Al igual que en toda disciplina artística actual, no es fácil fijar a los géneros musicales en lugares y tiempos específicos. Bajo un presente de globalización incesante, las influencias viajan alrededor de todo el globo en cuestión de segundos. Sin embargo, como tuvo lugar en Estados Unidos a mediados del siglo pasado, podemos afirmar que el epicentro del jazz moderno se encuentra en el Reino Unido con una confluencia particular en la capital londinense. La invasión de jazz británico ha tomado un valor significativo en el último tiempo y ha empezado a dejar huellas en artistas de todos los ambientes.
La movida actual de jazz presenta sus parecidos y diferencias con la concepción más clásica del género. Por un lado, es fácil la analogía con el nacimiento del bebop conducido por Charlie Parker y compañía: una proliferación de artistas agrupados en un lugar cercano bajo el ala del mismo género musical, una fuerte influencia de ritmos africanos (o afroamericanos), una constante realización de colaboraciones entre ellos (tanto agrupaciones estables como momentáneas) y un incremento en la popularidad de los pubs de jazz.
Ahora bien, el jazz británico moderno se caracteriza por su constante mutación hacia otros géneros (algo similar a como el hard bop, el free jazz o el post bop funcionaron en los años 60 y 70) y no se queda estático en la concepción clásica de las formas. Lo que se conoce como jazz fusión trata de ampliar el panorama musical del género, obteniendo influencias de ámbitos como la electrónica, el hip hop, el funk o el afrobeat. De hecho, Kendrick Lamar (sobre todo con su disco de 2015, To Pimp a Butterfly) y Kamasi Washington son algunos de los exponentes estadounidenses de este amalgamiento que abre el abanico hacia una nueva concepción vanguardista del género. De esta forma se obtienen resultados artísticos de lo más variados y se configuran proximidades más cercanas con la audiencia que considera al Jazz como “música de cultos”. El resultado es la creación de nuevos universos musicales y socio-culturales, el nacimiento de una prolífica corriente estilística que crea nuevas formas y diseña sus propios parámetros.
En 2016, el dúo Yussef Kamaal compuesto por Kamaal Williams (piano y sintetizador) y Yussef Dayes (batería) grabaron su primer y último disco de estudio titulado Black Focus. El disco marcó un comienzo en la nueva era jazzera de Londres porque representa y lleva inscripto en él por primera vez todos los valores que se desarrollaron en los años siguientes. La variedad armónica, los complejos ritmos y la conjunción ornamental electrónica son algunas de las características predominantes del álbum. En el saxo está como invitado Shabaka Hutchings, que durante el mismo año sacó el renovador y original disco Channel the Spirits con su banda The Comet is Coming. Hutchings ya estaba creando música con su banda Sons of Kemet, pero no había logrado un mayor reconocimiento en la escena.
En 2018, Hutchings decidió recopilar los talentos de varios de estos artistas en un álbum titulado We Out Here. Grabado en los estudios fundados por el productor, DJ y conductor inglés Gilles Peterson, el objetivo del disco fue difundir a los jóvenes músicos que estaban dándose a conocer en la escena local. El disco contenía nueve temas compuestos por nueve diferentes personas, grabados en tres fructíferos días en Londres. El resultado fue un pantallazo y un intenso resumen de la movida cultural jazzera del momento. Nubya Garcia, Moses Boyd, Joe Armond-Jones, Kokoroko, Ezra Collective y el propio Hutchings son algunos de los nombres que integran el tracklist. Cada uno con su estilo propio y particular, pero dejando lugar a un sentido en conjunto que no escapa en ningún momento del álbum. El álbum atraviesa diferentes atmósferas pero el hilo conductor permanece: la fusión del jazz con distintos géneros modernos.
2020 fue un año en el que salieron varios discos de la escena, pero hay tres que sobresalen del resto. El primero se titula What Kinda Music y está compuesto por el guitarrista y cantautor Tom Misch junto al ya nombrado Yussef Dayes. El encuentro entre la guitarra y las melodías más poperas de Misch con la batería plenamente jazzera de Dayes da un resultado fascinante para cualquiera que quiera empezar a interiorizarse en el mundo del jazz.
El segundo disco pertenece al guitarrista Oscar Jerome (miembro de Kokoroko) y se titula Breathe Deep. Es un álbum de aires melódicos más accesibles ya que casi la mayoría de los temas poseen acompañamiento vocal y representa una escucha amable para el oído acostumbrado a música pop.
En último término, y no por eso menos importante, Nubya Garcia sacó su segundo disco de estudio titulado Source. Luego de su gran debut, la saxofonista tenor y compositora nos sorprende con un disco renovador, llamativo y plenamente conceptual. Definiéndose completamente bajo la cultura y herencia afrobeat, todo el álbum se va desarrollando en paisajes como la cumbia, el reggae y el neo soul que dan como resultado un sonido heterogéneo y polisémico protegido en todas sus aristas por el inconfundible saxo de Nubya. Source tal vez deje descolocado en algunos sentidos al oyente, pero es una obra que logra subir la apuesta de la fusión entre diferentes géneros musicales.
Como toda faceta artística, el jazz fusión británico se va construyendo a medida que se desarrolla. Esta escena musical está todavía en el principio de su vida y el camino hasta la inalcanzable meta es largo y abundante. Lo importante es ir desentramándolo para comprenderlo y llegar a disfrutarlo en su totalidad, o por lo menos lo mejor que podamos.