El apocalipsis nunca pasa de moda. En la imaginación de Damián Connelly, la posibilidad del fin del mundo está vinculada al recorrido del cometa Halley, que cada 75 años orbita alrededor del Sol dejando tras su paso alteraciones particulares en las personas. O bien los habitantes terrestres nacen con auras benéficas similares a poderes, o bien esas auras pueden evidenciar un revés maldito. En ese contexto se desarrolla la titánica Me prometiste oscuridad, en donde Yuri y Sebastián –nuestros personajes principales nacidos con habilidades sobrenaturales- estarán sometidos a una fuga y una lucha constante contra una presencia poderosa, el Antitodo, que se alimenta de aquellos que tienen auras especiales. Pero también está Sage, un hombre con aspecto marciano que hace las veces de protector y consejero de la dupla protagónica, y cuya presencia como narrador que interpela directo al lector le da un tinte de autoconsciencia al relato.
Damián Connelly ya había trabajado tanto en dibujo como en guion, pero hace tiempo que nos habíamos acostumbrado solo a su veta de guionista. Entre sus comics más memorables en esa labor se pueden contar Felicidad (dibujada por Pedro Mancini), La extraña desaparición de Barnabas Jones (dibujada por Kundo Krunch) o Ulises (junto a Nicolás Brondo). En este último trabajo vuelve como autor integral tras una lesión que lo tuvo sin poder dibujar durante diez años. Comenta: “Tengo tres cirugías en mi brazo derecho, además tengo tendinitis crónica por la posición anormal en la que quedó mi brazo después de una última operación de urgencia. Usualmente soy más guionista que otra cosa. Pero en 2019, un año en el que la pasé terriblemente mal, algo se quebró y no tenía tantas ganas de seguir escribiendo para otros, así que un día agarré una vieja tablet y probé dibujar en digital, desde ahí, nunca largué la tablet. Después de un par de historias cortas, decidí que podía hacer algo más largo y entonces saqué Me prometiste oscuridad del letargo de un cuaderno que tenía guardado. Armé la historia como hago siempre y luego me puse a dibujar sin parar. Obviamente, tuve todo tipo de desafíos pasando por arriba mis propias limitaciones y volviendo a aprender. Pero igualmente la pasé muy bien, sufrí un poco con la segunda versión que es la que todos conocen, tuve varios problemas con el brazo en el medio, pero logré superarlo con paciencia y muchos analgésicos”.
El derrotero de esta novela gráfica se inicia hace ya casi unos tres años, cuando el sello Caja de Insectos editó una versión en digital. Cuenta Connelly: “Esa versión la redibujé, reescribí varias cosas, agregué páginas, y fue la que salió en Estados Unidos editada por Behemoth Comics (y es la misma editada de manera integral por Deriva). Todo fue muy raro, yo iba con cero expectativas y fue un aluvión de buenas noticias. El primer número fue el comic en blanco y negro más vendido en mucho tiempo, se hicieron tres ediciones y se llegaron casi a las 55.000 copias vendidas. Por suerte los siguientes números se siguieron vendiendo bien y esto generó una pequeña gran base de fans que siguen la historia”.
A pesar de su tema -signado por misterios y persecuciones- y de su estilo sombrío a puro claroscuro, la historia de MPO está puntuada por muchos momentos de ironía o de plena comicidad. No es la primera vez que Connelly dosifica la ciencia ficción con condimentos humorísticos: “Empecé a poner un poco de absurdo, de ironía y humor en La extraña desaparición de Barnabas Jones y como funcionó bastante bien, y la pasé muy bien, volví a hacerlo en MPO. Todo siempre está planeado en materia de historia y guion, porque soy así de estructurado, en el dibujo soy más caótico. En realidad, MPO es una mezcla de géneros, tiene tanto de ciencia ficción como de superhéroes, de horror y mucho humor”. Esa parece ser la búsqueda más recurrente de Connelly: transitar los géneros y tensar sus combinaciones con la mayor versatilidad posible.
De acá en adelante, desafíos: “el género que más me apasiona siempre va a ser el terror y creo que aún me debo (y les) un buen libro de terror. Pero justamente, es el género que más retos creativos plantea (al menos para mí) y hay que hacerlo bien, ya vendrá algo así”.
¿Sentís que MPO marca un punto de inflexión en tu carrera?
Claro que sí, es el principio (y ojalá no me equivoque y mi brazo no termine explotando en mil pedazos) de muchas más historietas como autor integral. También es aprendizaje, es un reencuentro y una espina sacada. Es amor por la historieta y superación. Y creo que eso es lo que hace a ese libro tan importante y siempre lo será.