El subtítulo del libro genera mucha intriga. Produce ansiedad por leer, invita a conocer más sobre la historia: “una desaparición durante la tragedia de Epecuén”. Con dibujos de Santiago Miret y guion de Guido Barsi, Inundación (Grunendor Ediciones) es un policial clásico que va siguiendo pistas de una joven desaparecida en las inmediaciones de la ciudad de Epecuén, cuando era inminente la catastrófica inundación que azotó a la zona hace casi cuarenta años. Con gran astucia, el relato va alternando secuencias de 1985, en las cercanías del colapso, y del 2011 cuando las aguas comenzaban a bajar y dejar en evidencia los estragos. Así fue que lo que en su momento prometió ser un pueblo de provincia con afluencia turística quedó sumergido bajo el agua gracias “a la desidia política”, como reza en un informativo al que se alude en la novela gráfica.
Inundación fue la ganadora del Premio Estímulo a la Escritura Edición 2022 organizado por Fundación Bunge y Born, Fundación Proa y Diario La Nación. Los elementos para contar la historia surgieron de la siguiente manera: en 2010, Barsi fue a pasar unas vacaciones a Carhué, donde visitó a unos amigos. En diálogo con Indie Hoy comenta: “Justamente ese año el agua empezaba a retroceder y dejó casi todo Epecuén al descubierto. Yo no tenía ni idea de lo que había pasado y menos conocía la historia de la ciudad. Cuando volví a mi casa del viaje leí todo lo que pude sobre lo que había sucedido. Desde ahí me quedaron las ganas de contar una historieta sobre eso, y en el 2019 cuando empezamos a colaborar con Santiago Miret le propuse hacer un policial que suceda durante la inundación de Epecuén“.
Transitar las ruinas
Esa localidad arrasada interpeló personalmente a Barsi y lo impulsó, entonces, a narrar los hechos: “Recorrer las ruinas de lo que fue la ciudad me impactó terriblemente. Caminar en lo que quedó de sus casas, calles, edificios tiene un golpe emocional muy fuerte y te deja pensando en qué es lo que tiene que estar tan mal en un gobierno para dejar que toda una ciudad con todos sus habitantes se inunde de esa forma y se pierda para siempre”.
El entramado con la dictadura cívico-militar
En Inundación, el protagonista es Ricardo Zago, detective de Bahía Blanca que se encarga de averiguar qué sucedió con la joven desaparecida. Con las pistas que va tejiendo, llega a preguntarse si en el Matadero de Carhué (obra del famoso arquitecto Francisco Salomone) funcionaba un centro clandestino de detención de la última dictadura. Esta es sólo una de las aristas que la obra despliega sobre cuestiones políticas e históricas vinculadas al terrorismo de estado. Comenta Barsi: “Todo buen policial tiene que tener un toque de realismo histórico para darle más fuerza al relato y tampoco puede estar ajeno al contexto social. Con eso en mente, era imposible no hacerlo. La historia transcurre en el año 1985, a dos años del inicio de la democracia y del fin de la dictadura. Era un momento muy delicado socialmente y teníamos que hablar sí o sí del tema. Por un lado, para explicar por qué en ese pueblo nadie quería denunciar una desaparición o por qué a nadie le sorprendía en lo más mínimo. Por el otro por qué nadie le creía al gobierno cuando decía que la ciudad no se iba a inundar. En lo que respecta al relato, el tema de la dictadura me sirvió mucho para darle una coherencia narrativa a toda la historia y agregar más tensión en el guion para dejar un ambiente en el que todo puede suceder, aunque estemos en un pueblo turístico tranquilo del interior de la provincia“.
Narrar en blanco y negro
Inundación tiene una elaboración visual cruda: elige contar los hechos a puro blanco y negro. Explica el artífice de este vertiginoso guion: “Un buen policial tiene que ser en blanco y negro. Fue una elección natural, Santiago venía laburando mucho en blanco y negro y creímos que iba a ir muy bien con el juego de luces y sombras que propone la historia. Sus tintas se fortalecen con ese negro tan presente y también lo hace el guion, que necesita esa presencia casi indirecta, respirable de que alguien está observando lo que hacemos”.
Entre el documento histórico y la ficción
En Inundación se hace notoria la exhaustiva documentación que llevaron adelante los autores. Un trabajo que hace pie en los hechos reales pero que está matizado por la invención. Sobre esta combinación entre ficción y hecho verídico, dice Barsi: “Siempre intento que el guion vaya surgiendo a medida que lo escribo, tengo algunos puntos generales y una vez que arranco dejo que el mismo guion me vaya llevando y que trace su camino. Por más que tenga la historia definida, quiero tener un poco de libertad para moverme con las sensaciones que se producen al escribirlo. Para mantener ese espíritu, me documenté todo lo posible y leí toda la historia antes de arrancar el guion. Fui anotando hechos históricos que intuía me podían servir; por ejemplo, el vecino de Epecuén que quiso hacer pública la amenaza de que la ciudad se iba a inundar, lo incorporé cuando leí lo que había pasado. También al revés, cuando necesitaba fortalecer algún punto de la historia ficticia con lo qué pasó, consultaba las fuentes. Una vez que tenía armado el esqueleto solo volvía a la documentación para no pifiarle mucho cuando hacía referencia a las fechas o algún momento puntual”.
El género policial y las influencias
Cuenta Guido Barsi que no suele trabajar sus guiones con ninguna referencia a obras o autores en particular, pero que si le apuntan con una linterna y lo obligan a dar nombres (para seguir con las alusiones al género policial) podría mencionar esto: la miniserie Mare of Easttown de Brad Ingelsby, las diferentes líneas temporales de True Detective de Nic Pizzolatto o la saga Criminal Ed Brubaker y Sean Phillips.
Recordar y hacer visible
Al leer el libro uno se entera de muchas cosas que no sabía, cuestiones sobre lo sucedido en la inundación que todavía hoy permanecen bajo la alfombra. ¿Por qué lo sucedido en Epecuén no se conoce en detalle? Guido Barsi lo explica así: “Es la reacción natural que uno tiene cuando se manda una cagada, esconderla. Hay muchas cosas de nuestra historia de las que no nos queremos hacer cargo. Entonces la dejamos tapada para que no moleste y no recordarnos la cagada que nos mandamos o que dejamos que pase. Epecuén es una de ellas. Cuando se escribe y se hace ficción sobre un hecho real, lo más lindo que puede pasar es saber que le generaste curiosidad al lector como para seguir leyendo e informarse aún más de lo sucedido. Que no se quede solo con lo que le contaste. Ojalá que eso pase con este libro, que nos permita seguir dándole vida a Epecuén y que no queden solo las ruinas”.