Ni bien se anunció el lanzamiento de Salad Days, la prensa internacional comenzó a hablar de la madurez de Mac DeMarco. Pero cuesta creerlo. Hace dos años, el canadiense se encontraba muy tranquilo en Montreal, haciendo shows para no más de doscientas personas. Unos meses después, está asentado en Brooklyn con su novia de toda la vida, tras un extenuante tour mundial que incluyeron estadios por telonear a Phoenix. Con sus 23 años, a DeMarco parece encantarle la fama: no deja de sonreír, pero tampoco de hacer las mismas boludeces de adolescente que hacía dos años atrás.
Eso no quita el hecho de que Salad Days sea su disco más personal, según él mismo. En ese punto sí tiene razón, y si él lo dice, no nos queda más que creerle. Desde que lanzó su disco-bisagra 2, muchos lo han comparado con Jonathan Richman, quizás uno de los personajes más outsiders dentro del mundo outsider. Quizás la comparación llegó después de que el mismo DeMarco (cuyo nombre real es Vernor Winfield McBriare Smith IV) haga un cover de él en vivo, pero efectivamente hay una línea comparable con el líder de los Modern Lovers: la manera de contar las historias y de musicalizarlas. Para Salad Days, DeMarco fue firme y retó a su costado de compositor: no quería seguir escribiendo canciones que no sean de nada, o ambiguas. Convencido de que hacer canciones más “negativas” iba a ahuyentar a un par de seguidores, no le importó mucho y en su estudio de Brooklyn se encerró a componer y grabar todos los instrumentos de éste, su tercer disco de estudio.
Salad Days es, efectivamente, mucho más relajado que 2, un disco que fue catalogado por cientos de miles como un disco “para escuchar fumado” y no precisamente Viceroys. Salad Days continúa la búsqueda musical pero de una manera más tranquila y sin apuros. Mac DeMarco expone su costado más personal en estas once canciones, de las cuales tres son para (o sobre) su novia Kiki. Su irreverencia sigue firme. Por más que se cansen de tildarlo como más “maduro”, esa irreverencia fue un factor clave para su rápido ascenso: mientras la mayoría de los músicos están preocupados por su imagen (también de su sonido, sí), a Mac no le importa absolutamente nada y no tiene problema alguno en confesar que lo que más anhela es un cambio de sexo, o de refregar sus genitales (!) en pleno show (los que estuvieron en Vorterix hace unas semanas, sabrán). Esto no quiere decir que no tenga una estética y que no la cuide, pero es justamente ese lado jovial de la juventud el que DeMarco lleva como bandera. Y así, se convierte en un nuevo ídolo adolescente americano, criado con shows de Nickelodeon.
Todo el mood de fin de verano es fácil de sentir mientras se escucha Salad Days. Su fórmula de canción de tres minutos facilita la instantaneidad y canciones como “Salad Days”, “Blue Boy” o “Goodbye Weekend” nos muestran a un cantautor joven hablando sobre el apogeo de su juventud al mismo tiempo que se dirige al próximo paso en su vida. Así, “Let My Baby Stay” es nada más ni nada menos que una canción sobre su novia Kiki, quien técnicamente es una inmigrante ilegal en los Estados Unidos y quiere que la dejen permanecer en el país. En “Chamber of Reflection” (su favorita del disco) se anima a otro ritmo para cantar una canción inspirada en los masones. Cierra este LP la instrumental “Jonny’s Odissey”, a la que le agrega un “see you soon” en los últimos 5 segundos a modo de despedida.
Quizás no sea fin de verano el mood presente, si no el fin de una juventud de tipo no-me-importa-nada para ir pasando lentamente a un principio de adultez. Para eso tendremos que esperar a un próximo material, porque DeMarco hace eso: va documentando su vida en canciones.
Mac DeMarco – Salad Days
2014 – Captured Tracks
01. Salad Days
02. Blue Boy
03. Brother
04. Let Her Go
05. Goodbye Weekend
06. Let My Baby Stay
07. Passing Out Pieces
08. Treat Her Better
09. Chamber of Reflection
10. Go Easy
11. Johnny’s Odyssey