Pocas veces un nuevo lanzamiento te viene como anillo al dedo para tu situación personal. Uno en épocas difíciles tiende a refugiarse en esos discos que marcaron nuestras vidas, ya sea para bien o para mal, pero que por alguna razón guarda con más recelo que los otros. Y pocas veces un disco sale en una fecha tan precisa de acuerdo a su contenido: “Bon Iver“, el homónimo disco del (ahora) grupo al mando de Justin Vernon se lanzó el 21 de junio, día que comienza el invierno. “Buen invierno” es la traducción del francés “Bon Iver“. Coincidencia? Obvio que no, más bien es curioso que en el hemisferio norte empiece el verano, se despache con este disco y tenga a todo el mundo enamorado.
Es el segundo disco en la carrera de este cantautor oriundo de Wisconsin. Su debut “For Emma, Forever Ago” fue muy celebrado entre la crítica y comenzó a generar adeptos de a poco, enamorando con su falsetto y sus canciones más bien simples, con letras hermosas. Leí por ahí palabras de algún fundamentalista de los primeros discos (que a veces tienen razón, otras no) que ahora Bon Iver ya no es lo que era, que este disco es una especie de “traición”. Son, lejos, las palabras más desacertadas que leí sobre esta obra. Lejos, lejos. El disco se convierte automáticamente en una obra maestra, en un clásico instantáneo por así decirlo. De entrada voy aclarando que no ponemos puntaje a los discos en este sitio, pero si éste fuera el caso, es un redondo y merecídisimo 10. Y espero poder poner en palabras lo que estas diez canciones me están generando.
Cronológicamente, los hechos se sucedieron así: escuchamos el primer adelanto, “Calgary“; a las pocas semanas el disco entero se leakea (de hecho se publicó aquí mismo), a lo que Justin Vernon responde con la divulgación de las letras oficiales del disco. En una entrevista dijo que lo hizo para que pudieran interpretar correctamente lo que oían, y no suban canciones a los bancos de letras con palabras erróneas. Lo amé, básicamente. Lo hizo a través del blog de su sello, Jagjaguwar, y fue lo más parecido a leer en el librito de un cd las letras. Muy lindo gesto.
Mientras eso sucedía, el “mito” crecía y se alimentaba: el chico hizo el disco en una cabaña en algún bosque perdido del norte de los Estados Unidos. “Se encerró, y cuando salió de repente todo fue hermoso” rezaba una review de este mismo disco. Si, el muchacho se había desahogado (en este sentido sigue la misma línea que su precesor, es un disco sobre pérdidas). Y bueno, también se habló mucho de su trabajo con Kanye West y GAYNGS, referentes del hip-hop, de los cuales se puede notar cierta influencia para este disco.
“Bon Iver” empieza con “Perth“, que va del silencio a una super orquesta de un momento a otro. Funciona como el puente entre aquél debut y su flamante segundo. En una entrevista, Justin contó que esta canción fue la primera que escribió para este disco, al poco tiempo de haber terminado “For Emma, Forever Ago” y que desde entonces supo que iba a ser la canción encargada de abrir su próximo disco. Y así fue. Un tema que sirve y funciona como introducción. Después si, comienza lo maravilloso: “Minnesotta, WI” (ah, me había olvidado de contarles que tiene muchos títulos con nombres de lugares, algunos reales, otros de ficción), tiene una intro un tanto funk, y es donde se nota esa “influencia” del hip-hop del que hablaban, nunca habíamos escuchado a Justin derramar tantas palabras en tan poco tiempo. Pero al momento del estribillo es donde esto quiebra y vuelve su falsetto al canto de “Never gonna break, never gonna break…”.
Corazones sensibles ojo que esto no es todo, sino que recién empieza: le sigue “Holocene” que abre con una melancólica “Someway, baby, it’s part of me, apart from me”. Y después confiesa que se dio cuenta que no era magnífico. Uno de los puntos más altos de todo el disco, una canción tan íntima, que suena tan personal y desgarradora que nos tiene conteniendo la respiración hasta que termina, cuando finalmente podemos hacer un suspiro. Alerta lágrimas fáciles. “Towers” es la cuarta canción que apela a ritmos más countries y amigables, pero sin dejar de lado, por supuesto, el espíritu de este disco: la tristeza. Cantando sobre lo que significa crecer de golpe, o no estar listo para “eso”, temática que retoma en el siguiente track, “Michicant“, en la que vuelve a partirnos el corazón con un comienzo bastante turbio: “I was unafraid, I was a boy, I was a tender age”, que termina siendo una canción sumamente opresiva, tajante, mágica, y por supuesto de desamor.
“Hinnom, TX” se encarga de promediar el disco, alejándose un poco del falsetto, para hacerlo en un estilo más de reverbs y efectos vocales. Le sigue “Wash.“, una canción sumamente evocativa, con promesas de por medio y la reivindicación al llanto. Después comienza la trilogía del final, que empieza con la que ya todos habíamos escuchado, “Calgary” (que además tiene un video muy muy loco e interesante), que ahora escuchándola en el disco entendemos de qué venía todo esto. Y quiebra con un final inesperado, más arriba y “agresivo”, para volver a terminar en esas líneas sencillas como “Open ears and open eyes” que guardan una magia tremenda en el modo que lo canta, y los últimos beats de batería que enlazan con “Lisbon, OH“, un tema instrumental que sirve de puente con el glorioso final de “Beth/Rest“, que suena muy extraño cuando apenas comienza porque si, no hay que negar que tiene un aire a esas canciones de adulto contemporáneas grabadas en los ’80. Y cierra el disco hablando del tipo de pérdida más doloroso, quizás, como lo es el de una persona querida. Justin vuelve a sonar en un tono desahogante, catártico, y aclara en el final que “this is axiom”, evidente, que no requiere de una verificación. Claro que no.
Se nota que Justin puso todo de sí en este trabajo, es uno de esos discos que te das cuenta que todo está sumamente acomodado, cada cosa donde tiene que estar y perfectamente dispuesto. Absolutamente nada dejado al azar, ni la fecha de lanzamiento. Por eso desmiento todas las tesis que erigieron los “fundamentalistas de los primeros discos”: Bon Iver evolucionó hacia un sonido mucho más maduro desde todo aspecto, no dejando de cautivar y poner la piel de gallina a más de uno, especialmente con su voz, que antes era sólo eso, su voz; pero ahora es utilizada como un instrumento más, y quien mejor que el mismo para controlarla.
Y decía que me venía bárbaro un disco así. Se leakeó durante una semana de crisis personal, emocional y con muchas nubes grises cuando mirabas para arriba. No voy a entrar en detalle de mis cosas personales, porque no estamos acá para eso, pero soy de esas personas autoexigentes y demandantes, que siempre quieren estar hasta en el más último detalle. Estaba triste. Venía caminando por la calle yendo al trabajo, con un par de gotas escarchándose en mis anteojos, y este disco en mis auriculares. Miraba el reloj y no me importaba llegar 15 minutos tarde al trabajo con tal de poder terminarlo. Me quedé sentado, vi varios autos pasar, pero el disco me cautivó. Algo de mi se había llevado. Y me sentía bien.
Bon Iver – Bon Iver
01. Perth
02. Minnesota, WI
03. Holocene
04. Towers
05. Michicant
06. Hinnom, TX
07. Wash.
08. Calgary
09. Lisbon, OH
10. Beth/Rest