Nafta es una banda particular desde todo punto de vista y escucha. La agrupación porteña, que comparte algunos integrantes con Militantes del Clímax, conjuga géneros como el R&B, el neo-soul y el soul clásico de una forma difícil de encontrar en la escena argentina. Después de tres años de sacar singles y sesiones en vivo, sacaron un álbum acompañado de una obra audiovisual que se complementa, integra y condice a la perfección con las canciones. El último rasgo que los hace particulares es la decisión de permanecer entre las sombras: en ninguna de sus redes se encuentran los nombres de lxs integrantes, y cuando se les pregunta al respecto su respuesta es “nos seduce el anonimato, vieja.” Inobjetable.
Si alguna vez alguien se preguntara cómo suena el neo-soul, uno bien podría hacerle escuchar “La carta”. El bajo en clave rítmica y melódica, la voz principal se desplaza con comodidad por la canción y unos sintetizadores ambientales redondean el mood epistolar del tema. El cambio de registro hacia uno más agudo para finalizar la canción es un recurso que Nafta utiliza para darle tintes más teatrales al asunto. Las canciones de su primer disco homónimo, grabado y mezclado por Jonathan Vainberg, cuentan vivencias muy particulares, transmitiendo una sensación de veracidad y sensibilidad muy tierna pero muy fuerte.
“Hubo un momento en que nos dimos cuenta que las canciones podían estar relacionadas entre sí y que más allá de que funcionen individualmente podían ser ante parte de algo mucho más grande,” cuenta la banda. “Esto a la vez nos facilitó a la hora de componer saber de qué hablar. Una solución a la famosa crisis del lienzo en blanco y las infinitas posibilidades a la hora de crear. Una vez que ya teníamos todos los temas, que representaban episodios de esta historia, los pusimos en el orden que considerábamos más conveniente e interesante para contarla, como una película.”
Es precisamente una película lo que nace del carácter episódico y narrativo de las canciones. Un video por tema, que pone en imágenes las ya de por sí muy visuales obras sonoras de Nafta, dándoles aún más vida, aún más sentimiento, aún más soul. La historia de lo que pareciera ser una mirada en retrospectiva de un hombre y una relación amorosa conflictiva por sus propios errores, toma forma a partir de la producción de FARDO Cinema, y siembra la duda sobre si Nafta es un álbum conceptual: “Lo del álbum conceptual no fue algo planeado de antemano, creo que hubiese sido imposible imaginar de cero lo que terminó siendo. La idea de la película es más bien el complemento que necesitaba el disco para completarse como una obra. Las escenas de cada tema ayudan a entender quién es él o la que está hablando y en qué momento. Las imágenes sintetizan lo que representa cada canción en la historia, acompañadas por la letra en forma de subtítulos para que no se escape ningún detalle.”
Algunos singles que salieron antes del disco, como “Unos días más”, ya contaban con sonidos ambiente que colocaban a la canción en un mood mucho más diegético, como si estuviésemos en una charla con un personaje que narra sus desventuras. La banda afirma que “fueron recursos para ayudar a ponernos en situación, un complemento para imaginarnos la escena.” Pero también consideran que funcionan a nivel musical, como cuando en “Unos días más” se escucha una servida de vino que “actúa como cortina en la transición de una parte del tema a la otra, o la inhalada de humo, o el ruido de la lata de cerveza. Todos están ahí cumpliendo una función clave.” Con una prosa que evoca una conversación pidiendo paciencia, el grupo porteño dibuja una canción que se sostiene a través del fraseo y un riff de piano que endulza las sensaciones amargas de la letra.
Uno de los puntos fuertes del sexteto porteño es la relegación de los talentos en pos de la canción. Cada integrante de la banda se desempeña formidablemente en su instrumento, pero ese virtuosismo no está por encima de lo que la canción necesita. Arreglos que están donde se los necesitan, armonías adecuadas para generar climas de intimidad o extroversión, tímidos o épicos, y siempre acertados. Las letras oscilan por el espacio que se encuentra entre la reflexión, lo introspectivo, y el deseo de sacarse de encima los asuntos que nos hacen dar vueltas en la cama, tomando una birra con un ser querido. El modo casi catártico en el que oscilan entre el canto y el rap para darle forma a esas letras emociona de una forma casi teatral, con esa característica que define al rap por antonomasia: la autoreferencia y la narración de las vivencias personales, todo en el velo del clima melancólico, taciturno y nocturno que le otorga el soul de la banda.
Como si de un grupo de trovadores de lo urbano se tratase, Nafta elige e importa los mejores elementos del soul estadounidense para convertirlos en algo nuevo. Se apropia de las letras confesionales, reivindica con elegancia el pequeño gusto en los fracasos y también celebra la experiencia generada a partir de ellos, en lo que bien podría ser una charla entre cigarrillos y cervezas retornables. Una combustión de energía, sensibilidad, talento y pasión: Nafta.
Nafta se presenta este viernes 1 de noviembre a las 20:30 h en Niceto Club (Niceto Vega 5510, CABA), entradas disponibles a través de Ticketek. Encontrá su música en todas las plataformas de streaming.