En el año 2020 coincidieren dos hechos aparentemente inconexos pero interesantes de relacionar: el primero, la cuarentena obligatoria decretada en nuestro país por el virus del covid 19. El segundo, el estreno del documental El último Blockbuster, dirigido por Taylor Morden. En el medio, una banda que hoy se revela como punta de lanza creativa de una camada nueva de artistas independientes cuyos inicios se remontan a ese año que parece tan reciente y tan lejano por momentos.
Oriundos de Lanús, los actuales integrantes de Blokbaster -Lucas, guitarrista y cantante; Pipu, bajista y Guille, baterista- habían compuesto un disco bajo el nombre de Santiago Plaul, el cual salieron a tocar una semana antes de que se decretara la cuarentena obligatoria. Reformulaciones, idas y venidas, frustraciones prolongadas. Cualquiera que sabe lo que es empezar un proyecto artístico entiende lo que implica semejante fractura en una etapa tan iniciática. Borrón y cuenta nueva.
Pero a los chicos la frustración pareció venirles como anillo al dedo. Asumir el fracaso inicial como parte del juego les permitió reencontrarse en una nueva entidad conjunta que remite, mal escrito (o más bien, argentinamente escrito) al nombre de la noventosa cadena de videoclubes como un último bastión simbólico de fantasía y nostalgia para los hijos del menemato y la crisis del 2001. Así como en Oregon la última tienda, luego de las sucesivas quiebras de filiales por el mundo frente al avance de internet, la piratería y las plataformas online, se convirtió revitalizada en un objeto de culto como si fuera un templo, Blokbaster apunta a un renacimiento de sus propias cenizas que se plasmó en un excelente debut, Sovietpunk -publicado por el sello Lightbeam Records- que está hípercargado de vitalidad, urgencia y grandes canciones.
Sovietpunk empezó como una experimentación lúdica en cuarentena. Había un momento de efervescencia creativa que generó un interés en Guillermo Daverio por las canciones del proyecto anterior de los chicos, Santiago Plaul. Pero Lucas tuvo otra propuesta: un demo primitivo del actual debut, del cual eligieron cuatro temas para empezar a trabajar. Nuevas canciones iban naciendo en un humilde home estudio de la banda; algunas entraron, mejorando ensayo a ensayo, otras quedaron en el camino. Finalmente en el verano de 2023 grabaron en el estudio de Daverio también junto a Luis Volcoff. Juntos ayudaron a la banda a encontrar el sonido que querían.
Las influencias de Blokbaster son disímiles: aunque reconocen el gusto por Radiohead, Arcade Fire, Babasónicos o Queens of the Stone Age, hay aspectos de la producción herederos del hip-hop provenientes de Kendrick Lamar o Tyler the Creator, que a pesar de no ser evidentes inspiran a la banda. En un orden extra musical, por otro lado es notoria la influencia del cine y el lenguaje audiovisual en general. “Somos muy fans del género cyberpunk, y de series como Atlanta, Okupas”. Pero por otro lado reconocen también que la “música siempre está teñida de una filosofía, pero plantearla desde una estructura similar al cine permite más recursos al momento de expresar ideas y sentimientos. Por eso los discos que más nos gustan son casi como bandas sonoras de películas que no existen”. Ellos buscaron y lograron con Sovietpunk construir un universo en el cual sumergirse y descubrir algo nuevo con cada escucha.
No estamos frente a una banda de género: hay diferentes paletas y texturas mezcladas en movimiento vivo, parecido a como cuando se buscaba entre pasillos una buena película para alquilar y se iba del terror a la ciencia ficción, de la comedia romántica al cine europeo o nacional sin tomar partido por ninguna, solo por el “estoy mirando”. Cada paleta sonora “tiene la capacidad de evocar distintos lugares emocionales, que son necesarios para poder contar una historia -señala Lucas-. Si cada tema funciona como una escena, el cambio de género es incluso necesario para llevarte a otro lado antes siquiera de que escuches lo que dice la letra. Es un recurso como cualquier otro para contar sin diálogo”.
De esto son pruebas canciones como “Rápido“, en la cual cantan “El camino no me importa/ El destino es lo único”, bajo una atmósfera liviana y contundente a la vez, por momentos coqueteando con un solo de hard rock clásico, por otros sumiendo la escucha entre capas de sintetizadores y delays, para desembocar al toque en otra escenario, otro sonido, percusivo y bailable: las canciones se suceden una tras otras, con algunos samples remiten a un plano visual, como la sirena que suena al final de “Estafar”.
Blokbaster es una banda que se quiere divertir, pero sobre todo quiere contar, con o sin palabras. Logran tomarse las cosas lo bastante en serio como para no ser banales, pero comprenden las contradicciones que los componen como para no aburrirse en la solemnidad. “Venimos de y conocemos realidades que nos mantienen los pies sobre la tierra, y sabemos que hacer música en este contexto económico es casi un privilegio que tenemos que honrar de alguna manera -concluyen-. Pero eso es por ahora, quizás mañana abandonemos nuestras convicciones y solo hagamos canciones de amor para llenarnos de plata”.
Escuchá a Blokbaster en plataformas de streaming (Spotify).