Shrek es una de las películas más representativas del cambio de milenio. En el 2001, Dreamworks estaba en un mal momento pero irrumpió con una película animada paródica que cambió el rumbo del cine mal llamado “infantil”.
Tomando como base los cuentos clásicos, Shrek entregó una historia de amor entre un ogro y una princesa, adornada con un sinfín de incorrecciones políticas. El film concentró toda la atención del público, que se vio obligado a revisar los postulados anquilosados de muchos films animados. Empezaba una nueva etapa.
La primera película de Shrek cumple 20 años en 2021, pero no es lo único que celebrará: la película acaba de ser declarada patrimonio nacional de Estados Unidos. Junto a otras 24 películas, la fábula insolente se sumará al Registro Nacional de Películas de la Biblioteca del Congreso, determinando la importancia que se erigió en torno al film. Otras producciones que ingresan este año al mismo espacio son The Dark Knight de Christopher Nolan, A Clockwork Orange de Stanley Kubrick y Buena Vista Social Club de Wim Wenders.
Shrek fue un éxito de taquilla, lo que generó una saga de tres continuaciones más. Aunque fueron decayendo lentamente, nada pudo opacar a la primera entrega rupturista y bisagra. A inicios del Siglo XXI, Shrek puso sobre el tapete temáticas poco visitadas en las películas animadas y/o infantiles, sumó aspectos escatológicos, referencias pop, mezcló a las princesas y a los mitos entre tiendas de Gap en Beverly Hills. Vale destacar también su banda sonora, que dejaba atrás las canciones al estilo Disney y apuntaba a un contexto más mundano y desfachatado.