Salir al mundo para encontrar la forma de habitar la incomodidad de lo indefinido. El principio de una aventura que, para Gris, significó excavar entre blancos y negros hasta terminar descubriéndose a él mismo en el medio del camino. Esa búsqueda se concreta en su álbum debut también titulado Gris, un collage de historias escritas en el equilibrio de los desbordes y el derroche triunfal de su producción nómada.
Para Pedro Jasminoy, el nacimiento de su proyecto artístico fue casi tan orgánico como indispensable. Chocarse con él mismo lo llevó a entender que había nudos que solo iba a poder desatar haciendo lo que por mucho tiempo había hecho para otros: producir, escuchar, articular ideas con sonidos, la calma y la tormenta. La necesidad de la catarsis personal lo encontró con mucho conocimiento de causa, un pasaje y su corazón astillado sonando algo así como lo hace hoy en “Roto”, el segundo track que publicó como Gris.
Es lógico que un artista que vivió su adolescencia atrás de una consola exorcise sus terrores y deseos de esa manera, creando universos para hacer de ellos “un motor para conectar con la melancolía” en los que espera encontrar “la sanación, un antídoto a los dolores de existir”. Los recursos electrónicos florecieron en su arte y, en algún punto, las raíces lo llevaron a cuestionar su rol como artista. “Si yo dejo de hacer música para otros, ¿qué hago?”.
Algunos meses después de ese auto cuestionamiento y océano mediante, Jasminoy encontró a Seppa (alias de Gonzalo Seppacuercia) en el momento en que Gris (artista) y Gris (proyecto) empezaban a tomar forma en simultáneo. Armar y desarmar, plantear y replantear, un proceso en loop que culminó con la idea de una película que refleje la aventura y el arte como un todo. “Queríamos registrar el camino del artista”, explica Gris, entender cómo se formula una figura intrépida pero precisa, cómo se adaptan los dolores y la euforia a un proceso creativo que avanza a medida que él mismo se mueve. Y eso hicieron.
Su recorrido los llevó a España, los países balcánicos, Italia, Finlandia y la Patagonia. Gris dejó que su obra sea permeable, y es esa naturaleza salvaje lo que lo ayudó a crear cápsulas únicas: “BCN“, junto a Simonet, suena como enamorarse y caer por el precipicio de ese sobresalto, “Aveces” es el preludio de la travesía a lo desconocido, “Espejo” ondula entre los reflejos de sus propios dilemas y lo menester del escape. “¿Dónde estoy cuando busco donde voy a ir?”, se pregunta a sí mismo mientras una base electrónica lo acuña junto a su reflejo, transportándose.
“Antes de salir a viajar lo que me conflictuaba de hacer mi música era sentir que no tenía nada valioso para decir o tener muchas inseguridades sobre quién soy y qué decir. Y el proceso de hacer el disco y el viaje fue decirme: che, capaz que lo que pueda decir a alguien le sirve, y si no, me está sirviendo a mí en este momento. Y eso es suficiente”, explica.
A lo largo del proyecto, ciertas influencias resultan fundamentales. Inspirado por artistas como Novo Amor y Bon Iver (parte del soundtrack de Gris, la película, dirigida y producida por Seppa), Gris merodea entre el espacio que deja atrás y los senderos que abre adentro suyo, las ramificaciones de sentimientos y hábitos que en el pasado no lograba entender del todo. “Quería amigarme con la idea de estar conforme con quién soy, encontrar la seguridad en mí mismo, crear con el corazón en la mano”.
Ese corazón lo movilizó hasta Helsinki, donde, viendo a Fred Again.. en vivo, el círculo se completó frente a sus ojos. El encuentro de su propia trayectoria y la de su gran inspiración -que aparece, incluso, como un sample en “De la frontera“, cierre del álbum- fue la cúspide del estado de gracia del viajero que Gris persiguió entre América y Europa. El producto final es un diario de travesías y odiseas. Acompañado por sus antecedentes en la electrónica, Gris incurre en el pop alternativo, el techno, influencias del soul y el gruv e incluso en sonidos atmosféricos que, sobre todo en “Desarmarme”, la joya escandinava del proyecto, bordean los precipicios de la emoción hasta estallar en una catarata de liberación emocional.
Volver al punto de partida no es sinónimo de que la búsqueda termine. En “Novo”, la última pieza escrita y producida para el álbum, Jasminoy reflexiona sobre un pasado más simple, caras que dejan marca y presencias que se desdibujan con el paso del tiempo. “En ningún momento voy a estar seguro de quién soy -admite-. Creo que eso no existe y está bueno dejar de buscarlo para mí. Hay que ser y estar conforme con el hecho de que estás siendo la mejor cosa que podés ser. Y a partir de eso tomar la seguridad para decir algo”.
Gris como incertidumbre, simbolizando el encuentro perfecto entre los ideales y la realidad, el misterio en la dualidad de los anhelos. Un artista que ve su nacimiento desde afuera gracias a la forma en la que analiza sus convicciones interiores. Un viajero sin mapa en sus manos, explorando los caminos que crecen frente a sus ojos.
Escuchá a Gris en plataformas (Spotify, Tidal, Apple Music).