Perdidos en Tokio es una de las películas más celebradas de Sofia Coppola. La directora de cine se presentó al mundo con Las vírgenes suicidas, una obra que tuvo un fuerte impacto en la escena del indie y la posicionó como una de las autoras más interesantes de los años 2000.
Luego, la hija de Francis Ford Coppola continuó su filmografía con una película más intimista y con guion original: Perdidos en Tokio, film que coincidiría con su separación de Spike Jonze, lo cual explica el tono nostálgico y frágil de esta historia.
Con las actuaciones de Bill Murray y Scarlett Johansson, el film se centra en dos personas aburridas de su vida, que están experimentando un fuerte vacío existencial. Ambas se encuentran en la inmensidad de Tokio, en el bar de un hotel, y se convierten en una compañía el uno para el otro.
Perdidos en Tokio es su película más personal
En una reciente entrevista con The New Yorker, Coppola definió a Perdidos en Tokio como su película más personal. Además, expresó que cada nueva cinta la concibe como una reacción a la anterior, por eso eligió concentrarse en una historia original.
Uno de los aspectos más recordados y emotivos del film es su final. Luego de la estadía de los dos personajes en Tokio, llega el momento de separarse. Charlotte se despide de él con un beso mientras los rodean las estridentes luces de la ciudad y luego le susurra algo al oído.
¿Qué se dicen en el final?
El espectador nunca llega a conocer qué fue lo que le dijo. En torno a esto, Coppola confesó: “Nunca escribí esa línea. Bill siempre decía que esto era algo que debía quedar entre ellos dos“.
De esta manera, jamás podremos saber cuáles fueron las últimas palabras entre estos adorables personajes, ya que la directora se detuvo en la potencia dramática de esta escena.
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