El humor es un superpoder al alcance de todos. Sin embargo, lograr ponerlo en práctica durante los momentos de crisis y transformarlo en una expresión artística no es tarea fácil. Mucho menos si la intención es hacerlo todos los días mientras un virus mortal y desconocido avanza sobre la humanidad.
Esta circunstancia, que vista -no tan- de lejos parecería ser el argumento de una película de George A. Romero a fines de los sesenta, es lo que estuvo afectando a la Tierra de sobremanera hasta hace muy poco tiempo. De hecho, al día de la fecha, es difícil encontrar gente optimista dispuesta a aventurarse a hablar de un escenario post-pandémico.
¿Qué se puede hacer ante la desgracia más que tratar de pasarla lo mejor posible? ¿Hay algo malo en burlarse de nuestros propios miedos? De eso trata a grandes rasgos el juego que propone La pandemia de mi vida, el nuevo libro del humorista gráfico Ernán Cirianni: si no hay humor, que no haya nada.
Lo que comenzó siendo una tira diaria que se hizo viral en las redes sociales durante el 2020, se convirtió en una crónica que funciona como registro de época. Lanzada por la editorial Loco Rabia, se trata de una invitación constante a reírse de uno mismo ante la incertidumbre para refrescar la memoria en torno al neurótico y reciente pasado. Después de todo, quizás la tragedia no necesite taaanto tiempo para convertirse en comedia.
Durante el período más estricto de cuarentena por la pandemia del coronavirus, Cirianni se dedicó a confeccionar un ensayo sobre las miserias humanas para reírse con ruido. Sin dramatismo ni sobresaltos: humor puertas adentro con la compañía de su gata Guadalajara y todas las inquietudes propias del encierro en vísperas de un potencial apocalipsis.
Cien páginas de humor gráfico que hacen foco en esos pequeños detalles de la vida que la hacen tan maravillosa como terrible, dependiendo de la perspectiva que cada persona utilice para interpretarlos.
Párrafo aparte para el prólogo del periodista Diego Trerotola, que funciona más como un capítulo propio de la obra que como un texto adicional. En La pandemia de mi vida, Ernán Cirianni nos recuerda que, si nos damos la oportunidad, reír y llorar pueden maridar perfectamente como recursos complementarios. Al fin y al cabo, el humor es un efecto que asoma desde los rincones más disruptivos.