Con el ritmo vertiginoso de la contemporaneidad, todo nos parece lejano u obsoleto rápidamente. Pero a inicios del Siglo XXI los blogs fueron una novedad provechosa para el ámbito de la comunicación y el arte. En contraste con décadas anteriores, dibujantes y guionistas encontraron allí una manera directa de hacer público su trabajo y los modos de difusión dejaron de ajustarse solamente a la tira diaria de los grandes medios gráficos, o a las experiencias under del fanzine de los años noventa. El lenguaje de las viñetas comenzó a expandirse un poco más en su deriva bloguera. En ese sentido el sitio emblemático, por su mirada curatorial y la sistematización de su periodicidad semanal, fue el colectivo Historietas Reales, un blog que nucleaba inicialmente a autores alrededor de la premisa ordenadora de lo autobiográfico. No es un detalle menor decir que en ese espacio se dieron a conocer autores de la talla de Sole Otero, Caro Chinaski, Diego Agrimbau, Federico Reggiani o Max Aguirre. Así, la escena comenzó de manera doméstica, con autores de varios rincones del país, pero rápidamente pasó a tener un eje más latinoamericano convocando a historietistas de Ecuador, Colombia o Uruguay. La novela gráfica Valizas fue una de las gemas que en aquel momento publicó el sitio Historietas Reales, y hoy aparece en Argentina (existe edición uruguaya) en formato papel después de más de una década.
Editada por Historieteca, la obra de Rodolfo Santullo (guion) y Marcos Vergara (dibujo) está situada en los años 70 en plena dictadura militar uruguaya, en el pueblo costero del Departamento de Rocha que da título al libro. En ese contexto nos presenta a Ulises, un pescador que vive de manera austera con su hijo Felipe. Allí reciben inesperadamente a su hermana Penélope y su compañero, que llegan desde Montevideo huyendo de los militares. El cuadro de personajes se completa con Heráclito Meneses, el anciano cuidador del Faro que recibe a diario a Felipe para narrarle historias de mitología griega. Las tensiones no se hacen esperar cuando aparece merodeando El Marinero, un soplón al servicio de la represión. Ante los temores de Penélope, que sabe que muchos de sus compañeros de militancia están siendo perseguidos y torturados, el clima se enrarece y emergen algunas dolencias del pasado entre hermana y hermano. Por momentos, entonces, las pasiones y rencores familiares cobran más relevancia que el entorno acechante. Ese pasaje al dramatismo se acentúa con la versatilidad que muestra el lápiz de Vergara para pasar de una emocionalidad a otra rápidamente, en las tonalidades sepia que componen de inicio a fin la historia.
Valizas es una historieta que reclamaba ser publicada en papel en esta orilla del Río de la Plata. Una obra de factura clásica que puede leerse tanto en las claves del relato de intrigas o como microficción política pero donde la acentuación está puesta en el conflicto familiar. Según las palabras que Santullo escribe en el epílogo: “Poco podíamos imaginar que Valizas tomaría su propio camino y terminaría siendo algo completamente distinto. Un thriller, pero donde lo más importante es la familia. Donde el contexto es tan amenazante como lo puede ser una dictadura que te persigue, pero donde las relaciones personales son lo que ocupa el frente, la vidriera, y lo otro corre apenas por detrás”.