidad la eslabonada economía del desamparo institucional, la mecanización irremediable de sus cuerpos. Entonces, se puede sospechar una matriz de gag chaplinesco en el cine de Aki, donde las instituciones que deberían proteger a sus personajes literalmente los oprimen. Incluso los momentos de leve romanticismo que viven sus protagonistas están contados con una sobriedad arrasadora. Si tomamos como ejemplo las escenas que aluden a un momento amoroso o a una situación sexual, allí nunca veremos más que dos manos estrechadas en primer plano o un gélido beso de buenas noches. Hasta las historias de amor están contaminadas con la retórica aséptica de una cadena de producción fordiana. Entre el plano detalle y el corte directo que lleva a la siguiente escena, se elide siempre la unión desafectada de dos almas solitarias y en pena.

Para bucear sin marearse en el catálogo de Mubi, se puede ver gran parte de la filmografía de Aki Kaurismäki. Aprovechamos para viajar por la obra de uno de los directores menos convencionales de nuestra época y recomendamos cinco de sus mejores películas: combo de filosofía proletaria y humor marciano.

El hombre sin pasado (2002)

Tal vez sea una de las mayores cosechadoras de premios de toda su filmografía. Además, esta obra del irreconciliado Kaurismäki –aunque no lo podamos creer– también estuvo nominada a los premios Oscar a Mejor película de habla no inglesa. Los tópicos son los de siempre (la desventura social, una sociedad expulsiva, las emociones encorsetadas), pero hay un perfeccionamiento de los procedimientos estilísticos y una mayor soltura para expandir la extrañeza de su humor.

The Man Without a Past (2002) Trailer

Juha (1999)

Decir que Juha es cine mudo y orquestado al mismo tiempo parecería una contradicción. Pero, tratándose de uno de los directores más imprevisibles de esta tierra, no resulta extraño este culebrón en blanco y negro, con iluminación extemporánea e intertítulos. Sí, las actuaciones, por una vez, se despegan de ese grado cero de la gestualidad característico en su cine y recurren a los efectos dramáticos del cuerpo. Pero no exageremos: la sencillez campesina corrompida por el alma citadina también necesita expresar su apatía.

Silent film(not really) - Juha (Aki Kaurismaki)

La chica de la fábrica de fósforos (1990)

Cuento de hadas desencantado que establece cierta sintonía, en el contexto de una ominosa sociedad industrial, con una posible Cenicienta proletaria. El bajo mundo aquí lo absorbe todo y el personaje que encarna la estimable Kati Outinen vive una desolación asfixiante. Puede que sea una de las películas más opresivas del realizador, quien en este caso se encuentra, más que nunca, cercano a la fatalidad de un Robert Bresson o del neorrealismo italiano.

The Match Factory Girl Trailer

Ariel (1988)

La trama de esta fábula gris es tan descarnadamente gélida como la sensación que produce el viaje en descapotable, bajo plena lluvia de nieve, que hace su protagonista, Taisto Kasurine. Toda la amalgama de violencia, injusticia social y degradación de gran parte del metraje se ve redimida por unos minutos finales luminosos, donde Kaurismäki ofrece un atisbo de esperanza para sus personajes, algo que se repetirá en sus posteriores producciones.

Aki Kaurismäki's ARIEL - Trailer (1988, Deutsch/German)

Sindicato de calamares (1985)

Un grupo de 18 trabajadores –de los cuales 17 se llaman Frank–, hartos de su barrio obrero y sombrío, deciden, mediante una proclama belicosa contra las instituciones, mudarse en patota a la más agraciada zona de Eire. El viaje se experimenta como una aventura perturbadora y delirante, contada de manera desacompasada e ilógica.

Calamari Union (1985) Trailer
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