Estando dentro de la selección oficial de Cannes 2011, Sleeping Beauty (Julia Leigh, 2011) venía creando muchas expectativas entre el público; con un tráiler bastante misterioso y un título atractivo puede decirse que su estreno nos tenía pendientes a varios de nosotros. Lucy (Emily Browning) es una estudiante que debe conseguir todo tipo de trabajos para poder mantenerse. Clara (Rachel Blake), una mujer misteriosa, la contrata para hacer un trabajo bastante particular: mientras ella duerme diferentes hombres pagarán para estar con ella. Desde las primeras escenas, el film se muestra muy explícito sexualmente. En sí, toda la película está envuelta por una atmósfera erótica, pero lamentablemente ésta no sirve de nada. Si bien tenemos una historia, no se llega a entender a dónde apunta el film entre tanta información que nos proporciona sobre la vida de Lucy. Es decir, no pude identificar qué es lo que la historia intentaba transmitir; creo que hay varias aristas que se intentaron desarrollar y no se logró con ninguna. Agregado a esto me fue muy notorio lo inverosímil del film: Lucy tiene 4 trabajos y estudia en la universidad. Dentro de la lógica de una temporalidad real esto sería irrealizable.
Cuando hablo de un “erotismo de cartón” me refiero a que la película es puro erotismo y sexualidad, mucho cuerpo desnudo, una Emily Browning extremadamente sexy, etc.; pero todo esto parece no estar sustentado nada más que en lo puramente carnal, parece un simple propósito provocador pero sin profundidad. Pero creo que es digno detenerse a pensar en el título: nos dicen “La bella durmiente” y son pocos los que no pensarán en el cuento llevado a la pantalla grande por Disney; entonces encuentro realmente audaz el hecho de usar un título que denota inocencia o que tiene una connotación naif, sumado a una actriz muy joven, de cara angelical para realizar un film con una historia y con escenas que se corren absolutamente de estos sentidos: estamos frente a un drama erótico donde el nombre “La bella durmiente” alude a una prostituta. En sí, toda el film juega con este contraste entre lo naif y lo osado. Sí hay que destacar que, estéticamente, Julia Leigh, en su ópera prima, logró un trabajo destacado. Tanto la fotografía como la elección de color, la creación de los ambientes tan misteriosos y sofisticados y la atmósfera que envuelve al film están sumamente bien logrados. Y resulta llamativo que en ningún momento de la película haya música, lo cual es un agregado a esta atmósfera de extrañeza.
En fin, si bien me encontré decepcionada por las expectativas que tenía sobre la película, pude encontrar un film innovador. Aunque al argumento le falte consistencia, dinamismo y profundidad, el trabajo estético es muy bueno y creo que cumplió con el objetivo que se puede notar ya desde el tráiler: impresionar, escandalizar y agregarle un poco de misterio a la cosa.