Lautaro Dávila cultiva un enorme y heterogéneo interés por la música. Nacido en el sur del conurbano bonaerense, desde pequeño se encontró con varios estímulos artísticos en su casa, sumado a una formación autodidacta que osciló entre la batería y la guitarra. A lo largo de los años pasó por distintos instrumentos, profesores y géneros que lo convirtieron en un músico y productor inquieto.
La primera incursión en su larga trayectoria fue la de la banda Legüero, a la cual entró en 2015 como baterista y corista, y que en retrospectiva lo describe como su primer proyecto en serio. La cosecha de ese proceso resultó en dos discos, en los que además de estar tras los parches, aportó composiciones propias y empezó a desarrollar sus dotes de productor y técnico en sonido.
En paralelo, dio inicio a su proyecto solista bajo el nombre artístico de Aireeria, que luego mutó en una banda, en el que se hacía cargo de todas las composiciones, además de tocar la guitarra y cantar. El fruto de esta etapa dio lugar a su primer disco en solitario, titulado Antes de ser semilla y publicado en 2016, que significaría el primero de varios discos en su haber. El siguiente, Leftrarü, vería la luz tres años más tarde y significaría una profundización en el mundo de la canción, con un sonido más próximo a lo que es una banda eléctrica.
El cambio radical vino en 2020, cuando en el contexto de la pandemia y la cuarentena, su música se volcó hacia composiciones más influenciadas por la música ambient, la meditación y la creación de paisajes sonoros. En esta etapa de gran productividad, el músico bonaerense grabó dos discos en paralelo que publicó ese mismo año: Contemplación: los cinco maestros y Contemplación: el camino. Siguió ese rumbo para su disco número cinco, en esta ocasión, una coproducción junto a Sebastián Massa titulada Hábitat, a la cual se refiere como “música para meditar o contemplar”.
Para ese momento, además de haberse formado como compositor de canciones, técnico de sonido y productor de ambient, apareció paulatinamente una faceta musical más: su interés en la música clásica de la India, lo que compara con una forma de ejercitar como si fuese hacer yoga con la música.
“Fue una forma de meterme para adentro después de muchos años de estar exponiéndome a estar tocando mis canciones en lugares como bares y centros culturales, cargando y descargando la batería y llegando tarde a mi casa”, explica en conversación con Indie Hoy. El contraste entre ambas prácticas es notorio, a lo que suma la introspección que vivió en la cuarentena de 2020 al igual que muchas otras personas.
De esta forma, Lautaro llega a una actualidad donde integra estos mundos que en él conviven. Además de tocar la flauta india bansuri, algunas prácticas tradicionales chinas como la medicina china y el tai chi fueron su puerta de entrada a la cultura india. Recientemente estrenó Algo que respira, su sexto álbum de estudio, en el que la pregnancia de sus prácticas vinculadas a la filosofía y música oriental conviven y se fusionan de forma constante con la canción.
Escuchá a Lautaro Dávila en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal).