Uno de los papeles más recordados de la carrera de Tom Hanks fue el de Náufrago, la película de Robert Zemeckis estrenada en el 2000. El film se volvió una auténtica sensación en el momento de su lanzamiento, no solo por la potente historia de un hombre que se queda solo en una playa, siendo el único sobreviviente a un accidente aéreo, sino también por la gran actuación de Hanks.
El actor se comprometió totalmente con este papel bajando de peso, cambiando su aspecto y enfrentándose a un arduo rodaje que fue llevado a cabo en las playas de Fiji. Allí vivió aventuras y también se expuso a ciertos peligros. De hecho, vivió un momento complicado en el que su salud estuvo en riesgo.
Mientras filmaban las escenas correspondientes al momento en que el protagonista se construye su propia casa, Hanks se cortó la pierna y tuvo que estar tres días internado. Así lo explicó en una entrevista:
“Tuve una infección por un corte y me estaba carcomiendo la pierna. No lo sabía, sólo pensé que tenía una llaga. Fui al médico, que me miró y me dijo: ‘Tengo que llevarte al hospital porque tenemos que sacarte esta infección antes de que envenene tu sangre y mueras'”.
Hanks vivió así la experiencia completa, enfrentándose a los peligros que propone la naturaleza salvaje. Tanto la película como las peripecias de la trama dependieron de él, pues es prácticamente el único actor del film y, en la diégesis, el personaje es el único responsable de su supervivencia.
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