RUIDO. Historias del vinilo en Buenos Aires es un documental casero que ilustra historias de vinilos en Buenos Aires, como lo indica su nombre. Pero no historias cualquieras ni tampoco de fulanos, menganos y zutanos. Los seleccionados para RUIDO… son todos personajes mitificados; las historias son fantásticas, de hallazgos y descubrimientos. Es que para los directores, Nicolás Visentin y Lucila Melfi, todo empezó como un juego. Dice en el documental, el reconocido músico y compositor de rock, Sergio Rotman: “Un detalle muy interesante: me doy cuenta cuando yo disc-jockeo y hay niños mirando el disco igual a como yo lo miraba. Entonces, ahí hay magia”. Ellos son pareja, se conocieron en la carrera de Comunicación en la UBA y disfrutaron desde siempre de los vinilos y de los documentales sobre música. Lo que hicieron es soñar juntos, conforme resuena en el nombre del ciclo “Soñar, soñar: expresiones sin límite del panorama documental” organizado por La Nave de los sueños, donde el documental se presentará este año. Ya fue proyectado en el 31º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, en el año 2016.
Con una impronta retro, según merece esta vuelta al pasado desde una perspectiva actualizadora, los nostálgicos del vinilo (objeto vintage) enfocan la fuerza en el espíritu del sonido. La imperfección de toda obra de arte –y la homologación de ésta con la experiencia vital– es lo que prima en la elección del vinilo de entre tanta tecnología puesta al servicio de la música. Se trata aquí de un modo de vivir, no solamente de sentir la música. “El ruido es algo que pasa. Y la gente que entiende el vinilo sabe que es como la vida, viste… La vida es ruido. La vida no es perfecta, el disco no es perfecto, es como humano (…) Es tecnología 100% humana”, comenta Paco Gallardo (Exiles Records). Por otro lado, Tomás Bartoletti (investigador) rescata el carácter vigente y la operatoria de traslación que habilita el disco de vinilo acentuando aún más la magia que circunscribe al objeto. Sostiene:
“Con un aparato tecnológico que todavía esté en funcionamiento uno puede ir a ese momento del aquí y ahora, casi como un viaje espectral en el tiempo”.
La atmósfera que envuelve a las historias se percibe cual micro mundo donde todos los amantes del vinilo y del “buen” sonido se reúnen y comulgan con la causa de recuperación. Con características similares a los grupos de nerds que se juntan a estudiar ciencias exactas o a jugar a videojuegos, leer cómics, hacer fanzines y mirar sagas como Star Wars, estos personajes comparten el gusto por los objetos en sí pero también por una práctica: reunirse a escuchar vinilos y a mirar documentales de música, siempre con la atención de un niño cuando escucha y ve algo por primera vez. La obsesión por pesquisar y, en general, coleccionar lo tocante a la música en su estado primitivo –respecto a posteriores materializaciones compactas– es lo que hace de esta práctica un santuario de transmisión, un compromiso hereditario con el porvenir que no se limita a pensar su objeto como vintage. Sin embargo, lo lúdico es lo que atraviesa la vida de estas personas y es el espíritu que el documental reaviva cuando un Lucho Selector (selector de gran trayectoria en el país) cuenta que “Más allá de la música, –y de la materialidad del objeto, agrega– empezó a ser como un juguete”. La Tota, entidad de la legendaria Tienda Catch que tiene por lema Pegate una vuelta, revolvé y destruí, entiende a los vinilos como “Algo que sana, que te hace sentir feliz, que te libera, que te cambia el humor”.
La resolución al dilema sobre si los vinilos volvieron o si en realidad nunca se retiraron del escenario cultural se puede advertir en el lema recién citado: pegarse una vuelta, socavar y desordenar para destruir-olvidar y, finalmente, volver. Es un círculo que, en definitiva, parece no agotarse. Se pone en jaque la utilización de los términos retro (evoca lo pasado) y vintage (objetos que pertenecen al pasado). Pero no cabe duda de que se evoque o se recupere, lo que está en juego es un tiempo pasado que querella contra el tiempo y se manifiesta en todo su esplendor entre la prolífera asunción tecnológica dentro la cultura y del arte. Recordando lo que expresa el famoso tango con música y voz de Carlos Gardel: “Y aunque el olvido/que todo destruye/haya matado mi vieja ilusión/guardo escondida/una esperanza humilde/que es toda la fortuna /de mi corazón”, el olvido siempre se aloja en algún lugar y aguarda el caos para emerger.
Ficha técnica
Dirección y producción: Nicolás Visentin y Lucila Melfi. Guión: Nicolás Visentin y Lucila Melfi. Fotografía e imagen: Federico Miri. Edición y montaje: Agustín Melfi. Dirección de arte y Diseño de producción: Lucia Di Chiara. Diseño de sonido: Lucio Fontana y Martín Maidan. Compañía productora: Monobronx. Intérpretes y entrevistados: Nekro (Boom Boom Kid), Sergio Rotman (El Siempreterno, Los Sedantes, Los Fabulosos Cadillacs, Mimi Maura), Los Aggrotones, Hallo Discos, Paco Gallardo (Exiles Records), Las Kellies. Gonzalo “Pájaro” Rainoldi (Crudo), La Tota (Tienda Catch), Lucho Selector, Tomás Bartoletti, Pablo Galetto (Salón Pueyrredón) y Mikel Barsa.
Este documental fue seleccionado por el 31º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Se proyectó en el marco del ciclo METACINE, organizado por Matienzo Audiovisual.
Se presentará el martes 31/10 de este año a las 18.30 hs. en el Museo del Libro y de la Lengua (Av. Gral. Las Heras 2555, CABA), en el marco del ciclo “Soñar, soñar: expresiones sin límite del panorama documental” organizado por La Nave de los sueños. Entrada libre y gratuita.