Imaginen levitar en un planeta Tierra con escasa gravedad, donde se respira el más puro sonido. Una Tierra colorida y llena de aromas, habitada por tribus arcaicas que bailan al fuego de la hoguera en una noche de truenos caóticamente armoniosos. Véanse luego en un espacio de soledad, la más bella soledad, bajo la sombra de un árbol en un día primaveral; la soledad que invita a la reflexión: “ansiedad del crear, éxtasis del silencio”. Ahora abran los ojos, que cerraron sin darse cuenta, den lugar a sus más profundas emociones, “en la brisa… en el aire”, bienvenidos al trance.
Es que Sambara entendió que Siempre hubo riesgo en el cielo y bautizó con ese nombre a su última apuesta discográfica. Dinámico, el disco según ellos es una declaración de principios.
También conocida como “el demonio de seis cabezas”, esta banda de jóvenes prodigio impregna el alma en cada composición. Su única regla: autenticidad, la cual los lleva a romper las barreras de lo convencional. “Pensalo bien, no importa el riesgo”. No conformarse con fórmulas preestablecidas, siempre en busca de nuevos horizontes, arriesgado y rupturista, así es como Sambara autodefine su búsqueda. Una declaración de principios, una apuesta por el cambio, salir de la comodidad.
Seis músicos de asombroso talento que se vuelven un ente amorfo y en constante cambio para crear melodías atrapantes y frescas como la brisa marítima de un primer día de playa. Guitarras, un bajo, platillos y redoblantes, ¡voces, teclas, sintetizadores! Porciones todas que no pueden analizarse por separado, la clave está en la afluencia de los elementos que conforman un todo más grande que la suma de sus partes.
Treinta y ocho minutos-cincuenta y cuatro segundos de sonido, dos más de silencio, “hoy, la distancia ya no rige aquí”. Diez son las piezas elegidas, pocas las que quedaron afuera, aún madurando para conocer la luz en un futuro mejor (y no tan lejano).
El sonido de Sambara invita a la psicodelia y genera esta suerte de hipnosis que produce escuchar maravillosas obras de Pink Floyd como Dark Side of The Moon o Wish You Were Here (hablamos del álbum). El disco se percibe como un entero en el cual cada pista da comienzo a la siguiente antes de haber terminado. Quizás por esto sea que genera esa sensación de tema de larga duración, al estilo de los británicos, cuando en realidad la media no supera los cuatro minutos.
Sin repetir y sin soplar: Federico, Gabriel, Julián, Andrés, Pablo, Marcos. Detrás también hay un Manuel. Acuérdense de ellos, están entre ustedes, en las marchas, en los actos, atravesados por las causas sociales que nos importan a todos. Pioneros en el cambio cultural, hijos de la autogestión, Sambara es sin lugar a dudas la banda del hoy, y del mañana también, porque “no les importa lo que digan, mañana es mejor”.