Pareciera que la música electrónica siempre estuvo asociada con la cultura de baile. Las raves en los noventa sirvieron de hogar para la primera generación amante del éxtasis del movimiento, y en las décadas posteriores -hasta hoy- el boliche y las fiestas se volvieron los espacios de facto para escuchar a DJs y músicos electrónicos. Pero existieron y existen otros escenarios para esta música, en especial para aquellos artistas que dentro del género eligen abrirse hacia los caminos de la experimentación, el minimalismo y la abstracción. El argentino Matt Cianfo es uno de esos músicos, y un buscador incansable de esos espacios para la escena en Buenos Aires.
Matt dio sus primeros pasos en el universo de la electrónica en el instituto Escuela Sónica cuando tenía solo 15 años. “La primera clase fue una volada mental -recuerda en conversación con Indie Hoy-. Fue una demostración de cómo hacer música a partir del sonido de scratch de un vinilo. Quedé volado, no entendía cómo se podía hacer algo tan creativo en tan poco tiempo. Y desde ese momento me empecé a enganchar”. Así comenzó a estudiar las técnicas de DJ, pero también sobre la curaduría detrás de hacer una selección de canciones y el relato que se puede construir a través de esa selección.
“Lo que me pasó, y me sigue pasando, es que la música me acompañaba, me ayudaba a pensar -cuenta Matt-. Y por lo general me pasaba eso con música instrumental, música que me permitía bajar un cambio y estar en un espacio seguro. Puede haber caos alrededor, pero cuando escucho música el tiempo se para. Y empecé a querer llegar a ese punto de que alguien ponga mi música y de alguna manera no esté solo. Ese fue el disparador para decidir que podía estudiar cómo hacer mi propia música”.
Algunas de esas primeras incursiones se pueden encontrar en su Soundcloud. Muchas se tratan de demos que probablemente no difieran mucho de los primeros bocetos de otros estudiantes de música electrónica, pero otras -la mayoría- transmiten una atrapante sensación de contemplación e introspección, con largas melodías de sintetizador sobre colchones de efectos, grabaciones de campo y beats apenas insinuados.
Matt profundizó ese estilo en sus primeros discos, Ya es hora e It Was So Fast de 2019, que contienen algunas grabaciones de cuando todavía estudiaba en Sónica. Con el tiempo, su acercamiento a la composición se volvió menos estructurado, recurriendo a la improvisación para explorar una senda más sentimental.
“En ese momento necesitaba un medio de expresión -admite Matt-. No estaba muy bien emocionalmente y la música me dio esa posibilidad de expresarme en el momento, de tocar y de alguna manera decir lo que estoy sintiendo, a mí mismo o a otra persona. Eso me ayudó un montón”. De ese desahogo nació su tercer disco, Introvert Thoughts de 2020, integrado por solo un track de 10 minutos con un beat esquelético y teclados densos que trajeron un aire más oscuro a su sonido. Introvert Thoughts se volvería más tarde un alias para tocar en vivo y como DJ.
Quien ayudó a publicar los primeros discos de Matt fue Wilmer Murillo, músico y diseñador gráfico de Honduras que lleva desde 2016 publicando música ambient con sintetizadores modulares bajo el alias Almanacs. Se conocieron a través de Instagram y Soundcloud, cuando Murillo estaba empezando a crear una red de músicos latinoamericanos de drone, noise y ambient. Esa comunidad se convertiría en Templo Animal, sello discográfico que desde 2019 lleva publicado cerca de 30 discos y compilados, con ediciones en cassette y cd.
Matt también había estado buscando crear una comunidad propia, pero en Buenos Aires. Su paso por la carrera de Arte multimedial en la Universidad de las Artes le despertó una “curiosidad por querer conectar la música con diferentes ramas, como el diseño gráfico, el video y la fotografía”. En 2018 comenzó a trabajar en la producción detrás de ciclos de música en vivo y otras disciplinas como Inarte, y en poco tiempo creó el suyo propio. En noviembre de 2019 llegó la primera edición de Reflejos, ciclo que juntaba sobre el escenario a un músico electrónico con un VJ y que sirvió de plataforma para que una nueva gran camada de artistas emergentes pueda presentarse en vivo.
Reflejos siguió en forma de sets audiovisuales por streaming durante los meses de pandemia y, al volver los shows en vivo en la primavera de 2020, Matt también dio forma a The Journey You Never Had, su ciclo en la terraza del bar Rabia en Palermo dedicado a la música ambient. “Ambos ciclos surgen de una idea de generar un espacio que sentía que faltaba -cuenta-, y también de generar una comunidad”.
Journey había comenzado como un canal que buscaba combinar música y fotografía analógica, con una serie de tracks de un minuto -el máximo permitido de un reel de Instagram en ese momento- en las que un músico tenía que componer una pieza inspirada en la imagen de un fotógrafo. Esto llevó a Matt a pensar en la idea de crear tracks más breves, que sinteticen una historia y una emoción contenida en una corta duración. En un género musical que tiende a los tracks más largos para crear un ambiente con paciencia, él buscaría comunicar lo máximo posible en micro relatos, pequeñas piezas de síntesis emocional.
“Me parecía un desafío poder contar algo con sentido en tan poco tiempo, poder encapsular un momento -cuenta-. En los tracks que venía haciendo, la idea en sí era corta, después podía desarrollar la concentración emocional y musical para que dure tres minutos, pero el core, el núcleo, era un minuto y medio. Así que dejé de buscar alargar algo que decía lo necesario en un minuto. Y venía armando un disco así, ya tenía algunos temas, cuando veo que Lumtz sube una historia buscando lanzamientos”.
Es que a miles de kilómetros hacia el sur, en Bariloche, el músico Luciano Lamtzev había comenzado su propia plataforma de ambient, el sello Bruma del Sur. Matt y Lumtz se habían conocido a través de Templo Animal y comenzado una amistad virtual que llevó a que el cuarto disco de Matt, A Piece of My Heart, sea publicado en cassette por Bruma del Sur en octubre de 2020. “Fue emocionante porque me sentía alineado con la búsqueda de Lumtz y todo lo que hace con Bruma -cuenta Matt-. Es muy lindo cómo maneja todo, él es una referencia”.
A Piece of My Heart fue el último disco publicado hasta el momento por Matt, quien comenzaría a enfocar sus esfuerzos y creatividad en la producción y curaduría de ciclos, además de ayudar a artistas a publicar su música a través de Journey como sello discográfico digital. Durante los dos años que siguieron, creó los ciclos Volao de música house y Mind Collector de deep techno, mientras Reflejos y Journey se establecieron en el circuito local como los únicos ciclos en ese formato que mantuvieron una regularidad hasta su última edición a fines de 2022.
Ese verano, mientras se tomaba unos meses para recuperarse de una temporada agotadora y pensar en sus próximos pasos, Matt recibió la propuesta de unirse al equipo de Artlab, el galpón en Chacarita que se estaba transformando en un nuevo centro neuronal para la música electrónica, las artes visuales y la performance. Después de haber estado un año recorriendo la noche de la ciudad de punta a punta, Matt se había convertido en el productor con más experiencia para aportar su visión en un espacio que apuesta a cruzar a la electrónica con otras disciplinas, y Artlab sería el escenario perfecto para ampliar lo que había comenzado con los ciclos Reflejos y Journey.
Este año, los domingos en Artlab fueron hogar de dos nuevos ciclos con propuestas audiovisuales. Modular, producido por Matt y el artista visual Anormal, se enfoca en música electrónica experimental, mientras que Soundscape se adentra en el mundo del ambient. Sin embargo, el aire que se respira en estos ciclos es muy diferente del que se puede encontrar en las noches de Artlab más enfocadas al baile y las bandas en vivo. El piso de la sala principal -con su pantalla totémica y su imponente sonido- se llena de almohadones para sentarse y recostarse, y la escucha profunda reina en el ambiente.
“Se fue volviendo un nuevo punto de encuentro y un semillero para muchos artistas de la escena -cuenta Matt-. Al no haber tantos espacios, que Artlab apueste por algo así es súper especial, y más que mantenga una constancia de dos o tres veces al mes. Y pasan a artistas nuevos como Äili o América Analógica, como también gente que tiene su trayectoria, como Pablo Reche y Alan Courtis haciendo noise a pleno”.
La última edición de Modular fue en agosto, mientras que Soundscape se despide este domingo; ambos ciclos entrarán en una pausa mientras el equipo de Artlab se prepara para recibir la quinta edición de Mutek en Argentina. El prestigioso festival internacional que reúne música electrónica, vanguardia y tecnología fue un faro que inspiró a Matt cuando recién comenzaba a producir eventos, y formar parte de su próxima edición en Buenos Aires es mucho más que un sueño cumplido. De hecho, la primera vez que asistió a una edición del festival en 2017, se sintió más inspirado por la curaduría detrás de Mutek, y menos por la idea de estar sobre el escenario.
“Ya en ese momento tenía una visión de estar atrás de la gestión y no me miraba como el artista tocando ahí. Por eso creo que hay un patrón en por qué antes hacía música y por qué hoy produzco shows -concluye-. Es una necesidad de construir un espacio para sentirme cómodo, de crear algo para poder expresarme”.
Escuchá a Matt Cianfo en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).