Niños envueltos lanzó su primer disco en 2013 y luego de una alentadora repercusión positiva, tardaron en dar con la persona indicada para trabajar sus nuevas canciones, algunas de las cuales están incluidas en Un negocio de alquiler de bombas. Este material consiste en un EP de tres canciones que cuenta, entre sus particularidades, con la mezcla de “Paco Loco”, productor español que ha trabajado con Nacho Vegas. El sello independiente de Perú Colectivo Manifiesto se encargará de la edición física en CD, previo a la presentación del grupo en el reconocido festival de música emergente Lima Pop Fest el 29 de abril. Posteriormente, la banda se paseará por diversos destinos llevando su música en otros lugares, como Huancayo y Trujillo.
Las nuevas canciones fueron grabadas, principalmente, en Estudio ION (aunque los diversos teclados se grabaron en La siesta del fauno) y la mezcla, analógica, se realizó en el Puerto de Santa María (España).
Algunos rasgos de las letras permiten reconstruir una temática en común de estas tres canciones, que proponen un cierto recorrido conceptual sobre dinámicas sentimentales y físicas del amor, de la imagen del infarto (en “No veías”) al corazón en la carnicería (en “Sade”), que descansan sobre un sonido heterogéneo y a la vez característico de la propuesta de esta banda con canciones suaves y fuertes: trompetas, mellotrones, violines, guitarras acústicas se muestran como constantes de una mezcla exótica y extraña que se aleja del rock y el indie lo-fi. Una aspiración pop se siente en las estructuras de las canciones, en las letras y en cierta grandilocuencia de las melodías, que llevan la particularidad del sonido a un extremo peculiar.
Entre otras particularidades de este nuevo material, hay una fuerte impronta que refleja la actitud de la banda en vivo, de mostrarse a fondo como un grupo, como un colectivo firmemente apoyado en esa heterogeneidad: las peculiar voz de Tonga (voz y guitarra rítmica del proyecto) guía, entre la ternura y la desprolijidad, imágenes que no por sentimentales dejan de estar dotadas de cierta atractiva ambigüedad. El sonido de Un negocio de alquiler de bombas es prueba de que Niños envueltos necesitaba tratar a las canciones de una manera nueva, con una grabación y mezcla que estuviera a la altura de su propuesta. Con una apuesta mayor y que profundiza lo que mostraban en El último cassette del parque, la banda puede darse por satisfecha y pensar el viaje que los espera.