En un país como Chile, donde el pop parece ser parte del folclore, el rol del productor musical es doblemente crucial. Además de los estribillos pegadizos, las decisiones formales y el uso brillante de los recursos que dejó la cátedra Max Martin en el universo de la música mainstream, el compañero creativo de un compositor nacido en las tierras de Violeta Parra ha de ser dueño de una sensibilidad particular, una que le permita trabajar siempre con la certeza de estar defendiendo la canción -esa guarida capaz de encender lugares secretos- y de traducirla a un lenguaje global sin perder su unicidad.
Yaima Cat es el alias de Alan Mc Donnell, músico y productor chileno que desde hace algunos años mantiene activo su home studio trabajando codo a codo con proyectos de la escena independiente local. Antes de instalarse en el barrio Bellas Artes de Santiago -y siendo un fan confeso de la música pop de fines de los años 90 y principios de los 2000-, el también compositor hizo una pasantía de un año en Warner/Atlantic, sello que le ayudó a dirigir su búsqueda creativa y al que llegó luego de cursar estudios de intercambio en el programa de piano y jazz de la Universidad de California.
“Warner/Atlantic es un lugar muy pop, muy enfocado en el Top 40 -cuenta en conversación con Indie Hoy-. Ahí aprendí mucho y conocí muchos productores, fue una súper escuela para mí, tanto de cosas técnicas, como de procesos, de flow creativo, de relación con los artistas. Otra cosa que aprendí mucho fue lo del bedroom producer, esa forma un poco más íntima, y más moderna quizá, de afrontar la producción. Volví a Chile con esa mochila, pensando que quiero trabajar en equipo, quiero trabajar íntimamente con los artistas, y quiero también seguir haciendo mis propias canciones”.
Uno de los primeros proyectos en los que se embarcó al volver a Chile fue en el segundo álbum de Rosario Alfonso, cantautora dedicada a la música de raíz latinoamericana con un enfoque alternativo. De canciones tristes y otras sutilezas (2022) es el trabajo que Yaima Cat menciona como el inicio de su autopercepción como productor, camino marcado por la compresión del lenguaje y universo del artista: de qué se trata este proyecto, dónde está el valor, cómo es la relación con la audiencia, dónde está el carácter.
En ese sentido, Alan reconoce no estar preocupado de estampar un sello o de generar una marca especialmente personal en la música de un otrx, sino más bien de encontrar la sensibilidad que distingue al proyecto y elevarla. “Estoy preocupado de que el proyecto funcione y de canalizar al artista -admite-. Naturalmente, hay ciertos colores o soluciones formales que me gustan y me cuesta escaparlas, aunque no sea una decisión activa elegirlas, pero me enfoco en pulir las canciones y sacar lo más interesante de ellas. Me gusta que lo que parece sencillo en las canciones esté pensado y tenga harto impacto”.
Simón Campusano -líder de la banda Niños del Cerro– es otro de los músicos que ha elegido a Yaima Cat como su partner creativo. En septiembre del año pasado, la dupla estrenó Sobre habitar la depresión intermedia, un EP con cinco canciones íntimas en las que la guitarra acústica con un sonido muy folk -característica de las composiciones de Campusano- se cruza con sintetizadores etéreos y arreglos hyperpop que evidencian la actitud propositiva de Mc Donnell, carácter que el productor considera clave a la hora de ejercer como productor de dormitorio. Un mes después, el dúo publicó Cinco relieves, un EP de lados B que reveló el otro costado de la experimentación en estudio del proyecto y que entregó paisajes expansivos que coquetean con la música electrónica y ambient.
El nuevo álbum del cantautor Seba Alfaro, a estrenarse a mediados de 2024, es uno de los últimos trabajos en los que Yaima Cat ha estado involucrado como productor. Poniendo el foco en cuestiones formales, arreglos y limpieza en cuanto a sonido, los adelantos que el compositor de San Antonio ha entregado hasta ahora –“Sudamérica suda”, “Lo que necesito”, “Ratas” y “Manso visto”– reflejan con claridad la búsqueda de Alan por llevar el llamado sonido indie -un poco crudo y desarmado- a un nivel más profesional y hi fi, sin por eso desatender la estética clásica y cool de uno de los cantautores DIY más queridos del circuito.
Por estos días, una de las apuestas que tiene más emocionado a Yaima Cat es su propio proyecto autoral, con el que está cultivando un EP que se titulará Las canciones que siempre quise hacer. De esta manera, busca entregarse a la oportunidad de colaborar con otros artistas desde un lugar más personal, un espacio en el que él también pone el boceto y expone sus propias emociones. Canciones con Bronko Yotte, Simón Campusano y Rosario Alfonso han adelantado parte del material discográfico que el productor pretende publicar a fines de abril de este año, un trabajo que pretende expandir la música alternativa chilena -históricamente tan melancólica e introspectiva- hacia un lugar más bailable y luminoso.
Sobre “Huracán” y “Pétalos”, los singles más recientes del proyecto, Yaima Cat comenta: “Cuando yo escribo, siempre lo hago desde una sensación. Para ‘Pétalos’, la sensación fue ‘todo se fue a la mierda’. Puede ser visto como ese momento de derrumbe de una relación de pareja, de un vínculo familiar, o de cualquier relación importante… Ese momento en que todo se termina y en el que también uno está cansado, sin ganas de seguir. Ese fue el código del tema, y eso lo compartí con el Simón y él escribió una letra súper poética ahí mismo en el estudio”.
“En el tema con Bronko fue distinta la dinámica -continúa Alan-, porque le mostré la canción con el coro hecho, y eso le gustó, ese coro fue el que quedó. El concepto de ‘Huracán’, la sensación, era como de estar en un lugar oscuro en tu vida, necesitando luz, y eso lo encuentras en el baile, en lo físico, en pasarla bien. Yo quiero hacer canciones que estén cerca del baile. Tiene un poco que ver con esto que me influenció, la música de fines de los 90, que es música que se baila, pero no necesariamente de baile, ¿se entiende? No sé, quizá esté 20 años tarde”.
Además de las colaboraciones mencionadas, Las canciones que siempre quise hacer contará con la participación de Niña Tormenta y tres artistas más que el autor aún no quiere revelar. A modo de cierre, y tras varias reflexiones sobre la pequeña pero prometedora industria musical chilena, concluye: “Yo creo que sí podemos levantar un proyecto acá, en Chile, que suene increíble. Yaima Cat tiene esa búsqueda técnica: quiero que sea fino, que suene bien. Este va a ser un disco con canciones lindas y bien pulidas”.
Escuchá a Yaima Cat en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).