“Nunca habíamos tenido la intención de hacer pop”, explica el quinteto de músicos oriundo de Buenos Aires que cobró vida bajo el nombre de Videoclub. Cuando en 2021 la agrupación empezó a componer bajo ese nombre, sus integrantes supieron exactamente cuáles iban a ser los pilares de su identidad. Si bien Bruno Falzone, Joaquín Velázquez, Santiago Blanco, Lucas Piedimonte y Nicolás Lescano habían formado parte de otros proyectos en el pasado, su idea respecto a la incipiente conjunción de sus personalidades fue clara desde el principio.
“Videoclub hace música buena para gente que quiere escuchar música buena”, sintetizan los integrantes en conversación con Indie Hoy. Ese deseo de calidad asegurada en el producto final es el compromiso de los músicos para con ellos mismos, más allá de la potencial recepción del público sobre su obra. “Nosotros intentamos hacer un matrimonio entre lo que es un sonido musicalmente rico, donde hay gente que por ahí aprecia conceptos un poco más elaborados, y el hecho de que si alguien está pasando por algún lugar y suena algo de Videoclub, diga ‘¡qué buen groove!‘”.
Ahondando en ese espectro, el sonido de la banda atraviesa los terrenos del funk, el jazz, las baladas y el rock progresivo, a la vez que rescatan algo del pop de Michael Jackson y otro poco del romanticismo de Luis Miguel. Si la Alicia de Lewis Carroll escuchara a Videoclub, otros tantos guiños productos del deseo de la maravilla sonora son los pozos de conejo, el camino a un clima que se siente irrepetible, como si estuviese encapsulado herméticamente.
En ese paisaje, las influencias más directas de los integrantes abarcan desde el rock progresivo de Genesis hasta el jazz fusión de Casiopea y el soul de los brasileños Lincoln Olivetti y Robson Jorge. “Nacen todas a finales de los 70 y los 80 -explica la banda- Esa es, más o menos, la música que estamos plasmando y, bueno, dándole un giro a lo que se hace hoy”.
Ese giro se hace evidente en el encuentro entre un mapa auditivo complejo y los mensajes vanguardistas que arroja la lectura innovadora del presente. “Amor moderno” es el retrato de un vínculo intervenido por las nuevas formas del amor, “Rata” es una batalla monetaria siendo ganada por el egoísmo, “Cuentos de terror” es un puente que une al city pop con un groove pegajoso que esboza, entre acordes, al caos de un magnetismo maldito.
Esa versatilidad se refleja de forma vigorosa en su álbum debut titulado Videoclub, que la banda publicó en agosto y presentarán en vivo esta semana en Buenos Aires. “Todas pueden funcionar en situaciones distintas, ¿no? Porque hay temas para salir, para estar en la ruta, hay temas para estar bailando en una fiesta, temas para tirarse en la cama y llorar -afirma la banda-. Hay de todo. De ahí un poco sale el concepto del nombre, quizás, de que en un videoclub vas y tenés de todo para elegir. Si te gusta de esto tenés, si te gusta de aquello otro también tenés”.
El proceso creativo de Videoclub empieza, generalmente, como una “olla de composición” de la que el humor pareciera ser socio vitalicio. En el disco aparecen referencias ingeniosas a la cultura pop (“Ella es mi bebé de Yoly Bell” profesan en “Crazy Love“) hasta la satirización de hechos cotidianos escondidos en eufemismos (como queda demostrado en “Mamadou Empanaderie“: “Si mi destino está en el horno/ Siempre estoy para el bollo”). La agudeza de las letras no deja frentes descubiertos o, al menos, no intencionalmente.
La producción de este primer disco, grabado en el estudio Ideo de Buenos Aires junto a Pipe Guyot y masterizado por Nacho de la Riega, acompaña estas letras con una planificación metódica. Incorporando violas, trompetas, saxos, tenores, trombones y coros, Videoclub construye una escena sin cabos sueltos. Fresca, novedosa, popular y carismática.
La construcción de una obra “que sea accesible pero que también tenga su complejidad todo el tiempo” ubica a Videoclub en una posición ideal, en la que cada oyente puede obtener, como si de elegir un DVD se tratase, el pase libre a la aventura que quiere emprender. La musicalización de su propio pozo de conejo, el disfrute de la caída libre.
Escuchá a Videoclub en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).