Con tan solo 21 años, Carrie Fisher saltó a la fama mundial gracias a su interpretación de la Princesa Leia Organa en la primera entrega de Star Wars, la exitosa ópera espacial de George Lucas que incluso hoy sigue captando a nuevos fanáticos. Aunque fácilmente se puede afirmar que la fallecida actriz le debió el resto de su carrera en la gran pantalla a su papel de la Comandante suprema de la Resistencia, Fisher tuvo sus diferencias con Lucas en cuanto a su guion para Star Wars.
En abril de 2016, ocho meses antes de morir a causa de un paro cardíaco a los 60 años, la oriunda de Burbank se hizo presente en un evento de preguntas y respuestas en el Festival de Cine de Tribeca y durante una entrevista reveló jovialmente que ciertas deficiencias en los guiones de La guerra de las galaxias la llevaron a seguir una carrera como escritora.
El citado medio afirma que, “eligiendo una línea problemática en particular del debut de la franquicia en 1977, Star Wars: A New Hope, Carrie la repitió tres veces para ilustrar su naturaleza incómoda: ‘He colocado información vital para la supervivencia de la Rebelión en los sistemas de memoria de esta unidad R2’”.
Más adelante en la conversación, la actriz reveló que “su desdén por la línea estaba detrás de su decisión de pronunciarla con un acento británico discordantemente artificial en el corte final de la película”. Afortunadamente para Fisher, ella no fue la única en sentir rechazo por algunas de las frases que se escribieron para su personaje, ya que su compañero Alec Guinness también pasó por lo mismo. Quien interpretó el papel original de Obi-Wan Kenobi escribió: “Cada dos días me llegan nuevos diálogos basura en trozos de papel rosa y ninguno hace que mi personaje sea claro o incluso soportable”.