Quentin Tarantino tiene un estilo único que se debe, en parte, a su talento como director, pero también al gran equipo que reúne para cada una de sus películas, lo que hace posible la continuidad y materialización de las ideas y su huella autoral. Una de las figuras clave para esto fue Sally Menke, la montajista con la que trabajó en todas sus películas hasta 2010, año en el que falleció.
Una mujer fundamental
Para el material extra del DVD de Grindhouse (Death Proof), el director dijo que la colaboradora número uno de su carrera fue, sin dudas, Menke: “Yo escribo solo, pero en lo que refiere a la edición, escribo con Sally. Creo que es el verdadero epítome de una colaboración porque no recuerdo cuál era su idea y cuál era la mía. Estábamos juntos en el trabajo” (vía Far Out).
En el documental The Cutting Edge: The Magic of Movie Editing, Tarantino también hizo referencia a Menke, con quien trabajó desde Perros de la calle hasta Bastardos sin gloria. No solo habló de su profesionalismo sino también de cuestiones de género, asegurando que el hecho de que su editora sea mujer fue “más nutritivo para la película y para mí”.
Tradicionalmente, los roles más importantes de una película han sido ocupados por hombres, por lo que Menke fue una figura destacada en Hollywood. Ella también habló sobre la importancia de los montajistas y editores, un rol fundamental pero que muchas veces queda opacado: “Creo que los editores juegan un rol muy importante con los directores al darles apoyo, hacerlos sentir que pueden mirar algo que les puede causar problemas y estar lo suficientemente a gusto para acercarse a esos problemas”.