La trayectoria de Joaquín Pérez es más bien heterogénea. El músico porteño comenzó tocando la guitarra y cantando en bandas de rock alternativo y grunge, luego se mudó a Boston donde obtuvo una beca para estudiar producción musical y se focalizó en la producción de música electrónica y pop. Ahí empezó a trabajar como DJ en todo tipo de eventos, tocando para Louis Vuitton en New York Fashion Week, en raves de techno locales, boliches de hip hop y trap, casamientos y cualquier cosa que le permitiera pagar los altos alquileres de la ciudad.
Luego de cinco años en Boston, ya comenzaba a tener más presentaciones en la ciudad de Nueva York, a cuatro horas de distancia, así que decidió mudarse allí, donde estuvo casi dos años tocando en boliches, produciendo techno para un sello futurista de Los Ángeles y buscando gemas para su colección en las tiendas de vinilos de Brooklyn. Luego de seis años en Estados Unidos decidió regresar a Buenos Aires, se reconectó con su costado más de multiinstrumentista, cantante y compositor para lanzar su proyecto como Copperz, mientras organizaba ciclos de música electrónica en distintos puntos de la ciudad.
Kinamun, su más reciente alias, unifica todas esas experiencias en algo único y a la vez familiar con producciones electrónicas, melodías pop y una energía que carga con la tradición del rock alternativo y grunge. En su paso por Estados Unidos vivió muchas aventuras que ahora son anécdotas: sobrevivió a un atentado terrorista, a un intento de atentado en un micro, conoció a John Mayer en un club gay de Boston, casi lo llevan preso por intentar irrumpir en un evento presidencial en Harvard, compartió camarines con Julian Casablancas, fue vecino de Kobe Bryant en California, y vivió en la casa donde había vivido Vladimir Nabokov. Todas estas historias alimentaron el imaginario de donde nació su más reciente disco titulado Rave.
En este álbum de siete tracks, el compositor indaga entre sus influencias vinculadas a distintos subgéneros de la electrónica como el techno, el house y el trance, en un repertorio atravesado por su búsqueda cancionera que bien podría convivir en un DJ set o en una escucha personal e introspectiva. Un claro ejemplo de esto puede escucharse en temas como “Trance techno” y “80s descapotable autopista nocturna music”, donde Kinamun hace también de narrador y acompaña a la música con una historia cantada.
En ese sentido, la combinación de elementos en la música de Kinamun no se limita únicamente a esta mixtura entre canción y track de electrónica, sino también a una serie de timbres y sonidos muy cercanos a artistas pop como podrían ser Kylie Minogue, Daft Punk, Charlie XCX, Grimes y Julian Casablancas. En este espectro aparecen algunos más sonidos recurrentes como arpegiadores, pads y líneas de bajo ácidas con voces fuertemente autotuneadas y riffs de guitarra. Con esta mixtura de sonidos, el debut de Kinamun se instala en un campo híbrido y sumamente original entre la pista de baile y el relato.
Escuchá Rave de Kinamu en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).