Lizzantino es el proyecto de Santiago Noli, músico multi instrumentista argentino radicado en Nueva York. Con dos discos en su haber, este artista mendocino busca continuar su carrera en territorio norteamericano con una producción que combina influencias diversas que van desde el jazz hasta la música electrónica, pasando por el brit pop y el rock alternativo.
El recorrido de este músico cuyano es heterogéneo y lo vio pasar tanto por bandas de rock alternativo, pop y punk hasta su última incursión en Argentina en un trío de improvisación formado junto a Tomás Boqué -productor de Tomi Porcelli y exbaterista de Sto Fue Tdo– y Luca Belotti. En este proyecto llamado Ts X, que describe como el más relevante de sus grupos, se apoyaban en la improvisación para combinar timbres electrónicos de sintetizadores con guitarras eléctricas, batería y trompeta. Este es uno de los ejes que atraviesa a su búsqueda más reciente, que trata de llegar, en sus propias palabras, a la “rareza” surgida de estos mestizajes.
Brainwaves, su disco debut bajo su nombre artístico, nació durante la pandemia y es un extensísimo trabajo que su compositor ideó como una obra pensada para meditar. Publicado en abril de 2020 de forma independiente, el álbum se integra por nueve tracks que totalizan más de cinco horas de música cercana al ambient y al drone, en muchas ocasiones integradas por largos sonidos y un desarrollo más bien lento y armonioso y, en otros momentos, por timbres vinculados a una meditación más pura como pueden ser cuencos tibetanos o instrumentos de cuerda hindúes.
Este disco también resuena con la filosofía que Noli sigue en su música, que tiene más que ver con una forma de terapia y menos con un deseo de hacer música para sí. El foco del artista, en sus palabras, está puesto en transmitir una sensación en particular más que otra cosa. En ese sentido, agrega que prefiere el uso de la cantidad justa de notas cargadas de emoción antes que el virtuosismo de la velocidad, por ejemplo. En el caso particular de Brainwaves, apeló a buscar cantar a través de la trompeta, su instrumento de cabecera, antes que usar letras. Según cuenta a Indie Hoy, últimamente incluso prefiere cantar sin idioma, con melodías en lenguajes inventados.
Un año más tarde, Noli volvió sobre algunos proyectos inconclusos para finalizarlos y así dar a luz a Ninfa -también producido por Tomás Boqué-, donde alcanza una forma más acabada al involucrar nociones derivadas del diseño sonoro. En este segundo álbum no se apega particularmente a ningún género, más bien explora en las posibilidades de combinar a través de un software de multipista. Conviven sin problemas baterías acústicas colindantes al jazz con sintetizadores ruidosos, un dub deforme de bajos estridentes, ritmos glitcheados impredecibles, trompetas reverberantes que parecen sacadas de un film noir y voces que no encajan en ningún idioma. De esta forma, cobra mucho sentido cuando se lo escucha hablar de algunas referencias como son Floating Points, Miles Davis y el propio Astor Piazzolla, músicos variados entre sí pero unidos por la combinación de instrumentos acústicos con sonidos electrónicos.
Otra influencia fuerte en el disco es lo que Noli describe como el “incómodo proceso” de mudarse de país, algo que lo marcó fuertemente. Se refiere a la migración como “un vaciamiento y una reconstrucción”, algo que le brindó la posibilidad de enfrentarse a nuevas posibilidades a la hora de crear y que espera profundizar en sus próximos lanzamientos, mencionando su afición por bandas que logran, disco a disco, mutar su sonido. Así, Lizzantino continuará esta búsqueda de espíritu inquieto que lo llevó de Mendoza a Mar del Plata, luego a Buenos Aires y por último a la ciudad de Nueva York, con un recorrido en músicas tan variadas como su propia vida.
Escuchá a Lizzantino en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).