Que se proyecte un filme en una sala pública no es noticia en la mayoría de rincones del mundo, pero sí en Arabia Saudita. El país ha vivido con una legislación que taxativamente prohibía la existencia de salas de cine desde comienzos de la década de los ’80.
Pues bien, tal disposición ha cesado y en diciembre del año pasado las autoridades han aprobado una serie de medidas más liberales, dentro de las cuales se contempla la permisión del cine como actividad de entretenimiento para ser visto en grupos de personas en los que se pueden mezclar sin problemas en calidad de espectadores de ambos sexos.
Dichas normativas también han permitido la creación de programas televisivos de humor, así como abre la puerta a que las mujeres puedan conducir un automóvil, cosa que también estaba vedada.
En todo caso, primer película en ser vista por los saudíes tras esos 35 años de censura es The Emoji Movie, de hecho, prácticamente todos los largometrajes vistos en estos días han sido animaciones y de la categoría infantil.
Por el momento se ha disfrutado de las proyecciones en lugares improvisados y autorizados por el gobierno para tales fines. Se estima que en marzo de este año se inaugure una red de salas especializadas para ir al cine, aunque solo se podrán incluir en su cartelera filmes “que no incumplan los estándares culturales nacionales”.
A pesar de las restricciones que persisten hoy en día, se trata de un paso en pro de la libertad en un país donde recién en 2013 una mujer (Haifaa al Mansour) debutó como directora de un largometraje.