La bestia impura es la primera novela gráfica de Luis Scafati como autor integral que se publicó recientemente por el sello Loco Rabia. El artista nacido en Mendoza imagina y describe -en clave alucinada, full desquiciada y por momentos de manera muy amorosa también- distintas formas de experimentar la ciudad. De vivir en la ciudad.
Ya desde el epígrafe de Ricardo Piglia que abre el libro, se plantea un desafío narrativo para el autor y se invita a los lectores a asumirlo. Dice Piglia acerca del pensamiento utópico: “a nadie se le ha ocurrido imaginar varias vidas personales, simultáneas, radicalmente distintas una de otra y luego ser capaz de vivirlas”.
En esas vidas imaginadas que se despliegan a lo largo de 260 páginas, está entonces la ciudad misma que es, digamos, el personaje más potente dentro de la novela y cuya fuerza se reconcentra en conjunción con un contexto pandémico omnipresente.
Pero también está el policía represor que se siente vacío, muerto por dentro; el tachero fanfarrón y charlatán; la influencer que en unos pocos pasos te arma un tutorial para la buena civilidad; el artista conceptual que produce obras con mierda; o la propia naturaleza tomando revancha contra el ser humano. Porque, en resumidas cuentas, es a este ser humano actual -hiperproductivo, consumista, autoexplotado- al que se pone en cuestión en estas páginas.
Entonces, nos damos cuenta que no estamos tanto frente al pensamiento utópico nombrado por Piglia sino ante nuestra vida cotidiana convertida en distopía, en pesadilla. Tal vez por eso impacta tanto ver cómo la perspectiva humanista está totalmente eclipsada en La bestia impura, arrasada. Aunque, de todos modos, Luis Scafati tiene la gentileza de reservarnos, a nosotros lectores, algunos rinconcitos de belleza para respirar. Sobre todo, cuando se detiene a describir con atención algunos rasgos de la naturaleza o de su propio pasado.
Con ese dibujo tan expresivo, singular e inconfundible que caracteriza el estilo de Luis, el libro recorre un arco genérico que puede ir del diario íntimo, lo confesional hasta lo postapocalíptico. De hecho, esa variedad de géneros o temas son protagonizados o narrados por distintas voces; se pasa de la primera a la tercera persona, o de pronto el autor entra en escena de forma autoconsciente e interrumpe una historia porque le surge un encargo.
Es un recorrido satimbanqui, fragmentario el que nos propone en su narración, como si los capítulos no tuvieran una ilación lógica. Y por supuesto que la narración es así, porque así es la experiencia en la ciudad: caótica, ilógica, recortada. La ciudad que se describe acá es hospitalaria y expulsiva a la vez: a veces infierno, a veces paraíso. En definitiva, La bestia impura propone un recorrido urbano frenético. Una aventura, como se lee en estas páginas, por un lugar donde “las palomas le cagan en la cabeza a los próceres”.
La bestia impura está disponible en librerías o en la tienda online de Loco Rabia.