Joanna Newsom obtuvo notoriedad en la consciencia popular a mediados de los ’00 por aparecerse como una figura tan talentosa como anacrónica: una arpista que hacía uso de su clásico instrumento para grabar sesiones orquestales de diez minutos, sobre las cuales flotaban cuentos acerca de la vida de Lola Montez, o de osos explotados por crueles monos patriarcales. Tal idiosincrasia pavimentó su camino hacia una reputación de estrella para la escena independiente, alguien capaz de tomarse varios años entre discos con la certeza de que sus seguidores la aguardarán fidedignos. Desde Have One on Me (2010), pasó un lustro en cuyo intersticio Newsom tuvo apariciones en Portlandia, se casó con el comediante Andy Samberg y hasta actuó para la deidad cinematográfica Paul Thomas Anderson. Semejante espera hace del lanzamiento de Divers (vía Drag City) todo un evento.
Divers es el cuarto álbum de estudio de Joanna Newsom, y puede mostrarse algo anómalo. Have One on Me fue una obra maestra gigantesca que detallaba la ruptura de una relación extendiéndose a lo largo de tres discos y dos horas. Teniendo esto en consideración, era aun así más abordable que su predecesor, Ys (2006), una suite de cinco canciones cuyas duraciones oscilaban entre los siete y los diecisiete minutos, y cuyos arreglos orquestales venían de la mano de Van Dyke Parks. En este contexto, llega Divers: un LP de… ¿Once temas y cincuenta minutos en total? Es fácil trazar acá un paralelismo con otro prodigio folk de su generación: tanto Newsom como Sufjan Stevens tuvieron regresos aclamados este año, en los que retornaron a formas más simples tras experimentar en sus logros colosales del 2010. Comparativamente, la escala de Divers y Carrie & Lowell (la elegía de Stevens a su madre biológica) simularía ser mucho menor que la de lo inmediatamente precedente, pero una escucha atenta revelará que son precisamente igual de increíbles.
Musicalmente, Divers aglutina, sintetiza y perfecciona todos los sonidos y estilos que la narradora de Inherent Vice ya ha bordado anteriormente, pero manteniendo firmemente una cohesión e identidad propia: es una celebración de todo lo que hace a Joanna Newsom maravillosa. Su acotada duración le agrega más dinamismo, vitalidad y enfoque que nunca, pero también se priorizó el aspecto melódico, lo que culminó en que el material nuevo sea el más accesible que la californiana alguna vez sacó. El equipo de colaboradores en arreglos es extenso: Noah Georgeson co-produjo con Joanna, pero también dieron el presente el compositor Nico Muhly, el influyente Steve Albini y hasta Dave Longstreth de los Dirty Projectors. Como si eso fuese poco, además la soprano se equipó para la ocasión de un arsenal de instrumentos abundante, sumándole clavicordios, percusión, guitarras, una orquesta de vientos, teclados, sintetizadores como un Mellotron y hasta matices electrónicos a su fórmula familiar de arpa/piano/cuerdas. Su técnica presentó mejoras, evidenciando una destreza en las teclas desconocida; y hasta su voz (capaz tanto de alcanzar notas altísimas y un vibrato icónico como de dividir a su público casual) jamás estuvo tan pulida y trabajada. Hay un obvio legado del folk celta, el barroco y la tradición africana, a la cual Newsom le debe su característica técnica polirrítmica: estas melodías son tan laberínticas que es imposible no perderse en las piruetas de arpa y las madrigueras sónicas.
Pero el léxico de la artista refleja el nivel de sofisticación de la instrumentación, y si bien lo nuevo de Joanna puede aparentar simpleza, temáticamente es lo más denso y profundo que escribió. Divers es un álbum conceptual que trata, en sus palabras, sobre “lo que está disponible para nosotros como parte de la experiencia humana que no está sujeto a la soberanía del tiempo”. La temática central es el tiempo – desde el tiempo histórico y el espacio-tiempo einsteiniano hasta la duración de una vida individual –, y sus efectos sobre toda dimensión de la vida que es sensible a él. Estas meditaciones universales sobre la mortalidad fueron detonadas de un lugar tan personal como el nuevo matrimonio de Newsom: con él, ella invitó la muerte a su vida, ya que “ahora hay alguien a quien no soportaría perder”. A pesar de esto, las composiciones están veladas por letras poéticas, encriptadas y maravillosas, cuyas narrativas funcionan en conjunto como una antología de cuentos cortos que toman de lo microscópico para hablar de lo macroscópico; que circunnavegan las mismas ideas desde distintos lugares, sean lugares literarios o realistas, autobiográficos o ficticios.
El primer adelanto, la bella Sapokanikan, ejemplifica esto a la perfección. Lidia con el olvido y la obsolescencia de las voces individuales ignoradas por Cronos, ilustradas a través de una lección de historia de Manhattan: el título alude a una aldea Lenape del siglo XVII, que hoy yace junto a 20,000 cuerpos debajo del arco de Washington Square Park, y que es equiparada a los poemas “Ozymandias” de Percy Shelley y Horace Smith, donde la estatua de un faraón egipcio enterrada en la arena simboliza la fragilidad de los legados en apariencia más duraderos. En Leaving the City, Newsom canaliza simultáneamente a Ingmar Bergman y Kate Bush para relatar sobre una pareja que abandona la ciudad y se va a vivir al campo en busca de un nuevo comienzo, ignorando las condiciones hostiles que ahí residen (los violentos estribillos golpeando con la intensidad de las ventiscas del solsticio invernal que describen). Es una de muchas alusiones a Nueva York, en un LP constantemente atravesado por una dicotomía dialéctica entre la costa este y oeste de Estados Unidos. La divertida Goose Eggs, alterna entre claves y teclados a medida que habla del influjo del tiempo sobre una amistad que se distanció con la mudanza de Joanna a California, asimilada a la migración eterna de los gansos. El track homónimo está situado a mitad de camino, y es una rapsodia oceánica de siete minutos, donde se da un vaivén entre preciosos arpegios de harpa y teclas, mientras el tiempo hace lo suyo sobre una relación amorosa.
Hay una sucesión narrativa para trazar a lo largo de Divers, que se inicia con el bello opener Anecdotes, donde líneas melódicas interactúan entre el arpa y el piano, sumando ornamentación en el camino. Anecdotes abre con una escena militar, donde metáforas ornitológicas igualan a soldados con pájaros chotacabras, por la sensación de libertad que emanan sus vuelos. Otro highlight llega con Waltz of the 101st Lightborne, una balada sci-fi tan surreal como emotiva, donde los soldados de Anecdotes se encuentran en una Guerra Mundial contra el tiempo, buscando atravesarlo para colonizar posiciones alternativas en el multiverso y así conquistarlo en todas sus direcciones. El cierre Time, as a Symptom, reanuda el ciclo. Tras un climax instrumental interpretado por la Orquesta Filarmónica de Praga y arreglado por Dave Longstreth, la cantautora busca vencer las nociones de tiempo y muerte de una vez por todas. Tras imperar trascendencia en los momentos finales, su última palabra es interrumpida, dejando al oyente un perdido “trans”. “Sending” es la primera palabra de Divers, alcanzando así un efecto de loop infinito (debido a Finnegans Wake de James Joyce), intensificado por el hecho de que el álbum hasta “comienza” y “finaliza” con los mismos pájaros cantando, incluso la misma nota, sugiriendo renacimiento. Este meta-lenguaje que rompe con la idea de temporalidad sólo es acentuado por una secuenciación que parecería estar estructurada como un quiasmo: el centerpiece epónimo está rodeado de dos intervalos (The Things I Say y Same Old Man, pieza tradicional a la que la oriunda de Nevada City conoció por Karen Dalton); tanto Sapokanikan (la segunda canción) como la desnuda A Pin-Light Bent (la penúltima) describen víctimas que caen de aviones; y esos son apenas dos ejemplos. “Time moves both ways”, es el postulado que Newsom entona.
La conclusión que saca la multi instrumentalista del recorrido es que el “tiempo es un síntoma del amor” y no viceversa; y finalmente se concilia con la finitud de la vida aceptando la celebración de la existencia y todo lo que se pueda lograr dentro de sus confines. Divers es el mejor disco de su artista. Puede tratarse sobre la crueldad del tiempo, pero Joanna Newsom no tiene nada que temer al olvido: ella es un tesoro completamente atemporal.
Joanna Newsom – Divers
1. Anecdotes
2. Sapokanikan
3. Leaving the City
4. Goose Eggs
5. Waltz of the 101st Lightborne
6. The Things I Say
7. Divers
8. Same Old Man
9. You Will Not Take My Heart Alive
10. A Pin-Light Bent
11. Time, As a Symptom