¿Son posibles hoy los géneros puros? ¿Podemos encontrarnos con una obra -ya sea cinematográfica, literaria o historietística- que evidencie solo los atributos esenciales, por ejemplo, del terror, la comedia o el thriller? ¿O tal vez el destino de la época es la hibridación y la contaminación entre géneros?
En las recomendaciones que siguen, proponemos un policial de corte clásico y dos desplazamientos experimentales que se nutre tanto del género de crímenes como de la ciencia ficción y el terror para desplegar la pluralidad de propuestas estéticas contemporáneas. La imposibilidad de pensar a los géneros como compartimentos estancos queda a la vista.
Saturno, de Pablo de Santis y Matías San Juan
Hotel de las Ideas
“Juro que viví una época en que a nadie le interesaba llegar a su casa” (…) “Después del trabajo íbamos de bar en bar todos juntos” dice Saturno, periodista abocado a retratar casos policiales con la presunta exquisitez de su pluma. La bohemia porteña es solo un recuerdo nostálgico en la memoria de nuestro reportero-detective, nuestro héroe cansino que transita una Buenos Aires (en la década del 90) habitada por personajes decadentes, a veces espectrales.
El guion de De Santis traza el último aliento de la profesión periodística entendida como arte. Y allí están los casos que sirven de excusa para delinear ese clima de fin de fiesta: una promesa del boxeo a quien se le corta la carrera por corrupción, un asesinato en los viejos cines de la calle Lavalle. De las tres recomendadas, Saturno es la que tiene un andamiaje narrativo más clásico, el más lógico-deductivo, el que más se ajusta a los atributos esenciales del género policial.
La extraña desaparición de Barnabas Jones, de Damián Connelly y Kundo Krunch
Deriva Editorial
Con una edición en formato apaisado, sería justo decir que La extraña… es un policial encorsetado en un escenario de ciencia ficción. La historia se desarrolla en el año 2040 en la ciudad de Goddard, una urbe segmentada en dos dimensiones. Arriba está habitada por los privilegiados y abajo, donde reina el peligro, viven aquellos a los que “no les gusta quedarse callados”. La voz de nuestra protagonista principal, Anima Riot, narra la desaparición del “dios” Barnabas Jones. Y el planteo de ese misterio, impulsa a la heroína -que se autodefine como mitómana, psicótica y secretóloga- a reunir a un equipo de personajes singulares y disparatados para comenzar la búsqueda.
Por parte de Connelly un relato dinámico, con mucha acción y lleno de guiños a la mitología griega, el movimiento cultural beatnik, la teoría estética de las vanguardias históricas y, por supuesto, al subgénero de superhéroes. Valga la mención de la fuerza en el trabajo del color por parte de Kundo Krunch.
La monja escarlata, de Brian Janchez
Edición webcómic en brianjanchez.blogspot.com
Situada en el Virreinato, en el marco del sistema político monárquico (Janchez planta en solo un puñado de viñetas, en un mapeo evocativo, la inscripción del poder en ese escenario), el asesinato de Bertemeu (criatura extraña presuntamente dedicado a la brujería) dispara la sospecha de un parricidio. Allí está planteada la intriga de la última obra de uno de los historietistas que más viene ensayando con los géneros en los últimos tiempos (vean sino lo que hace con la comedia romántica en La mejor de mis ex novias).
Janchez elige, en este caso, como protagonista, a una monja que porta antifaz rojo y que, se intuye, es experta en investigaciones de casos esotéricos. La trama mezcla cuestiones políticas, religiosas e históricas. Hay ofrendas al Señor Sin Nombre, hay un coqueteo con el terror sobrenatural y cuando llegamos al develamiento del enigma, nos queda la sensación de querer seguir leyendo más.