Durante los últimos tres años de espera, King Krule se resistió a claudicar frente a las reglas establecidas por el mundo de la virtualidad, del consumo efímero y la funcionalidad de la música. En varias entrevistas ha declarado la necesidad de tomarse un tiempo para crear un cuerpo consistente que soporte el paso ponderoso del tiempo.
Space Heavy, su cuarto disco, se presenta visualmente como un paisaje de tonos oscuros pero vibrantes. El arte de tapa creado por su hermano, el pintor Jack Marshall, muestra un monolito plantado en medio de un terreno rocoso y un planeta a lo lejos, de color violeta. En el video del single “Filmsier”, vemos el monolito atestiguar el paso de los cometas, naves y árboles, mientras una figura humana descansa en el remanso oscuro mientras el sol desaparece en el horizonte Finalmente aterrizamos en el lugar donde Archy Ivan Marshall siempre quiso estar: la luna. Las referencias lunares abundan en sus canciones desde su primer LP, 6 Feet Beneath the Moon, publicado en 2013 en la fecha de su cumpleaños número 19.
En entrevista para W Magazine, Krule se abrió acerca de temas como la paternidad, su carrera y la experimentación. Habló sobre el proceso de composición del disco, que consistía en pasar los días enteros fuera de su casa, merodeando los alrededores y luego, cuando la noche avanzaba hasta estremecerlo, retornaba al hogar para encerrarse durante las noches, que se volvían extensas como un suspiro de desesperación. La mitad del disco fue grabado en casa de su madre, en un pequeño dormitorio que solía ser un baño de servicio y que Archy confeccionó para que se volviera una guarida metalizada, mientras que la otra mitad fue en el estudio en Londres.
Ya es un clásico por parte de Marshall develar cuáles fueron los artistas y discos que escuchó durante el periodo de creación. 6 Feet Beneath the Moon fue producido cuando se suministraba de forma intravenosa toda la discografía de J Dilla; en The Ooz se encontró con el jazz, el trío de Bill Evans y el tono de la voz de Chet Baker; mientras que en Man Alive! fueron The Beatles quienes estuvieron dando vueltas en sus parlantes al igual que Jimi Hendrix y Dean Martin. Para este nuevo proyecto, se pasó el tiempo de forma fortuita escuchando Transa de Caetano Veloso, la música experimental para películas de Jonny Greenwood y discos de reggae steady. Space Heavy también absorbe los nuevos paisajes que transitó Krule, quien dividió su vida entre Londres, Liverpool y Warrington, donde se asentó con su pareja, la fotógrafa Charlote Patmore, y su hija Marina. Los trenes lo arroparon en todo momento, entre 2020 y 2022, y fueron el escenario donde comenzó a bocetar parte de las letras que luego aparecerían en el disco.
“Filmsier” abre el disco con un sintetizador que nos recibe inadvertido, como una tormenta de potencia a punto de desarmarse. Nos remontamos, gracias a esas guitarras por momentos arpegiadas y baterías que desaparecen y vuelven a encontrar su espacio en la canción, al “Alone, Omen 3” de Man Alive!, con un tempo que recuerda al hip-hop y es un guiño tanto a las influencias del británico como a sus primeros contactos con la música, que fueron por el lado del ritmo y la poesía. Esa tranquilidad hiriente se percibe en las voces, que coquetean con el subconsciente y las derivas permanentes hasta ser captadas con fuerza en el riff distorsionado y atrofiado de guitarra que nos presenta casi al final, como un caos desesperado por emerger de entre la comodidad subterránea. “No funciona”, canta Marshall: las cosas no parecen funcionar, la noche sangra, y el pecho vacío alberga los ojos de una amante a la vez que sostienen el peso del mundo.
En “Pink Shell” se descarga con arrepentimiento sobre la memoria, lamentándose por haber perdido y dado tanto por personas que terminaron siendo estúpidos sin remedio. Dispara contra alguien, a quien invita a depositar sus emociones en la tierra del fin de semana, cuando la noche llega y el sol dorado se esconde dentro de caparazones, perdiéndose de vista. Acá encontramos la primera muestra de esa inspiración en proyectos anteriores, una reminiscencia directa al periodo de 6 Feet Beneath the Moon, con un saxofón que remite al televisivo y contundente “A Lizard State“. Más adelante en el disco, “Hamburgerphobia” podría ser una continuación perfecta de “Foreign 2“, con su voz monótona, baterías muteadas y un bajo que parece encontrarse por fuera de la canción, empujando los sonidos y los destellos esporádicos de una guitarra distorsionada.
“Seaforth” lo encuentra volviendo a un tono más sensible, cayendo en un pozo onírico de guitarras reverberadas y coros estridentes. Los ataques planeados de un bajo denso y rumiante atrapan los sonidos y agregan coherencia al paisaje albañileado por Marshall, quien no estuvo solo a la hora de componer el disco. Lo acompañaron los miembros habituales del grupo, el argentino Ignacio Salvadores aka Gal Go, el guitarrista Jack Towell, George Bass en la batería y James Wilson en el bajo, al igual que la mano inconfundible del productor Dilip Harris. Quizás esta sea la muestra más clara de qué significa el pop para Marshall, una canción que parece ser un extraño extraterrestre dentro del cuerpo de obra de King Krule. Como también lo es “From the Swamp“, que abraza ese bajo espeso y ritmo inquieto de “Cellular” o “Comet Face“, pero termina sonando como un intento resguardado por encontrar esa oportunidad que lo posicione dentro del pop.
Y hablando de extraterrestres, nunca habíamos encontrado colaboraciones dentro de los discos de King Krule, siendo “Seagirl” la primera. Un ritmo alicaído, sintetizadores, rasgueos oscuros y la voz femenina de Raveena forman un océano interestelar al cual nos invitan estos casi cuatro minutos, donde los efectos de delay no son integrantes adicionales sino que sirven como parte de un fin. Esta atmósfera, este verdadero “espacio pesado” -que a esta altura ya es parte de la impronta de Krule-, no se asemeja al dream pop ni al shoegaze y es complejo encontrarle antecedentes en la historia reciente de la música. También aparece en “That is My Life, That is Yours“, aunque sin repetir los recursos anteriores y en cambio se sostiene en baterías distantes y un saxo esquizofrénico.
“When Vanishing” es la clara muestra de que estuvo escuchando a Caetano. En la versión en vivo nos encontramos con una bossa nova, pero la versión de estudio asusta al incorporar arreglos de orquesta, junto al característico punteo de guitarras y saxos ambientales. El resultado es un interludio original, pero que no encuentra su lugar dentro del disco. Quizás hubiese funcionado bien como parte de un proyecto distinto, pero en el universo sideral de Space Heavy se encuentra incómodo, aunque fascinante. Las baladas que había instalado en Man Alive! con “Perfecto miserable” vuelven a aparecer en canciones como “Tortoise of Independency” y “Our Vacuum”. La guitarra se sumerge en un sauce de efectos que terminan por sonar acuosos e inertes, atrapados dentro del lapso temporal de la canción, donde siempre parece estar a punto de estallar sobre el final, pero se queda estático en su lugar, dentro del molde (aunque en las versiones en vivo esperaremos que suceda ese repetido estallido que ocurre en casi todas sus canciones).
A pesar de haber dialogado con la esperanza y la luminosidad, y tratar al odio y la angustia como pasajeras olvidadas y desinteresadas, Marshall decidió retomar aquellos temas que tanto lo alentaron a crear grandes composiciones cargadas de poesía surrealista que remiten al poeta W. H. Auden. Space Heavy amalgama la visión del artista británico, y esta parece estar en constante conflicto, luchando contra la oscuridad a pesar de que la luz se empecine en entrar por la ventana. Es un disco endogámico que bien parece estar inspirado en el estilo de King Krule y sus anteriores proyectos, pasado por alto por muchos pero adorada por tantos otros que devoran hasta el último material que encuentran perdido en la web sobre el oscuro compositor británico, y que incluso ostenta con tener un sub Reddit a su nombre donde la gente discute sobre sus pedales de efecto. No defrauda, incluso en sus experimentaciones más subliminales donde los sonidos se pierden y se despegan de la canción, como en “If Only It Was Warmth“. Un lugar diseñado para perderse, para sentir la desconexión y la atmósfera como un rudimentario artefacto endeble que intenta atrapar las cosas que inevitablemente se le escapan de las manos, temerosas y lastimadas como su voz.
Escuchá Space Heavy en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).