Los pequeños tropiezos son cosas del día a día. Ana Oly se dio cuenta de que nadie era ajeno a este tipo de situaciones minúsculas y decidió publicar un personaje que representara todas sus pequeñas caídas. “Bueno, se acaba de romper un libro. Después le ponemos cinta. Se rompió un libro, no se tenía que romper, pero no pasa nada, la vida es así”, menciona durante la entrevista mientras su hijo Fermín intenta opacar la atención.
Así surge Fracasitos, una tira de cómic web que llega para dar una cuota de humor a sus lectores y una catarsis diaria necesaria. Desde su nacimiento en Facebook en diciembre de 2016, el personaje no ha dejado de cosechar fieles hasta llegar a los 240 mil seguidores en Instagram.
Pero uno de los mayores hitos es el reciente estreno de su serie animada en Cartoon Network, situando a Ana Oly entre las nuevas creadoras del canal al lado de nombres como Madeleine Treviño y Matisse González. Con el reciente anuncio de la temporada animada de Fracasitos y un libro en trámite, la artista nos cuenta sobre el origen de los personajes y sus adaptaciones a través del tiempo.
¿Cómo diferenciás entre un fracaso y un fracasito?
Hay límite entre lo que puedo hacer un chiste y lo que no. En la vida pasan cosas malas: sexismo, abusos de poder, desgracias, enfermedades y violencia en todas sus facetas, como económicas y de género. Todo eso no es gracioso. No es un fracasito, es un fracasote. Y no me da hacer chistes con eso. Hay un montón de humoristas brillantes que pueden agarrar cosas serias y transmitir un mensaje, o luchar contra eso. A mí no me sale. Yo creo que Fracasitos es justamente como: “Vamos a reírnos de estas cosas que realmente no son tan trágicas”. Como arrancar el día con un desayuno que se te quema, eso te arruina el día de entrada. Y es algo solucionable, algo que no es grave. Como Marge en Los Simpson cuando dice “Bueno, en el momento como estos solo queda reírse”. Es algo de lo que te podes reír y seguir adelante, y que ayuda también a tener esta perspectiva más optimista. Pero si se está incendiando la casa, no me río, llamo a los bomberos.
Te conozco por Fracasitos, pero ¿anduviste coqueteando con otro personaje u historieta?
No en historietas, pero sí tuve distintos proyectos artísticos que fueron variando. En una época hacía retratos con acuarelas y en murales. También tuve mi momento de pintura abstracta. Incluso hice trabajos de ilustraciones infantiles como postales para eventos. Y eso último ya era un estilo más caricaturesco, más parecido al de Fracasitos.
¿Cómo fue ese motivador principal para subir Fracasitos?
Hace años que venía haciendo dibujos e ilustraciones sueltas a Facebook o Tumblr. Pero no tenían una causa, un propósito y un formato. Me daban ganas de hacer un dibujo y lo subía de vez en cuando, pero no prosperaba mucho. Un día charlando con un amigo surgió la palabra “fracasitos”. Y dijimos: “Uy, sería re divertido hacer un grupo de Facebook para que la gente ponga todo lo que le salió mal”. Empezamos en chiste a decir cosas que nos salieron mal y me di cuenta de que había un montón. Pensé que sería divertido poner todo en una página. También tenía ganas de hacer webcomic. Una amiga, Lía Copello, conocida como La Cope, me decía siempre de hacer cómics. Hasta tengo un dibujo en donde hay un globito que me está diciendo: “Hace cómic”, y yo tipo “No”. Porque creía que había que pensar de una manera muy posesiva, divertida y graciosa para hacer un cómic. La Cope tenía un sentido optimista en la vida que yo no tenía. Cuando surgió esto de Fracasitos fue: “esto sí lo puedo hacer”. No se me ocurren cosas optimistas, pero sí hablar de fracaso, estoy para eso. Ahí le pude encontrar la vuelta para que fuera gracioso. Así que sirvió como ejercicio terapéutico, y para tener un proyecto de historieta y de ilustraciones con una causa.
¿Y cómo arrancó?
En realidad el proyecto arrancó porque en esa época estaba estudiando música e iba a preparar un examen de flauta traversa y el chiste fue: “Uy, estoy en época de finales, qué buen momento para empezar un nuevo proyecto”. Es cierto que solo lo ponía en mi Facebook, pero otra amiga que es escritora, Jan Winkler, me insistió mucho en hacerme un Instagram, le agradezco a ella porque después se hizo popular ahí.
Imagino que al asumir un nuevo rol en animación surgieron muchas dudas. ¿Cómo las solucionaste?
Siempre tengo dudas y nunca me animo. Por eso siempre resalto que mis amigos me dijeron que sería divertido ponerlo en la web. Y si Cartoon Network no se hubiese contactado conmigo, a través de Instagram, para proponerme trabajar con ellos, yo jamás me hubiese animado a contactarme con ellos. No se me hubiese ni cruzado por la cabeza. A veces hacen concursos en los que uno puede presentar pilotos de proyectos, jamás me hubiese animado presentar nada en alguna acción así. Pero a mí me decían: “¿Querés hacer animación?”, y yo decía: “¿Pero con estilo de dibujo de Fracasitos?” Es un dibujo re sencillo… O sea, no es Steven Universe con ese nivel de detalle, color, música y arte. Y estos locos me propusieron a mí hacer la animación de Fracasitos. Yo lo hago así todo rápido a propósito para acompañar el concepto, tiene que parecer que lo hice en dos minutos, ser muy atolondrado y desprolijo. De a poquito, sobre la marcha, fui ganando la confianza y me dije: “Esto es Fracasitos y es parte de su identidad. Está bueno y es gracioso que sea así.” Me acuerdo de otras entrevistas que me preguntaban: “¿Vos sos una nueva referente para las nuevas generaciones?”, y bueno fue apropiarme de eso y bancármela un poco. “Che, tenés un dibujito, está re bueno, está en Cartoon Network. Es tu sueño”, son esas cosas que parecen demasiado buenas para ser verdad. Y, en algún momento, tenés que hacerte cargo de lo que hiciste.
¿Cómo fue plasmar la nueva identidad que tiene la serie animada?
Si la propuesta hubiese sido hacer un proyecto nuevo de animación, hubiese sido más fácil que adaptar Fracasitos. Porque la historieta ya tenía una identidad, había nacido para el formato papel, en viñeta y blanco y negro. Y pasarlo a una animación fue pensar en cómo se mueve y qué colores tiene. Por suerte ya tenía su propia paleta de colores porque yo venía diseñando agendas y cuadernos como merchandising en donde sale una identidad de color. Igual exploramos un montón para que la animación pueda tener toda otra paleta de colores. Buscamos distintas paletas de colores, recursos y… terminamos volviendo a la base. Fue divertido ahora, pero en el momento fue un súper estrés porque nos atrasábamos con las fechas.
Y el target era diferente…
Sabía que era más ATP todo y de un modo universal. Y tuvimos que buscar situaciones que fueran representativas para los chicos. Otra cosa es que es que al personaje antes le hacía cuello y acá no tiene cuello, quería que fuera más chibi, más niña. Y después la incorporación de la voz de Sofi Morandi fue todo un desafío. Me decían: “¿Qué voz te imaginas?” No sé, nunca me lo imaginaba porque no había armado el proyecto pensando en animaciones. Cada persona tenía su propia versión de la voz de Fracasitos. Y habíamos quedado en Morandi porque tenía que ser graciosa, nativa de las redes y compartir características con el personaje. Alguien versátil, argentina. Creo que probamos dos voces con Sofi y en cinco minutos salió.
¿Cuáles crees que son las competencias directas de Fracasitos?
Está a la par de los cortos animados tipo “Miau”, “Otra semana en Cartoon”, que son animaciones cortitas y graciosas, y que surgen de autores independientes que nacieron en las redes y que tenemos un humor absurdo. Y después historietas que hacen ese tipo de humor rápido, corto, medio absurdo, medio ridículo. Admiro mucho a Gemma Correll, tiene un humor que para mí es muy parecido. Sarah Andersen tiene un estilo muy parecido que incluso me acusaron: “Te re copiaste”. No, no la copié, no la conocía antes. Hay una artista, Hannah Hillam, que me encanta y, ahí sí, reconozco que me inspiró mucho, sobre todo en el trazo porque usaba así un trazo tipo lápiz, se me ocurrió hacer lo mismo en un trazo de tinta, me gusta eso de lo analógico. De dibujitos en Instagram están Ayar Blasco, La Cope, Tiana Pol. Pero son todos artistas locales que están en esa de “hago un dibujo y lo subimos”. A mí me causa gracia los dibujos de Martín Garabal, tiene esta cosa de lo inmediato. Xina Ocho, no es tanto del humor, es más de la historieta, pero también los dibujos son como re locos, analógicos y expresivos.
¿Es un movimiento que se da por las redes sociales?
Es un movimiento, no sé si gracias a las redes sociales. Sí estoy segura de que uno tiene acceso a un montón de gente. Jamás se hubiesen animado a tratar de mostrarse si no fuese por las redes, da un montón de oportunidades a cualquier persona. No dependés de que una gran cadena invierta en eso y lo haga público. Hay mucha más diversidad de arte disponible. Es un movimiento o una moda, después pasa y cambiará. Y yo me quedaré ahí. Y está bueno que cambie, si no seríamos las mismas personas haciendo lo mismo, y eso aburre.