Con McCartney III vuelve a comprobarse la hipótesis según la cual Paul suele funcionar mejor en circunstancias adversas. Allí están su primer trabajo solista (lo grabó borracho y deprimido en medio de la traumática separación de los Beatles), Band on the Run (o “Cómo grabar un disco en Nigeria en los setenta y no morir en el intento”) y Chaos and Creation in the Backyard (en lucha cuerpo a cuerpo con el productor Nigel Godrich). En este caso, el enemigo es el COVID que lo llevó a suspender sus planes de tocar en vivo y lo hizo permanecer encerrado cuidando a su nietos. Pero claro, el viejo Paul no se quedó quieto y se puso a completar la trilogía de discos en la que toca prácticamente todo.
Si bien este álbum es parte de esa triada de discos que llevan su apellido como título, McCartney III encuentra reales puntos de contacto con el despreocupado y maravilloso McCartney (1970) y con Ram (1971), uno de los puntos más altos de su carrera solista. No tanto con McCartney II (1980), aquella aventura un tanto fallida en la que Paul demostraba su momentánea fascinación con los sintetizadores y las máquinas de ritmo a principios de la década de los ochenta. La conexión con Ram se siente en los momentos más rockeros de ambos discos, y en su estilo muy único de tocar la batería y la guitarra. Incluso hay coincidencias de estructura entre los antiguos soft rock setentosos como “3 Legs” e “Eat at Home”, y las recientes “Lavatory Lil” y “Slidin’“.
Sabemos que Macca es uno de los compositores más importantes de la historia de la música, pero que bordeando los ochenta años saque un disco que incluye algunas canciones que podrían entrar directo a su top ten solista, es casi un milagro. Ya el comienzo con “Long Tailed Winter Bird” anuncia que la cosa va en serio: un motivo bellísimo de guitarra acústica va creando un groove psicodélico e imparable con unos pocos cantos mántricos en el medio, y la sensación ya de arranque es que Paul hace lo que quiere y no sigue las leyes de moda del mercado musical. Lo mismo ocurre en los ocho minutos de la imponente “Deep Deep Feeling”, una travesía oscura y dramática que se desarrolla lentamente y recuerda a los climas enrarecidos de los últimos discos de Radiohead. En cambio, “Find My Way” muestra su lado más liviano y termina por volverse querible, similar a lo que pasa con su típica balada folk “The Kiss of Venus”.
Pero lo mejor llega cuando el genio se lanza a experimentar. En la bellísima “Women and Wives”, su voz cascada y grave de la vejez lejos de ser un problema se vuelve un recurso que le da más dramatismo a una canción acerca del paso del tiempo que recuerda a esas canciones que Coldplay ya no compone. En “Slidin’” entrega un riff de guitarra eléctrica rockero setentoso que haría palidecer a los Arctic Monkeys de Suck it and See. Pero el plato fuerte es “Deep Down” un temazo pegadizo y nocturno con una base machacante y un teclado sombrío, una suerte de funk canchero melancólico a lo Gorillaz en el que Paul vuelve a firmar una canción de esas que van a permanecer a través del tiempo. Tal como pasará con su nombre.
Paul McCartney – McCartney III
2020 – Capitol
01. Long Tailed Winter Bird
02. Find My Way
03. Pretty Boys
04. Women and Wives
05. Lavatory Lil
06. Deep Deep Feeling
07. Slidin’
08. The Kiss of Venus
09. Seize the Day
10. Deep Down
11. Winter Bird / When Winter Comes
Disponible en Spotify y Apple Music.