Hace un par de años se podía leer en los medios especializados que Dolores Alcatena era una de las artistas en ascenso del comic local. Hoy en día esa “ascensión” es un hecho y con solo veintitrés años, la autora desarrolló una carrera titánica a partir de la cual instaló un imaginario ficcional que no se parece a nada de lo que se publica en la actualidad: monstruos, terror, relatos satánicos y aventuras prehistóricas.
A pesar de que hoy es editada por un sólido sello local, la singularidad de su obra se hizo posible gracias a un insistente camino en la autoedición, creando la editorial Jano Comics. En diálogo con Indie Hoy, la artista ironiza: “Como muchos autoeditores, mi actividad favorita es la autoexplotación [risas]. Soy reincidente en la autoedición porque me gusta estar presente en todas las instancias de mis historias. Tengo un lazo muy personal con mi trabajo, así que puedo pecar de obsesiva. Me cuesta muchísimo delegar, incluso a personas que claramente saben mejor que yo cómo editar. Dicho todo esto, nada de Jano Comics sería posible sin todos los colegas que me han enseñado tanto. Por suerte, el nuestro es un ambiente muy cooperativo con los que están empezando.”
Publicada originalmente en 2021, Manos horribles (hoy reeditada por Historieteca) narra una historia extraña de dinosaurios. Allí el mundo prehistórico señala metáforas sobre nuestro propio presente. Un ir y venir entre épocas que abarca un arco temporal tan grande como la historia de la humanidad. Esta novela gráfica marcó un punto de inflexión en su carrera: era la primera vez que contaba una historia tan larga con más de doscientas páginas, con la posibilidad de darles más complejidad a los personajes. No es casualidad que haya ganado en los Premios Cinder de 2021 como Mejor Obra Autoeditada. Su última obra, El fuego que purifica, compite para la misma terna en los Premios Cinder de este año.
En 2019 imaginó una historieta en la que recuperó algunos rasgos biográficos del escritor H. P. Lovecraft, haciendo hincapié en la relación con su gato: Lovecraft y Negrito. “Para los que nos gusta el terror, Lovecraft es uno de los imprescindibles. Sobre todo para los amantes del miedo cósmico, atado a fuerzas antiguas con mandatos incomprensibles. En mi pubertad leí mis primeros cuentos del autor y me aterrorizaron. No tanto por lo descripto, sino por el claro terror a lo hereditario que tenía Lovecraft. Lo leés y te transmite ese pánico por lo que nos fue dado y no podemos cambiar. Un legado de oscuridad. Pero entre tanta sombra aparece Niggerman, su gato. En la correspondencia del autor se encuentra la historia del gatito de su infancia, y acostumbrada a la escritura más bien sobria de Lovecraft, me sorprendió la maravilla casi infantil y el cariño con el que hablaba de este gatito negro que desapareció cuando él era solo un niño. Empecé a jugar con la idea de un gatito héroe, un familiar protector, que dejó a un pequeño Howard Lovecraft atrás para cuidarlo desde la lejanía. Me dio consuelo pensar que Negrito nunca dejó de proteger a Howard”.
Mitología griega, mitos de la cultura inuit, seres que habitan sobre las profundidades del océano. De todos esos universos ficcionales se nutre Dolores Alcatena para crear sus cómics. Una obra poblada por personajes con características monstruosas. Comenta la artista: “el monstruo me parece la criatura más empatizable por excelencia. Por supuesto que hay muchas clases de monstruos, pero cuando hablo de los que llegan a mi corazón, me refiero específicamente a Frankenstein, al minotauro, a todos aquellos que no tienen la culpa de ser lo que son, e irónicamente son las víctimas más sufridas. Me gusta tomar al monstruo como reflejo de los defectos, de lo incomprendido y solitario. De la parte más triste de lo que somos. También por eso me gustan los monstruos que se encuentran, que se abrazan. Claro que no siempre es posible esto, ya que a veces su propia naturaleza los aísla de toda posible salvación (todos conocemos cómo termina la nena que se acerca a jugar con el monstruo de Frankenstein). De todas formas, ver a Frankenstein sonriente, con flores en la mano, y aquella nena al lado, es un bálsamo al corazón, aunque efímero y triste en su contexto. Los encuentros y desencuentros contradictorios que dan forma al humano, sus alegrías y sus miserias”.
¿Cómo surgió la idea de Manos horribles y cómo fue que llegaste a armar la estructura narrativa entre ese ir y venir entre épocas?
Toda la vida tuve predilección por la fantasía, y para mí los dinosaurios siempre representaron esa línea entre lo maravilloso y lo real. Son dragones que caminaron por un mundo perdido, que resulta que es mi mismo mundo. Desde hace unos años se me hizo claro que un día haría una historieta con dinosaurios, y cuando llegó el momento surgió una cuestión. ¿Cómo contar una historia humana con reptiles viejos y fríos, tan ajenos a todo lo que soy? Necesitaba un pie para el lector (y para mí), y ahí apareció Raro, un protagonista lemúrido que mirara desde los árboles este mundo gigante que no le pertenece. Al mezclar la tierra que ya no es (los dinosaurios) con la que podría ser (los mamíferos), la historia fue tomando su curso. Raro viajó por los dos mundos, y me llevó con él.
El fuego que purifica combina mitología, terror, ocultismo. También tiene algo de relato de aventuras. Pero en conjunto se percibe muy homogéneo y sólido. ¿Cómo surgió esta historia y cómo la encaraste desde la mezcla de géneros?
Cuando arranco una historia nunca la pienso en un género o estructura. Generalmente quiero contar algo chico, pero me tomo el tiempo necesario para hacerlo, y así empiezo a sumar y sumar páginas. El protagonista me lleva a donde quiere ir. En el caso de El fuego que purifica, recientemente había visto Midnight Mass, una serie de terror muy arraigada en lo católico. Pero no desde una forma de diablos y posesiones, sino desde algo mucho más interesante: la forma de ver el mundo, la vida y la muerte. Tuve una crianza católica, no tanto desde el hogar, pero sí en la escuela. La vida se fue dando y terminé mucho más cómoda en el ateísmo, pero durante muchos años tuve varios temas sin resolver con esas creencias de mi niñez. Muchas frustraciones de lo que debería haber sido, y muchas desilusiones de lo que jamás sería. En esta novela gráfica aproveché para exorcizar muchos dioses y demonios de esas épocas, y pude reencontrarme y abrazarlo desde otro lado.
¿Solés trabajar casi exclusivamente con el blanco y negro? ¿Crees que aporta más dramatismo a las historias?
Blanco y negro es mi forma favorita de dibujar. A mi parecer, suma mucha teatralidad y clima a las historias. Creo que el mundo del blanco y negro es el que vemos cuando entrecerramos los ojos, las cosas pierden nitidez, lo duro se hace más duro, y lo suave se hace más terso aún. Las lágrimas son más calientes, y los abrazos reconfortan. La noche es el negro más tenebroso, y la mañana es el blanco de la promesa.
¿Te sentís parte de una generación o sentís que hacés algo ajeno a las tendencias actuales?
No me siento parte de una tendencia, sobre todo porque mis historias transcurren muy lejos del aquí y ahora. Sin embargo, mi trabajo está muy estrechamente relacionado con lo que soy, lo que siento y lo que quiero. Y como un individuo de nuestro contexto y actualidad, supongo que en algún lado esas tendencias pueden llegar a atravesar mi obra.