Phasor, el octavo disco de Helado Negro, comienza con un homenaje. Lupe López fue una de las primeras mujeres involucradas en la fabricación de amplificadores eléctricos. En la década de 1950, era parte de una comunidad de ingenieros y manufactureros de origen latino que trabajaba en la fábrica de Leo Fender instalando transistores, resistencias y cables en los equipos musicales. En la misma época, la estadounidense Pauline Oliveros empezó a registrar sus piezas minimalistas en una grabadora de cinta muy primigenia y pronto se integraría al San Francisco Tape Music Center, donde se convirtió en una de las compositoras clave de música experimental y electrónica en Estados Unidos.
Ambas figuras inspiran la canción “LFO (Lupe Finds Oliveros)“, el primer single del álbum. Según el productor estadounidense de raíces ecuatorianas, Lupe y Pauline representan –cada una desde su vida y obra– a la vanguardia musical. La primera fue pionera en una industria que privilegiaba a los hombres, por lo que su aporte en la ingeniería de componentes musicales recién se ha reivindicado. Hoy, los amplificadores Fender que llevan su firma son muy buscados entre los coleccionistas.
Por su parte, Oliveros desarrolló la filosofía del deep listening, que promueve la apreciación musical a profundidad para obtener la calma espiritual, y lo hizo durante años sin el reconocimiento que tiene actualmente. Roberto Carlos Lange, el nombre detrás de Helado Negro, conectó ambas biografías en “LFO”, track que además establece la base musical del álbum: el pop de avanzada.
Phasor es un paso adelante en la propuesta sonora de Lange, quien en sus trabajos previos –los celebrados This Is How You Smile (2019) y Far In (2021)– apostó por la neopsicodelia y esa fusión que muchos denominaron indietrónica. En este nuevo disco, sin embargo, el músico ha acortado las brechas entre el pop digital de influencias latinas y el ambient orgánico.
Esta aproximación tiene sus orígenes en una visita que realizó en 2019 a la Universidad de Illinois Urbana-Champaign. Allí pudo utilizar el sintetizador Sal-Mar, desarrollado por Salvatore Martirano, que es capaz de crear infinitas secuencias a partir de osciladores analógicos y un viejo ordenador. Descubrir este complejo aparato fue el punto de partida para las nueve canciones del álbum.
De esta manera concibió el avant pop psicodélico que se luce en “LFO”, tema inicial de Phasor que incluye ritmos hipnóticos y secuencias que van construyendo diferentes capas de sonidos en el estéreo. Bajo una dinámica similar surge “Echo Tricks Me”, cuya percusión incesante y arpegios de guitarra acercan la propuesta al kosmische musik, mientras Lange canta desde el remanso musical.
Esta exploración electrónica toma nuevos matices en “Wish You Could Be Here”, donde se entrelazan beats y samples para dar forma a un IDM bastante atmosférico. Con menos revoluciones pero con las mismas intenciones nacen “Out There” y “Colores del mar” desde el sintetizador y con influencias de la música popular brasileña. Finalmente, Lange también le hace espacio al indie pop de manual para entregarnos las melodiosas “I Just Want To Wake Up With You” y “Best for You And Me”; un guiño al sonido de This Is How You Smile.
Helado Negro corrió el riesgo. Está claro que recurrir al pop menos bombástico y al electro que nunca revienta es un arma de doble filo: la gente puede escuchar tu música con la atención debida… o bien puede ponerla de fondo mientras continúa su vida.
Phasor se ubica en ese límite y, evidentemente, no busca ser un disco de constante escucha. Por el contrario, requiere de un momento adecuado para disfrutarlo, ya que se fundamenta en la meditación sónica, la búsqueda de lo elemental y la introspección. Lange ha definido a esta producción como “un abrazo que te va a sostener por mucho tiempo”. La pregunta es: ¿cuántos están dispuestos a recibir este abrazo envuelto en avant pop?
Escuchá Phasor de Helado Negro en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).