La relación entre comic y literatura se remonta hacia los inicios de la invención del arte de las viñetas. Desde las tiras diarias en las que Harold Foster adaptó la novela de Edgar Rice Burroughs, Tarzán, el vínculo entre estas dos disciplinas es fructífero y dinámico hasta hoy. Es cierto que en muchas ocasiones se pensó a la historieta como un formato subsidiario y menor en relación a otras expresiones legitimadas hace larga data en el campo estético. Sin embargo, es tiempo de entender que el noveno arte dio cuenta -desde sus inicios- de ser un medio capaz de ir al relevo de tramas, conflictos, argumentos de los más variados, de manera compleja y aguda.
El lenguaje de la historieta transforma al relato literario creando nuevas ideas, significados y reinterpretaciones. Se trata del resultado de una lectura por parte de los guionistas y/o dibujantes que se encargan de transponer la obra literaria de origen. A continuación destacamos 3 cómics basados en obras literarias.
La ciudad de cristal, de Paul Karasik y David Mazzucchelli sobre la novela de Paul Auster
Navona Gráfica
A David Mazzuchelli, el dibujante de esta obra, lo conocemos como autor integral de Asterios Polyp, una de las novelas gráficas ineludibles del Siglo XXI. En este caso transpone uno de los libros de Paul Auster que conforman la famosa Trilogía de Nueva York. Esta versión en viñetas nos presenta a Quinn, un escritor neoyorquino de novelas policiales, que acarrea con un duelo familiar y recibe una llamada a mitad de la noche en la que preguntan por un presunto detective de nombre Paul Auster. Quinn asume un rol detectivesco que no le concierne y entra en acción casi a ciegas. Esa es la matriz argumental de un viaje de intrigas donde las “pistas” parecen no conducir a nada, donde los datos recabados parecen desorientar más que esclarecer. En ese sentido se emula con mucha elegancia la trama sinuosa e intrincada (y es allí donde radica el encanto de la novela) de la obra versionada. La multiplicidad de misterios que se despliegan se espeja con la cantidad de capas ficcionales que hacen de este libro una aventura de la autoconciencia.
Matadero cinco, de Ryan North y Albert Monteys sobre la novela de Kurt Vonnegut
Hotel de las ideas
En 1944, el escritor Kurt Vonnegut se alistó en el ejército estadounidense para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Casi a finales de ese mismo año fue capturado por tropas alemanas. Ya como prisionero de guerra presenció la masacre que supuso el bombardeo en la ciudad de Dresde por parte de las tropas aliadas. De estos episodios biográficos se nutre la novela distópica antibelicista que protagoniza una suerte de alter ego de Vonnegut: Billy Pilgrim. La elegante, divertida y emocionante adaptación al cómic que realiza Albert Monteys en dibujo, le hace justicia a ese clásico literario que es Matadero 5. La historia se cuenta en la conjunción de los tiempos: presente, pasado y futuro. Eso hace a la complejidad de la narración que siempre es fragmentaria, con saltos temporales, claro, pero que nunca desorientan al lector. Acá se recuperan muchas cualidades de la novela: humor negro, remisión al absurdo. Y una autorreflexividad que invita a pensar las formas en que el ser humano se ve eclipsado por los conflictos bélicos, casi siempre tomado por la depresión, el miedo, la incertidumbre. Con esta transposición, Matadero 5 se convierte en un imprescindible del mundo de las viñetas.
El corazón delator y otros relatos extraordinarios, de Alberto Breccia sobre textos de Edgar Allan Poe
Astiberri Ediciones
Siempre es una buena oportunidad para volver a leer a Alberto Breccia. En este caso la ocasión no podría ser más estimulante: las versiones que hizo el dibujante y guionista en distintos períodos de su vida, de un puñado de relatos del célebre escritor norteamericano Edgar Allan Poe. En la transposición que da título al libro, la repetición de viñetas crea un clima asfixiante y recursivo en el retrato de ese cuidador de ancianos que se convierte en asesino y luego es arrebatado por la culpa. Un salto de registro se observa al leer la transposición del cuento La máscara de la muerte roja, donde el artista nacido en Montevideo juega con el uso del color y parece acudir a la ironía o la parodia en su dibujo. Un volumen imperdible, que muestra la versatilidad estilística de Breccia a la hora de adaptar cada uno de los argumentos del maestro del terror.