A lo largo de su carrera, Phoebe Bridgers mostró diferentes facetas de su personalidad a través de proyectos como Boygenius, en el cual está acompañada de Julien Baker y Lucy Dacus, y Better Oblivion Community Center con Conor Oberst. Pero su carrera solista comenzó con su primer disco, Stranger in the Alps (2017), donde incluía una canción sobre su relación con Ryan Adams y los abusos que vivió en ella. Ahora, la artista de folk alternativo regresa con Punisher, un LP autobiográfico que funciona como otra pieza en el rompecabezas de Bridgers.
Esta colección de recuerdos inicia con “DVD Menu”, donde podemos escuchar cuál es la tonalidad que desarrollará y nos hace sentir vacíos como si estuviéramos en una especie de limbo para luego entrar a esta realidad con “Garden Song”, que nos permite imaginar cómo sería cumplir todos nuestros sueños y que la vida se torne en felicidad pura. Allí aparece su primer colaborador y el mánager de su gira, Jeroen Vrijhoef, quien actúa como su voz de sombra y ayuda a darle profundidad, ese sonido oscuro que la caracteriza.
En cambio, “Kyoto” nos muestra una faceta distinta de Bridgers, como si formara parte del soundtrack de una película de coming-of-age. La canción trata sobre la relación con su padre y el aceptar que a pesar de que no nos llevemos bien con alguien, podemos estar en paz con eso. Esta es una de las pruebas de su inspiración en la prosa de la periodista estadounidense Joan Didion —conocida por sus ensayos donde describe a profundidad las escenas que menciona—, una referencia recurrente en el disco.
Es que Bridgers es conocida por no esconder sus influencias a la hora de crear, y Elliott Smith es la principal en Punisher. En la canción que da nombre al álbum, lo describe como un modelo a seguir y narra lo que piensa que hubiese sucedido si lo hubiera conocido.
Usando la metáfora de la Noche de Brujas, “Halloween” plantea una relación que está a punto de terminar, pero que ella no puede dejar ir. Esta sensación triste y siniestra continúa con “Chinese Satellite”, que trata sobre el deseo que tiene Bridgers como atea de creer en alguien y de tener fe en algo. Sin embargo, el dúo más desolador es el de “Moon Song” y “Savior Complex”, canciones acerca de la necesidad de validación constante de personas que no merecen nuestro amor. También, la de querer cambiar o “salvar” a quienes que nos rodean de ellos mismos y de sus adicciones.
La narrativa comienza a cambiar en “I See You”, el momento más fuerte del disco. Allí Bridgers canta sobre su ruptura con su baterista, Marshall Vore, y sobre cómo la depresión puede hacer que las cosas más maravillosas terminen de la peor manera. En “Graceland Too” colabora con sus compañeras de Boygenius para contar la cinemática historia de una mujer que desea lograr su sueño de ser música, posiblemente sea el relato de la vida de Bridgers con algunos ajustes. Para concluir la travesía, “I Know the End” nos da a entender que todo tiene su final. Es una pieza de dos partes que termina con gritos llenos de esperanza haciendo referencia a una catarsis.
A través de historias y metáforas que simulan estar en un sueño dentro de otro y de otro más, Punisher llega hasta lo más hondo de nuestro inconsciente. Sus canciones tratan temas con los que todos nos podemos relacionar, como estar obsesionados con nuestros ídolos, ser incondicional con alguien que no nos valora y desear con todo nuestro ser que nos quieran. Al final del día, somos punishers, amantes, corazones rotos y llenos de fantasías que intentan encontrarle significado a la pregunta de por qué estamos aquí y eso es lo que nos une. El disco de Phoebe Bridgers nos conecta y refleja lo que podemos esperar en nuestro futuro compartido como adultos incomprendidos.
Phoebe Bridgers – Punisher
2020 – Dead Oceans
01. DVD Menu
02. Garden Song
03. Kyoto
04. Punisher
05. Halloween
06. Chinese Satellite
07. Moon Song
08. Savior Complex
09. ICU
10. Graceland Too
11. I Know The End