Decir que Camila Cardozo es Nomusa, o viceversa, sería caer en un simplismo erróneo. “Nomusa es otra entidad. Yo la inventé, pero se aleja cada vez más de mí”, explica la artista afrouruguaya sobre su alter ego bautizado con doble significado: un nombre africano que puede entenderse como “no soy tu musa”, una pista para empezar a descifrar todo lo que convive en esta figura concebida entre legados familiares, talento innato, desigualdades y convicciones fuertes con hambre de justicia.
Sus creaciones musicales se nutren en esencia del hip hop, del nu jazz y del afrobeat, pero también está influenciada por un cocktail ecléctico: el post punk, el vals, el rock progresivo, el krautrock, la música popular uruguaya, el candombe beat, la bossa nova, el son cubano, el pop y el glam rock. Tras una vida entera vinculada a lo creativo -desde el teatro y la danza hasta la pintura y la moda- y un EP que publicó en 2017 bajo su nombre de nacimiento, esta joven brillante encontró la voz suprema de su identidad artística en Nomusa y presentó el pasado diciembre F.A.T.U.M, su LP debut. “Es un disco que en el concepto cuestiona la fenomenología del tiempo”, en sus palabras.
En un primer acercamiento, F.A.T.U.M. puede remitir a lo extraterrestre: una portada con la imagen de Camila intervenida hasta volverse alienígena, sonidos que parecen despegues de naves espaciales y voces distorsionadas ininteligibles. Pero las impresiones iniciales suelen ser una fachada, un engaño, una prueba que solo atravesarán quienes estén dispuestos a adentrarse en el caos y a reflexionar más allá de lo dado y de lo dicho. “Es mi odisea”, anuncia en “Esferas” sobre la tragedia que condensa en esta pieza conceptual, y continúa: “Estamos en esta era donde lo profundo ya escasea”. Pero este no es un disco para lecturas reduccionistas ni de galaxias lejanas en las que nos podemos abstraer: es un reflejo de la realidad dual donde el baile convive con el llanto. Complejo hasta en su sonoridad -una atmósfera híbrida y efervescente que navega por el art pop, el afro pop, el pop rap, el trip hop y el house-, F.A.T.U.M. es terrenal y humano: su título reza “destino fatal”, pero aquí hay alguien que no le teme.
Con melodías pegadizas que destacan por lo auténtico sin perder su potencia de hit -escuchar “Oxígeno diatómico” o “Anémonas” y no apretar repeat en loop es quizás el verdadero desafío-, F.A.T.U.M. es una travesía para escapar de lo superficial, es el exorcismo de los demonios de Nomusa, es su búsqueda por trascender en el tiempo. El inicio del disco no es aleatorio: se trata de un sampleo de una entrevista a la cantante de jazz Eartha Kitt, “la primera material girl”, resalta Nomusa.
“Ella para mí fue un ícono, pero trascendió mucho menos porque era negra. La construcción de la personalidad es muy difícil para nosotros, porque crecemos con el estereotipo de la persona blanca con el pelo lacio y con la piel clara. Yo ya sabía de chica que ser negra iba a ser un condicionante, pero por suerte soy combativa: toda mi vida luché contra el racismo y, si bien milito muchas cosas, es mi causa principal”, comenta. Más allá de lo identitario, la elección de ese fragmento en particular también tiene un sentido adicional, vinculado al feminismo: “En esa nota, Kidd cuenta que fue abusada. Las mujeres negras no solo son hipersexualizadas, sino que también son fetichizadas. Sentí que tenía que ser la introducción. Quería generar un impacto pero también me pareció significativo que fuera sobre una historia de vida”, y con “Eartha” comienza su catarsis.
“Es un disco que busca trascender los sentidos pero también cuestionar la retórica de lo nuevo, la cultura de la conectividad, la codificación de las relaciones humanas y la importancia de generar un impacto político-social a través del arte. F.A.T.U.M. surge en medio del caos, me atraviesa caóticamente. Lo compuse estando yo más emocionalmente vulnerable”, explica, y así se confiesa en “Esferas” (“Puedo ser tan soft, así como vos”), pero está claro que Nomusa no desconoce en absoluto todo su potencial.
Por más que en “Expect Luv” (junto a la productora Guitarbaby) declare que “el mundo está perdido y no encontré solución”, ella es fiel a su compromiso ideológico y cree que realmente se puede generar un impacto positivo a través del activismo: “Los artistas que han cambiado la historia de la música tenían ese compromiso. No es excluyente, pero siento que hoy en día no podés hacer caso omiso a que lo personal es político, a que se necesita un mundo equitativo, igualitario, aunque hoy esté totalmente polarizado”.
Nomusa quiere decirlo todo y está claro que su arte será la forma de hacerlo. “Me gusta nombrar las cosas, soy muy poética y esa poesía está inscripta en el disco”, explica. F.A.T.U.M. en su idioma está lejos de terminar en locura o muerte: es el camino a la liberación, pues ella es la arquitecta de su propio destino. “Hay muchas canciones donde digo que tengo el futuro en mi boca, que tengo el futuro en mis trazos, que afirmo que veo el futuro. Cami capaz que no, pero Nomusa ve el futuro seguro”, confiesa. Y aunque en el punto más oscuro del disco, “Xenagoras”, afirme que “nada de luz quedará”, Nomusa y Camila encontrarán la forma de iluminar todo a su paso.
Escuchá a Nomusa en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify).