En los primeros segundos de su esperado décimo disco, PJ Harvey irrumpe en la tranquilidad desempolvando una voz aguda que se estira, como buscando mantener una nota en el aire. La artista inglesa tiembla y nos enseña que I Inside the Old Year Dying, no va a ser un álbum más, sino un compendio singular de atmósferas, poesía y misticismo.
Sintetizadores acuosos, vagos golpes en la batería y letras contundentes abren el camino hacia “Autumn Term“, que quiebra la atmósfera hilvanada con cierta gracia, pero que es igual de precisa y singular. Un aura inquietante se mezcla con pequeños arreglos de guitarras alejadas, voces que navegan por la composición y armonizan junto a sonidos que emergen desde el fondo como gritos que parecen haber sido grabados en la puerta de un colegio.
“Lwonesome Tonight” va a la batalla con una percusión flaca y un arpegio folk junto a la todavía aguda voz de PJ que pregunta: “Are you Elvis? Are you God? Jesus sent to win my trust? ‘Love Me Tender’ are his words/ As I have loved you, so you must…”. Una vez más, la religiosidad circunda el universo de la cantautora. Le sigue “Seem an I“, donde luego de escuchar la voz pelada de PJ, como una niña a punto de dormirse, un pulso con sabor a jazz irrumpe en el ambiente.
Una sensación melancólica y lenta recorre las siguientes canciones, atravesado “The Nether-edge“, el single homónimo “I Inside the Old Year Dying” y alcanzando los talones de “All Souls“, que sirve a primera vista un interludio instrumental con tintes electrónicos y hasta tímidamente épicos, pero que a la mitad sorprende con la inusitada aparición de una voz que canta sobre el insomnio y la soledad.
Harvey traza un estilo estilo diferente al que venía acostumbrada y despliega una madurez poética que desfila entre el surrealismo, la mitología y las metáforas intranquilas. Se ha dicho que esta decisión por hacer un disco más atmosférico y meditativo ha sido porque la artista estuvo dedicando su tiempo creando bandas sonoras para películas y series de televisión. Pero estas elecciones instrumentales son la perfecta guardia para cantar sobre su infancia, sus entornos rurales y otras cuestiones personales.
Aunque no sea difícil trazar un paralelismo con sus anteriores trabajos, I Inside the Old Year Dying se siente como si hubiese tomado su discografía completa y haya decidido armar un nuevo rompecabezas con piezas de trabajos anteriores, algo usual en compositores que ya cuentan con una carrera longeva. Encontramos movimiento y narración incluso en los momentos más lentos del disco, otorgando espacio para que la precisión irradie fuerza sobre el espacio donde se desarrolla esta misa pagana. Es natural el desapego a las raíces y sería ingenuo esperar a que vuelvan los riffs pegajosos y la distorsión a la mesa organizada por la cantautora inglesa, y por más que estos aparezcan solamente sobre el final, es un gesto meditado que reafirma la idea de una artista que compone inspirada en su propio trabajo.
PJ ha declarado que este disco le ha tomado muchos años de trabajo ya que no encontraba la manera de darle forma. Flood y el John Parrish fueron quienes se encargaron de la producción, moldeando los sonidos de esta rara y gigantesca demostración de alguien que parece no agotar su creatividad.
“A Noiseless Noise“, el rock de vanguardia que rompe con esa quietud meditativa y atmosférica que se venía desarrollando ante nosotros, con un ritmo que se basa casi en su totalidad la batería de Parrish marcando el tiempo, el rasgueo de una guitarra junto a otra que se estremece intermitentemente mientras PJ nos despide cantando: “Just a noiseless noise, just a gawly girl, just a bogus boy”.
Escuchá I Inside the Old Year Dying de PJ Harvey en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).